Ciudadanos

A la lideresa le sale otro grano en la Comunidad

VICENTE CLAVERO

A Esperanza Aguirre le han empapelado ya a un director general y a un viceconsejero. A ambos, curiosamente, por presuntas anomalías en su gestión como encargados de la vigilancia urbanística. Primero fue Enrique Porto, uno de los pocos altos cargos de la época de Alberto Ruiz Gallardón a los que no despidió con cajas destempladas. Y ahora le ha tocado el turno a Luis Armada, un arquitecto al que conoció siendo concejala y que andando el tiempo se llevó consigo a la Comunidad de Madrid.

Ni uno ni otro incurrieron en las irregularidades de las que se les acusa bajo el mando de Esperanza Aguirre, que puede zafarse así de la responsabilidad política que en caso contrario cabría exigirle, como suelen exigirlas ella y su partido con vehemencia a los demás cuando se encuentra en situaciones semejantes. Pero lo que ha quedado de manifiesto, al menos de momento, es que la "lideresa" del PP no pone demasiado cuidado a la hora de elegir a sus principales colaboradores.
La primera vez, al ser requerida su opinión por los periodistas, respondió con un displicente "Pregúntenle a Porto".

Probablemente, en esta ocasión tenga una salida similar, como si con ella no fuera la cosa. Pero claro que va. Porque, si con todos los que le rodean ha sido tan poco escrupulosa, ¿el próximo quién será? ¿Un consejero? ¿Y entonces qué? ¿Dirá también que pasaba por allí y que no quiere saber nada? 

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