Ciudadanos

El último servicio de Gadafi a Occidente

ANTONIO AVENDAÑO

El coronel Gadafi es un símbolo arruinado. El hombre que el próximo fin de semana visita Andalucía es un decrépito león amaestrado por las mismas potencias occidentales que en el pasado lo bombardeaban por terrorista y en el presente le pasan la mano por el lomo por colaborar con el Eje del Bien. A los ojos de un modesto demócrata de a pie, al dictador libio ya no lo salvan ni siquiera aquellos elegantísimos atuendos de antaño que le daban su apostura de héroe del desierto enfrentado en solitario a los capitalistas de la Tierra.

La gente civil descree de la política y desconfía de los políticos precisamente por casos como el de Gadafi, al que ayer queríamos liquidar a toda costa y del que hoy aceptamos que nos regale caballos pura sangre. No es preciso ser analista de alta política internacional para saber que sigue siendo el mismo tipo que lleva decenios sojuzgando impunemente a su pueblo.
En realidad, lo que le pase a su pueblo nos da igual. Simulamos que nos importa el sufrimiento de los pueblos sometidos por autócratas sin corazón, pero no es verdad que nos importe. En el fondo, nos dan igual los libios, los chinos, los cubanos o los saudíes. A nuestros dirigentes también les da igual, pero una parte de su trabajo consiste en hacernos creer lo contrario; a veces lo consiguen, pero a veces no. Gadafi nos ha hecho este último servicio de mostrarnos nuestro propio rostro reflejado en su efigie cuarteada por la historia y arrasada por el tiempo.

Más Noticias