El discurso ultraderechista del PP y Pablo Casado sobre la inmigración

Pablo Casado durante una visita a Melilla en agosto de 2018. Foto: Partido Popular.
Pablo Casado durante una visita a Melilla en agosto de 2018. Foto: Partido Popular.

Daniel Domínguez // Uno de los grandes expertos en extrema derecha en España, el historiador Xavier Casals, aseguraba en su libro 'La nova dreta populista i l'«enigma espanyol»', que el racismo y la xenofobia no han sido demasiado relevantes en España ya que, durante las primeras décadas de la democracia, nuestro país era un lugar de emigrantes más que de inmigrantes, al contrario que otros como, por ejemplo, Francia. De ahí se deriva el importante auge de la ultraderecha en el país vecino, que tiene su máximo exponente en el Frente Nacional de Marine Le Pen, segunda fuerza política en las pasadas elecciones con más de diez millones y medio de votos en segunda vuelta.

En España, sin embargo, el fantasma de la extrema derecha siempre nos ha parecido lejano. En febrero de 2017, el Real Instituto Elcano publicaba una investigación bajo el título The Spanish Exception: Unemployment, inequality and immigration, but no right-wing populist parties ('La Excepción Española: desempleo, desigualdad e inmigración, pero no partidos populistas de derecha'), con la autoría de Carmen González Enríquez. Según el estudio, España es una excepción en el panorama político europeo ya que los partidos populistas de derecha no han conseguido una consolidación, ni en el Parlamento ni en las calles.

Pero, ¿realmente la ultraderecha no tiene músculo dentro del Parlamento? El ascenso de Pablo Casado a la presidencia del Partido Popular ha provocado un viraje tanto ideológico como discursivo dentro del partido hacia posiciones mucho más reaccionarias. Y la inmigración ha sido uno de los temas clave durante los primeros meses del nuevo PP. Así, durante un acto en Ávila en julio de este año, Casado aseguraba que había "millones de africanos" esperando para venir a Europa, lo cual es insostenible y por ello había que decirlo "aunque sea políticamente incorrecto".

El discurso del miedo usando la inmigración como chivo expiatorio es uno de los pilares básicos básicos de la comunicación de la derecha populista. Así, Santiago Abascal, líder de Vox, ha asegurado en varias ocasiones que su política irá en contra de la inmigración, el feminismo y el independentismo. Algo que no está muy alejado de discurso de Casado. Pero prosigamos con el primero de los temas, la inmigración. La extrema derecha, que ya no suele ser abiertamente racista o supremacista, utiliza dos marcos diferentes en su discurso antimigratorio: los inmigrantes como causa de los males económicos (aumento del paro, diminución de las ayudas a los nacionales) y sociales (pérdida de identidad, de valores, imposición de costumbres...), y un segundo marco que trata de vincular la inmigración con algo mucho más grave: el terrorismo.

Pablo Casado no ha llegado a utilizar el segundo marco, cosa que sí han hecho otros dirigentes populares como Xavier Garcia Albiol, quien tras los atentados de Barcelona de 2017 afirmaba en TV3 que en Catalunya había personas que "se estaban muriendo de hambre, los estaban tratando como perros, los estaban matando a palos y ahora quieren que nuestra sociedad se adapte a sus costumbres". En el mismo programa aprovechó para asegurar que el PP propondría el cierre de " todas las mezquitas y oratorios que están de manera ilegal en Catalunya" después de las elecciones. El mismo Albiol, tras los atentados de París en 2015, también tenía claro cuál era el causante del trágico suceso: "el multiculturalismo". Aquí también podríamos destacar otros ejemplos como el de Ángeles Isac, presidenta del PP de Linares (Jaén).

Se trata de un discurso que en nada se diferencia al de otros grupúsculos neonazis como Hogar Social Madrid, quienes utilizan lemas como "El islam destruye Europa mientras le abrimos las puertas" o "El yihadismo destruye Europa mientras le abrimos las puertas", equiparando "islam" con "yihadismo". Y es que la islamofobia es una de las característica de lo que diferentes académicos han llamado"nueva extrema derecha o derecha populista", caracterizada por el ataque al multiculturalismo que, según denuncian, pone en jaque la identidad del pueblo. Este retorno hacia la defensa de la "identidad etnocultural primaria", hacia la defensa de la pureza de cada cultura se convierte en prácticas xenófobas dirigidas, en su mayoría, contra el islamismo, que ocupan un lugar preeminente en este tipo de discursos.

Pablo Casado se siente más cómodo dentro del primer marco, alentando el miedo a las llegadas de inmigrantes a nuestro país. Por ello, hace unos meses defendía que "nuestro estado del bienestar no es extensible a todos", aunque hacía una pequeña matización: "sí podemos ser solidarios". Fernando Martínez-Maíllo, coordinador general del PP, hizo lo propio tras la llegada del ‘Aquarius’, denunciando que "esto no puede ser un coladero".

Nada nuevo en Génova 13

Sin embargo, aunque el giro xenófobo del PP ha sido obvio durante los últimos meses,  el discurso del miedo al inmigrante forma parte del ADN de los populares. Recordemos el lema de la campaña de García Albiol a la alcaldía de Badalona en 2015, con inequívocos tintes racistas. No es, ni de lejos, el único. Solo en Cataluña, tenemos múltiples ejemplos de como el PP utilizó el mismo discurso. En Rubí, la candidatura popular de Mònica Querol utilizaba el lema "En Rubí, los puestos de trabajo para los rubinenses. ¡Primero los de casa!". Esta idea excluyente de que los "españoles deben ser los primeros" a la hora de, por ejemplo, recibir ayudas sociales también remite al ideario del grupo ultra HSM (y de otros como España 2000 o Democracia Nacional), cuyo lema principal es "Ayudas sociales para los nacionales". En Cornellà, Daniel Serrano, se posicionaba en contra de la "gran mezquita de Cornellà". Algo similar sucedió en Sant Adrià, donde aparecieron carteles con la siguiente frase: "¿estás harto del incivismo de los inmigrantes ilegales?".

Después de esta pequeña muestra, ¿podemos seguir creyendo que España es una excepción y que el discurso de extrema derecha no ha tenido cabida en nuestras instituciones? Los medios de comunicación se han centrado en señalar el giro radical del partido tras la llegada de Casado, con la intención de combatir el claro auge de Vox y el discurso nacionalista de Ciudadanos. Pareciera, de esta forma, que es algo novedoso cuando, como hemos visto, ya viene de antaño. Como señalaba el periodista Carlos Hernández, "el PP, desde su nacimiento, no ha sido otra cosa que una coalición entre liberales, conservadores moderados, centristas y también ultraderechistas", un partido que jamás se ha despojado del lastre de su pasado. Tras todo esto, no parece tan claro que nuestro Parlamento no contase con representantes de extrema derecha. Y con el neofascismo y el discurso xenófobo campando a sus anchas por Europa, no parece que en el futuro vaya a salir de nuestras instituciones.