El mito de la "invasión inmigrante" y el poder narrativo de la prensa

Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Casado (Partido Popular). Foto: C's y PP.
Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Casado (Partido Popular). Foto: C's y PP.

Nicolás Ribas // Uno de los ejes sobre los que se vertebra el discurso de la nueva extrema derecha es la supuesta "inmigración masiva" que se estaría produciendo en Europa en los últimos años, especialmente desde 2015, y que la mayoría de los medios de comunicación de masas llamaron "crisis migratoria". Pese a que España es uno de los pocos países europeos en los que este discurso no estaba cuajando, la llegada del Aquarius a la costa valenciana envalentonó a la derecha española. Primero fue Pablo Casado, presidente del PP, quien habló del "efecto llamada" que provocaba el Gobierno socialista con su decisión de acoger a los 629 migrantes que iban a bordo del barco. Casado, quien tildó la decisión de Pedro Sánchez de "demagogia", dijo que "no es posible que España pueda absorber a millones de africanos que vengan a buscar un futuro mejor". Al día siguiente Albert Rivera, líder de Ciudadanos, acusó al gobierno de "buenismo" en su visita a la valla de Ceuta, llamó a fortalecer todavía más las fronteras y utilizó el mismo calificativo de "efecto llamada" para desacreditar la decisión del Ejecutivo que vino, recordemos, después de la negativa del gobierno de extrema derecha italiano a recibir el barco. Pero, ¿realmente están llegando "millones de africanos" a Europa, como dijo Casado?

Los datos hablan (y desmienten)

En 2017, fueron 650.000 los migrantes que solicitaron protección internacional en los Estados miembro de la Unión Europea (UE), según Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea. De entre ellos, 538.000 solicitantes de asilo obtuvieron protección de alguno de los 28 países miembro. Teniendo en cuenta que en la población que reside en la UE supera los 500 millones de habitantes, la cifra de solicitantes de asilo que recibieron protección en 2017 representa un 0,1% del total de los habitantes. Para hacer un símil con los flujos migratorios que se produjeron en 1992, principalmente como consecuencia de la Guerra de los Balcanes, 672.000 personas pidieron asilo en alguno de los 15 países que formaban entonces la UE, procedentes mayoritariamente de los países de la antigua Yugoslavia. Pero si nos centramos en los años anteriores a 2017, de acuerdo a los datos de Eurostat, el número de solicitantes de asilo continuó siendo muy escaso en relación al número de habitantes de la UE. En 2015 y 2016, los años en que un mayor número de migrantes pidieron asilo, se registraron 1,322.800 y 1,260.900 de solicitudes respectivamente, y en 2014, año en que se produce el primer aumento importante en número de solicitantes de asilo, la cifra se sitúa en 627.000 demandantes. En los años anteriores el número de solicitantes siempre se situó entre los 200.000 y los 400.000, lo que representa menos de un 0,1% de los habitantes de la UE. Cabe matizar que no todos los demandantes de asilo obtienen protección, como hemos visto en las cifras relativas a 2017. Los datos, desglosados por países, se pueden consultar en la página oficial del Parlamento Europeo, recogidos por Eurostat y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Ahí se muestra el número de habitantes de cada país por años, así como la llegada de refugiados y las solicitudes de asilo que cada nación recibió.

Los datos muestran que no existe nada parecido a "inmigración masiva" en Europa, pero partidos como Alternativa para Alemania (AfD), el Frente Nacional en Francia, Liga Norte y Movimiento 5 Estrellas en Italia (ahora en el gobierno) o Amanecer Dorado en Grecia, entre muchos otros, defienden la tesis de que migrantes y refugiados formarían parte de una especie de "conspiración globalista dentro de las sociedades europeas con el objetivo de destruir su identidad y cultura". Estas teorías alocadas están siendo reproducidas por los portales propagandísticos de la autodenominada "Alt Right" (Derecha Alternativa, eufemismo de extrema derecha), cuyo máximo exponente es Breitbart News, órgano de propaganda y voz de Donald Trump en la campaña electoral de 2016. Steve Bannon, ex asesor de Trump, también fue presidente ejecutivo del panfleto de extrema derecha. En España y Europa hay una gran número de páginas web similares que no merece la pena ni mencionar para no continuar alimentando la xenofobia y el odio. Sin embargo, no vale solo con señalar las falacias del discurso racista: también es necesario que los medios de comunicación hagan una reflexión profunda sobre el tratamiento informativo que han dado al fenómeno migratorio. En este blog se han hecho innumerables aportaciones sobre cómo cambiar la narrativa predominante. Periodistas y medios de comunicación no podemos ser ajenos a ese debate.

Cambiar el enfoque

En este sentido, a principios de octubre el periodista de La Vanguardia Pedro Vallín escribió un interesantísimo hilo en Twitter en el que explicaba con datos cómo el periodismo debía tratar el fascismo para no impulsarlo. En primer lugar, decía Vallín, la clave está en no difundir la agenda de la extrema derecha. Si los medios dan continuamente espacio informativo a una supuesta llegada sin fin de inmigrantes, como si viviéramos una oleada que de acuerdo a los datos no existe, no importa cómo de serio y riguroso sea el tratamiento, pues la opinión pública pensará que tenemos un problema de inmigración. Si cada vez que una persona comete un delito ponemos en el foco sobre su lugar de procedencia en lugar del delito en sí, estaremos vinculando a los migrantes con la delincuencia, etcétera. El periodismo no está solo para contar lo que pasa, también está para defender la democracia y los derechos humanos y proteger tanto los intereses de la mayoría social como de las personas más vulnerables de nuestras sociedades.