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Zhoukoudian (II)

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos

Las noticias sobre los descubrimientos en el yacimiento chino de Zhoukoudian fueron llegando poco a poco a los congresos científicos que se celebraban en Europa. Los fósiles humanos atrajeron la atención de reputados científicos como PierreTeilhard de Chardin y Franz Weidenreich. En aquellos años era todavía muy difícil interpretar los escasos hallazgos de fósiles humanos. Faltaban conocimientos en paleontología y geología y las técnicas de datación estaban aún por desarrollarse. Pero los cráneos humanos y los fósiles de otros mamíferos encontrados en Zhoukoudian eran sin duda muy primitivos.

En 1929, la dirección arqueológica del yacimiento pasó a manos de Yang Zhongjian y de Pei Wenzhong, a los que luego se sumaría Jia Lanpo. Los fósiles humanos de Zhoukoudian tenían rasgos en común con la calota craneana encontrada a finales del siglo XIX por Eugène Dubois en la Isla de Java, pero también había diferencias observables a simple vista. De ahí que la numerosa colección de Sinanthropus pekinensis obtenida mediante excavaciones controladas en Zhoukoudian se convirtiera en foco de atención durante años, en detrimento del cuestionado Pithecanthropus erectus de Dubois. Sin embargo, años más tarde, todos los fósiles pleistocenos de China y de Java fueron incluidos en la misma especie Homo erectus, atendiendo al criterio de prioridad del nombre acuñado por Dubois.

Las excavaciones de Zhoukoudian terminaron en 1937. En muy pocos años, utilizando picos y palas, se extrajeron centenares de toneladas de sedimentos de algunas de las cuevas de la Colina del Hueso de Dragón. La cueva principal, de casi treinta metros de profundidad, quedó prácticamente vacía. El autobús que nos llevó de excursión al yacimiento hubiera podido aparcar en su interior sin mayores problema. No es cuestión de criticar ahora el método arqueológico totalmente destructivo usado en aquellos años, que eliminaba más del 90% de la información. Nuestros colegas del siglo XXII criticarían del mismo modo nuestro lento y metódico sistema actual.

Pero lo más triste de esta historia fue la pérdida casi completa de los fósiles obtenidos en Zhoukoudian durante la Segunda Guerra Mundial. Nadie sabe a ciencia cierta que sucedió con el cargamento de fósiles que el Gobierno chino trató de poner a salvo en EEUU ante la invasión japonesa. Apenas nos han quedado las descripciones de los fósiles, algunas fotografías, unos dibujos tal vez subjetivados por las licencias del artista y unas réplicas en escayola de escasa calidad. Por fortuna, China es un país enorme, con innumerables yacimientos, que seguirá ofreciendo datos esenciales para conocer la primera expansión de los homininos fuera de África.

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