Ciudadanos

Segunda vuelta

ANTONIO AVENDAÑO

Tic tac, tic tac. Ha comenzado lo que a los periodistas, tan imaginativos, nos gusta llamar la cuenta atrás. Las elecciones generales del 9 de marzo son en realidad una segunda vuelta de las celebradas el 14 de marzo de cuatro años atrás, cuando Aznar cometía el mayor error político de la historia democrática española y le servía a Zapatero la victoria en bandeja. El 9 de marzo se celebra la segunda vuelta de aquella jornada fatídica porque así lo ha querido el Partido Popular a lo largo de esta legislatura: durante cuatro años sus dirigentes han venido interpretando el 14-M en clave de absoluta provisionalidad, como si la victoria socialista lo hubiera sido únicamente de la primera parte de un encuentro cuyo segundo tiempo todavía está por disputarse.
Pero a su vez también los socialistas sospechan que su victoria del 14-M tuvo mucho de gol en propia puerta del equipo contrario. Ciertamente, los goles del adversario en propia puerta suben igualmente al marcador, pero no le saben igual al ganador. Ni a la afición. Aquella derrota desencadenada por él mismo le provocó al PP un resentimiento tan perdurable que no ha logrado sobreponerse a él en estos cuatro años. Por eso y aunque él mismo no lo sepa, el PP necesita perder el 9-M. Porque sólo una derrota le hará comprender lo que no ha comprendido en estos cuatro años: que los goles en propia puerta valen igual y que si uno no acepta esa sencilla regla del juego, no es un jugador de fiar.

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