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Bicimad: imprescindible, sostenible y mejorable

Bicimad: imprescindible, sostenible y mejorablePhoto by NEOSiAM 2020 from Pexels

Como ya sabemos, BiciMad es un servicio público de alquiler de bicicletas del ayuntamiento de Madrid. Este servicio fue inaugurado en agosto de 2014 durante la legislatura de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y actualmente cuenta con 2028 bicicletas, 4116 anclajes y 165 estaciones.

A lo largo de los años hasta la actualidad, el servicio ha ido mejorando poco a poco, introduciendo nuevas estaciones y ampliando su área de influencia. En febrero de 2020, el ayuntamiento aprobó una nueva ampliación del servicio, incluyendo la incorporación 468 nuevas bicicletas y 50 estaciones nuevas. Los distritos de Latina, Moratalaz, Usera, Carabanchel y Fuencarral-El Pardo se verán especialmente beneficiados, ya que es la primera aparición de este servicio en dichas zonas. Esta ampliación, tiene por objetivo facilitar el acceso a los barrios menos céntricos interconectándolos entre sí, lo que permitirá en un futuro aumentar considerablemente el radio de influencia de BiciMad.

Se trata de una alternativa de movilidad bastante buena, ya que cuenta con muchas estaciones (y más aún tras la ampliación) y se puede ir a una velocidad más que aceptable. Además, sus tarifas son de 0,50 (€) la media hora y 0,60 (€) a partir de esta primera hora, pudiendo utilizar hasta un máximo de 2 horas sin penalización. Es un precio muy asequible en comparación con la distancia que se puede recorrer en media hora, aunque para disponer de la tarjeta para sacar las bicicletas se deben pagar 25 (€) anuales (si no disponemos del abono de transportes de la comunidad de Madrid) o 15 (€) (en caso que dispongamos de este).

Y, ¿cuál es realmente la calidad de este servicio?

Como residente en Madrid, tengo cierta experiencia en el uso de este servicio que puede serte de utilidad si te estás planteando utilizar esta alternativa de movilidad. Eso sí, debo mencionar que llevo sin utilizar este servicio cerca de dos años, por lo que puede que ciertas desventajas que menciono a continuación ya hayan sido mitigadas, sobre todo teniendo en cuenta la reciente ampliación del servicio (no tendría sentido ampliarlo si el existente no funciona adecuadamente).

La idea de este servicio es realmente buena, la ejecución sin embargo, presenta algunas deficiencias. El primer problema, bastante grave a mi parecer, es que el estado de las bicicletas es deplorable en muchas ocasiones. Más del 50% de las ocasiones (de más de 100 trayectos) que he utilizado este servicio, me he encontrado con una rueda pinchada, el motor eléctrico sin funcionar, la cadena rota o la dirección considerablemente descentrada, entre otras. Aún así, es cierto que se pueden utilizar a pesar de estar defectuosas, aunque aquí depende de la habilidad de cada uno y del riesgo que estemos dispuestos a asumir.

Es comprensible que al ser un uso público compartido haya daños en el material (en este caso, la bicicleta), pero más de un 50% de las ocasiones es un valor inaceptable. Aquí es necesario hacer un pequeño inciso, puesto que en muchas ocasiones estos daños no son generados por un uso cotidiano, más bien fruto de vandalismo (bastante más frecuente de lo que pueda parecer a simple vista). Además, como el alquiler del servicio incluye media hora sí o sí, a pesar de haberla devuelto en la estación a los 30 segundos nos seguirán cobrando el mismo importe que la media hora. A pesar de ello, siempre se puede optar por llamar al teléfono de atención al cliente y explicar la situación, tras lo cual generalmente te devuelven el importe.

Otro factor a tener en cuenta, es que hay paradas que tienen mucha demanda y encontrar una bicicleta con su batería cargada es prácticamente misión imposible. Por el contrario hay otras tantas en las que sucede el efecto contrario, están completamente llenas y no puedes anclar la bicicleta en el destino deseado. Por suerte, en las zonas céntricas tiene mayor solución ya que hay una gran cantidad de estaciones próximas entre sí.

Sin embargo, también tiene aspectos muy positivos. A diferencia del transporte público, tú escoges exactamente la ruta más rápida a tu destino y a la hora que desees, especialmente interesante por la noche, ya el metro cierra y los búhos (autobuses nocturnos) suelen pasar cada hora. Además el precio es realmente bueno, 30 minutos por 50 céntimos en una bicicleta eléctrica dan mucho de sí.

Como conclusión, el problema más importante de este servicio es el estado de muchas de sus bicicletas aunque, en mi opinión, no es por una falta de mantenimiento, sino más bien por un maltrato por una parte de sus usuarios y de los ciudadanos en general. A pesar de ello, cuando este servicio "funciona" correctamente es una auténtica maravilla.

Lucas Peces Coloma

 

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