Ciudadanos

Ich bin ein Katalane

DAVID MIRÓ

El candidato José Luis Rodríguez Zapatero  emuló ayer el clásico "Ich bin ein Berliner" de Kennedy en plena guerra fría pero actualizado en una versión más doméstica, una cosa así como "Ich bin ein Katalane" dijo ante una Rosa Díez que ha sido la única que ha enarbolado la bandera lingüística en el debate de investidura. Zapatero se atrevió ayer a defender el modelo de integración lingüística catalán desde el centro del poder político español. Es un gesto que ayer fue recibido como agua de mayo por un PSC que últimamente sólo recibe reproches de sus compañeros socialistas y que parece obligado a pedir perdón por su gran resultado. Pero sólo en la mano de Zapatero está si se queda en sólo eso, un gesto, o es el principio de algo más. A día de hoy tengo que admitir que soy pesimista. A diferencia de hace cuatro años, cuando les dijo a los de Esquerra que iba a hacer una España en la que se iban a sentir cómodos, al discurso del martes hay un gran trecho. El objetivo ahora, dados los resultados del 9-M, ya no es seducir a los soberanistas (y aquí incluyo al PNV) sino combatirlos.
Este cambio de estrategia puede producir el efecto buscado, la supremacía socialista en estos territorios, sólo si se acompaña de un discurso federal creíble, el de una España inclusiva en la cual, por ejemplo, se puedan utilizar las otras lenguas en las instituciones del estado.  Pasar de los gestos a los hechos, en definitiva.

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