Ciudadanos

Una victoria, dos derrotas y un milagro

ANTONIO AVENDAÑO

A Diego Valderas las encuestas le habían pronosticado un cáncer terminal, pero se equivocaron. Lo suyo acabó en tumor benigno. Un susto. El coordinador regional de izquierda Unida sale milagrosamente fortalecido de estas elecciones gracias al fuerte contraste con sus compañeros del resto de España, náufragos a la deriva sin ninguna playa a la vista donde recuperarse de la tormenta perfecta del 9-M.

Al andalucista Julián Álvarez los pronósticos electorales le daban apenas unos meses de vida, pero también se equivocaron. No eran meses: eran semanas, días, horas. El 9-M ha acabado con el ex alcalde de Ecija, pero él todavía no parece saberlo. Julián está en sus últimas horas políticas, pero se comporta como si tuviera un largo y esperanzador futuro por delante. Al igual que ocurre con todos los enfermos terminales, nadie de su gente quiere darle la mala noticia.
Con Javier Arenas, los augurios han sido ambigüos y crueles, como las brujas lo fueron con Macbeth. Los sondeos le prometieron que llegaría a lo más alto en votos y escaños y ha sido cierto, pero su remontada tiene la firmeza de la niebla y el sabor de la ceniza. Ha mejorado para nada. Como si en tu décimo de Navidad coinciden con el gordo todas las cifras menos la última.
Las plegarias electorales de Chaves han sido atendidas. El 9-M le ha regalado una mayoría absoluta, pero también una mosca en la oreja. Gana sin apuros, pero su victoria contiene un mensaje cifrado de advertencia que empieza diciendo No puedes ganar siempre. El resto del mensaje aún no se conoce. Las claves para descifrarlo correctamente, tampoco.

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