Ciudadanos

Sin lavadora

EVA MINTENIG Periodista

Está sin lavadora. Desde hace seis días. Con varias personas en casa, dos de ellas jovencitas (aquellas que se ponen una camiseta por la mañana y por la tarde se ponen otra), lo cual significa que, en este momento, está a punto de morir sepultada por una montaña
de ropa sucia.

Hoy le traerán la nueva lavadora y entonces deberá esperar al servicio técnico de la marca para la puesta

en marcha.

Es la llamada logística familiar. Un amigo sabio, a quien le comentaba el tema, sólo dijo: "Cómo sois los jóvenes,
siempre con palabrejas".

La palabreja se traduce en una cantidad enorme de tiempo dedicado a lo que el diccionario define como "parte de la organización militar que atiende al movimiento y mantenimiento de las tropas en campaña". En este caso concreto, horas dedicadas a lavar lo más imprescindible a mano, a comprar la lavadora, a buscar el teléfono del servicio técnico, llamar y pulsar sucesivamente los botoncitos del teléfono según te va indicando el contestador, a concretar una hora para la entrega, etc. Y encima está todo lo otro: la intendencia; o sea, llenar la nevera; la gestión de citas escolares y terapéuticas (dentistas, pediatras y una larga lista que no acaba jamás...), el apoyo emocional, la bronca necesaria en el momento adecuado. Sin olvidar, tampoco, las 40 horas de labor profesional.

Esforzados logistas e intendentes familiares: sois unos cracks.

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