“Somos, son: la otredad de los colores, el blanco de la violencia”

"Señalándome a mí". Foto: Nicolás Alejandro / CC BY 2.0.
"Señalándome a mí". Foto: Nicolás Alejandro / CC BY 2.0.

Laura Fernández // Escribo esta poesía desde la rabia, no desde la pena. La rabia te pone en el lugar de lucha, al contrario que la pena, que te da la posición del paternalismo violento. Escribo esta poesía desde el respeto, el respeto de conocerme y conocer la historia, mis privilegios y mi posición social, no el respeto desde el buenismo y las buenas intenciones que violentan. Escribo esta poesía desde la visión de una persona aliada antirracista que ha comenzado el proceso de deconstrucción que será para toda la vida, escuchando atenta, luchando despierta. Me mantengo alerta y detrás, a su lado. Escribo esta poesía desde el amor, a la gente de mi alrededor que está luchando cada día desde su posición de privilegio o de opresión. Por mis compañeres, todas, todes, todos. Escribo esta poesía para que algún día dejemos de mirar fuera y nos miremos el ombligo lleno de pelusas, de odio, de ignorancia, de frustración, de arrepentimiento, de culpa, de alienación, de violencia, de competencia, de blanquearnos, de correr hacía lo fácil, hacía la norma. Y al mirar nuestro ombligo comencemos a luchar por la comunidad, no por sobrevivir como nos dice el sistema. Sororidad, lucha y resistencia. No hay otra manera.

Somos el lache de una gitana,
El negro de una negra y de una mulata -mestiza-
El dolor negro,
El sonar del galope de mil caballos a conquistar -matar- un reino.

Somos la palabra chinito, la canción del conguito,
somos el terror al colegio, el rechazo a lo blanco, el rechazo a lo negro.

Somos la segregación, la innación por la sangre,
la europa de integración -cinismo- y de muerte.

Somos la mirada perdida de una persona escondida,
por cualquier razón, por cualquier verdad, por su vida.
Somos el poder y la ira.
La codicia desmedida.
La mentira y la desidia.

Somos, la vergüenza de un país,
el patriotismo -la ignorancia- del civil.
Somos pistolas en manos blancas para matar,
somos pistolas en manos negras para vivir.
Somos cooperación, salvación -intrusos-,
somos neocolonizacion, saqueo, hambre, lo absurdo.

Somos el asiento vacío de al lado,
La vergüenza por el doble nombre latinoamericano,
Las amas de casa delegando -esclavizando-,
La temporera violada, la dominicana apresada,
el mantero -Mame Mbaye- muerto.

Somos la represión policial,
la mirada cómplice que solo mira,
los nombres y apellidos de gente que muere -la blanquitud mata-,
somos la peste, la fiebre amarilla, las plagas...

Somos el nudo de un velo
Que se desata por miedo -opresión-,
Las guerras de Libia, de Irak y hasta las que no sabemos

Somos el reflejo triste en el espejo
de una española negra que por temor a su color se anda destiñiendo.

Pero no es su color lo que le da miedo.

Somos, nosotros, nosotras somos. Soy.

Somos miedo.

Pero también son lucha.
Son los del puño en alto, bien,
que duela en el ego blanco.
Son los otros, aquellos,
Pero cada vez con menos miedo.

Son aquellas, las otras,
Pero con la lucha en la mirada,
La palabra aventajada
La risa de resistencia,
La lucha de la moral y la conciencia.

El feminismo que hace falta,
El de verdad, antirracista o ninguna,
No resistirse señoras, que somos una.

Ya no somos. Son.
Y serán, manque no guste,
A la blanquitud hegemónica,
A las hermanas sin lógica,
A la institución que agota...

Ya no somos. Son.
Y yo aliada les escucho. Lucho, detrás.
Sobre  todo escucho. Y luchan, delante,
Muy alto, muy fuerte, ¡Aguanten!

Son.
Son lucha, resistencia, quilombo, morenaje, libertad, aprendizaje...

Son lo que quieran ser.
Y los que hemos sido, las  que hemos sido...

A pagar y reparar.
A escuchar y a aprender.
A soltar el privilegio y el poder.

Laura Fernández Morena

Ya vale de que el dedo señale hacía afuera en todas las opresiones. Demos la vuelta al dedo para ver quién oprime.

Pdta: que conste que solo odio al odio. Y solo soy intolerante con la intolerancia.