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¿Es posible escapar de la vorágine de la moda rápida?

¿Es posible escapar de la vorágine de la moda rápida?

¿Quién no ha pasado una tarde de compras, yendo de una tienda a otra sin preocuparse más que del precio? Todos hemos estado allí al menos una vez, pasando por Zara, H&M o Mango, para llenar nuestro armario. La moda rápida o "fast fashion" forma parte de nuestra vida cotidiana, y es importante darse cuenta de que comprar una camisa nueva en Zara no está exento de consecuencias.

¿Qué es la moda rápida?

Nacida en la década de 1990, la moda rápida se refiere a un movimiento de marcas que producen ropa de forma acelerada y barata. Una marca de moda rápida puede lanzar hasta 36 colecciones al año, frente a las 4 de una marca de moda clásica. La moda rápida significa: producción poco ética y de bajo coste, generalmente en países asiáticos; un ritmo de producción muy veloz; materias primas de baja calidad; inversiones masivas en publicidad.

Más recientemente, existe el desarrollo de marcas de moda ultrarrápida, como Shein o Pretty Little Things, que son aún más desastrosas. La moda ultrarrápida consiste en la aparición de nuevos productos en el mercado cada día y a precios aún más bajos. El principio es el mismo que el de la moda rápida, producir más y más, con bajos costes de producción, y vender barato a los consumidores.

Números y marcas

A continuación, te ofrecemos información sobre las marcas de moda rápida y ultrarrápida más famosas de la actualidad.

Zara tiene más de 2.000 tiendas en todo el mundo, 24 colecciones al año. Entre 25 y 30 euros por una camiseta, y una facturación de 19.500 millones de euros en 2021.

H&M tiene más o menos 4.800 tiendas en todo el mundo, 16 colecciones al año. Entre 9 y 20 euros por una camiseta, y una facturación de 1.050 millones de euros en 2021.

Shein vende exclusivamente por Internet, saca nuevos productos continuamente por ejemplo, en marzo 2021, la marca ha sacado 2.000 nuevos productos cada día. Estos nuevos productos eran solamente de ropa de mujer. Entre 3 y 8 euros por una camiseta, y una facturación de 14.000 millones de euros en 2021.

Pretty Little Things vende exclusivamente por Internet, saca nuevos productos cada día. Entre 5 y 15 euros por una camiseta, y una facturación de 505 millones de euros en 2021.

Impacto medioambiental

Puede ser difícil de creer, pero es cierto: la moda es la segunda industria más contaminante del mundo. La industria textil emite cada año 1.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, más que el transporte marítimo internacional y la aviación juntos.

La industria de la moda consume mucha agua, pero también contamina enormemente el agua potable. El 20% de la contaminación de las aguas industriales en todo el mundo se debe al procesamiento de textiles y al teñido. Esto hace que la industria de la moda sea una de las más contaminantes para el agua. Además, la cantidad de agua que se utiliza para fabricar la ropa es enorme. En efecto, para fabricar un par de vaqueros se utiliza la misma cantidad de agua que necesita una persona para beber durante siete años, es decir, más o menos 10.000 litros de agua. ¡Eso es mucha agua!

Las materias primas utilizadas contribuyen en gran medida a la contaminación ambiental. Por ejemplo, el poliéster es el material más utilizado hoy en día en la ropa de confección, y es una fibra sintética producida a partir del petróleo. La viscosa, que es una fibra de celulosa fabricada a partir de fibras vegetales, también está presente en la mayoría de nuestras prendas, y su fabricación requiere el uso de productos químicos tóxicos.

Además, la producción de ropa genera una gran cantidad de residuos, lo que conlleva un despilfarro sin precedentes. Por ejemplo, en Europa se desechan 4 millones de toneladas de textiles al año. De hecho, ya sea por las empresas de moda rápida o por los propios consumidores, cada año se producen millones de toneladas de residuos de ropa. Es por su naturaleza efímera que la moda rápida produce tantos residuos. Las marcas sacan ropa nueva con mucha regularidad, lo que lleva a un consumo excesivo por parte de los consumidores que quieren comprar las últimas prendas de moda sin necesitarlas realmente. De media, los consumidores de fast fashion sólo se ponen la ropa 4 veces. El 60% dice que ya no le gusta después y el 40% restante piensa que ya no está de moda.

Problemas sociales

Los problemas medioambientales asociados a la moda rápida son grandes, pero también lo son los problemas sociales. La industria de la moda emplea a 75 millones de personas en todo el mundo. Los países en los que se fabrican nuestras prendas se encuentran principalmente en Asia. La producción se realiza en China, Bangladesh, India, Vietnam y Pakistán. También hay centros de producción en Turquía, Túnez y Marruecos.

La industria de la moda rápida tiene importantes consecuencias sociales: explotación de niños y mujeres, salarios precarios, trabajo forzoso, condiciones de trabajo inimaginables. Las multinacionales subcontratan y externalizan su producción para aumentar la rentabilidad y reducir sus costes de producción. En cuanto a la explotación de las mujeres, por ejemplo, ellas representan 60 millones de trabajadores en la industria textil en todo el mundo. Trabajan una media de 12 horas al día. Sus salarios son miserables: por una camiseta que se vende por 29 euros en una tienda, las trabajadoras de la cadena textil sólo reciben 0,18 euros, es decir, el 0,6% del precio del producto. Además, los trabajadores no tienen protección social y a menudo se violan los derechos humanos.

Además de trabajar en condiciones de explotación, los trabajadores textiles suelen estar expuestos a materiales peligrosos. Esto es especialmente cierto en el caso de los productos utilizados para teñir nuestra ropa. Asimismo, los empleados suelen trabajar sin ventilación, respirando sustancias tóxicas, inhalando polvo de fibras o practicando el "sandblasting" en edificios insalubres durante todo el día. Los accidentes, los incendios, las lesiones y las enfermedades son muy frecuentes en los centros de producción textil.

Alternativas a la moda rápida

Encontrar alternativas a la moda rápida es más que necesario. Hay varias opciones posibles para consumir de manera más sostenible. La primera opción es ordenar tu guardarropa para encontrar ropa olvidada. Otra opción es comprar menos pero mejor, es decir, privilegiar la calidad antes de la cantidad. Esta alternativa va con la idea de comprar marcas que son sostenibles, es decir, básicamente, ropa creada con materiales de bajo impacto ambiental y con una producción local que respeta a los derechos humanos. Además, comprar ropa en tiendas de segunda mano es otra alternativa más y más usada ahora, que permite dar otra vida a la ropa. Asimismo, ropa de alquiler es otra opción que parece interesante porque permite cambiar de ropa a menudo sin consumir demasiado porque, al final, la ropa va de persona a persona. Por fin, otra alternativa a la "fast fashion" es arreglar tu ropa para que dure más tiempo. Entonces, ¡cambiar tus hábitos es realmente posible!

Léa Gourlay

Foto de Markus Winkler en Unsplash

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