Ciudadano autosuficiente

El ciudadano resiliente

El ciudadano resiliente

Hace unos pocos años, los que querían cuidar el Planeta y ser ecológicos eran cuatro locos con un punto de pijos. Ahora somos muchos más, y lo que queremos es adaptarnos y hacernos más fuertes ante un mundo cambiante y a veces amenazador. Por ejemplo, las condiciones meteorológicas extremas son cada vez más frecuentes y costosas. La respuesta mundial a este cambio climático potencialmente devastador es dejar de usar combustibles fósiles. Pero hay que hacer mucho más que instalar molinos eólicos y placas solares. Tendremos que cambiar nuestra manera de consumir energía, adaptarnos a un mundo donde la energía ya no se puede derrochar. Y eso no trata únicamente de apagar la luz cuando salimos de una habitación, sino de muchas más cosas que afectan a nuestro estilo de vida: nuestro consumo de carne, cómo utilizamos y desechamos los materiales, qué hacemos con el agua. Vamos a ver siete habilidades que nos harán mucho más resilientes frente a este mundo cambiante.

1. Saber cocinar
Y en general saber cosas sobre los alimentos, no limitarnos a colocar una bandeja de plástico en el interior del microondas. Esta habilidad nos permite elegir buena comida a buen precio, evitar toda clase de elementos extraños e indeseables en ella (como los aditivos innecesarios) y disfrutar del arte de la cocina. Incluso podemos aprender a fabricar nuestros propios alimentos (pan, yogur, mermelada, cerveza y muchos más).

2. Participar en redes de compra y uso colectivo
Es algo que ya hacemos cuando le pedimos prestada la taladradora al vecino o la furgoneta a un amigo para hacer una mudanza. Aproximadamente un tercio de las cosas que compramos termina cogiendo polvo en el fondo de un armario. Últimamente podemos usar nuestro  smartphone para alquilar, pedir prestado, vender y comprar objetos de segunda mano en apps especializadas. También podemos participar en grupos de compra y uso colectivo, que abarcan casi cualquier cosa: alimentos, vivienda, vacaciones, energía, transporte y mucho más.

3. Transporte autónomo
Consiste en conservar cierta capacidad de movimiento sin depender del coche privado o incluso de la red de transporte público. Eso se puede conseguir muy fácilmente usando la bicicleta (para trayectos de algunas decenas de km) o incluso caminando (para trayectos de menos de 4 km). No es ninguna perogrullada: hay infinidad de personas que usan el coche o el autobús en trayectos de poco más de un kilómetro, que harían cómodamente a pie en menos de un cuarto de hora. Otra manera de autonomizarnos en el transporte es desconectarnos de la red de abastecimiento de combustible fósil (gasolina o gasoil) usando un vehículo eléctrico.

4. Habilidades bricoleras
Hay manitas y hay manazas. Algunas personas tienen una gran habilidad para reparar, reutilizar y dar nueva vida a los objetos, y a otras no se les da tan bien. Pero todos podemos participar en el movimiento HTM (Hazlo Tú Mismo), traducción del inglés DIY (Do It Yourself) buscando una utilidad a un objeto antes de tirarlo a la basura, reparando lo que está estropeado o enviándolo a reparar y realizando proyectos domésticos que mejoren nuestra vida, por ejemplo mejorando el aislamiento de nuestra casa.

5. Captar energía y usarla con eficiencia
Esta es una de las claves de la resiliencia: depender cada vez menos de un sistema energético centralizado y fósil-nuclear, y avanzar hacia un modelo de energía más sostenible en que todos podemos ser tanto productores como consumidores de energía renovable. Cada vez hay más posibilidades de captar energía en nuestra propia casa, desde paneles fotovoltaicos en la azotea a microturbinas en las cañerías de agua. Sin olvidar las muchas cosas que podemos hacer para reducir y eliminar nuestro consumo inútil de energía.

6. Sacar partido de cada gota de agua
Sólo nos acordamos de la sequía cuando no llueve, pero utilizar el agua con respeto y eficiencia, como bien precioso que es, es algo fundamental –sin agua, no hay resiliencia que valga. Hay toda clase de buenas prácticas a este respecto, desde el riego de jardines gota a gota a la grifería de mezcla de aire con agua.

7. Re-naturalización
Intercalar elementos naturales (plantas y animales, por ejemplo) en nuestra vida es otra parte importante de la resiliencia, de nuestra capacidad de adaptarnos al cambio. Los vecinos que mantienen unos cuantos tiestos en su balcón hacen más por mejorar el paisaje urbano que muchas tecnologías sofisticadas. Y hay mucho más: huertos urbanos, compostaje de barrio, cubiertas verdes, etc.

Más Noticias