Dina Bousselham: “El cierre de los CIE deja una sensación agridulce, nos habría gustado que no hubiesen existido”

Dina Bousselham. Fotografía de Diego Martín Azpeitia (@Azpeitia_dm)
Dina Bousselham. Fotografía de Diego Martín Azpeitia (@Azpeitia_dm)

Alberto Alonso (@AlonsoP_Alberto)

  • La responsable del área de migraciones en Podemos Madrid cree que la crisis del COVID-19 ofrece "la posibilidad de una reformulación del proyecto europeo"
  • "Nos hubiese gustado que inmediatamente después de firmar el acuerdo de gobierno se quitasen las concertinas y acabar con la política de criminalización de la población migrante"
  • "Con la UE no soy tan optimista, por cómo lo está intentando buscar una salida a la crisis y la insolidaridad de ciertos países"

No son pocos los que afirman que esta crisis sanitaria va a provocar un cisma en el modelo socioeconómico actual. Se está viendo cómo la austeridad, en servicios públicos como la sanidad, solo ha conseguido agravar aún más un problema para el que nadie estaba preparado. Es por eso que la sociedad se está dando cuenta de lo importante que es proteger los derechos de la ciudadanía. Uno de los colectivos que más ha visto siempre vulnerados estos derechos es la población migrante, que sigue sufriendo en la crisis del coronavirus.

"Del Covid-19 tenemos que salir más protegidas y con esa visión clara de defender los derechos de la población sin ningún objetivo, garantizar los derechos únicamente", asegura Dina Bousselham, politóloga y responsable del área de migraciones en Podemos Madrid, que trabaja actualmente en el área de servicios sociales del Ayuntamiento de Coslada.

P: Una de las noticias de más actualidad es el cierre de los CIE a causa del COVID-19, ¿piensa que se trata una buena medida en este momento?

R: Lo estábamos pidiendo. Era evidente que si se está intentando proteger a la sociedad en su conjunto, no podemos dejar fuera a una parte de ella. Pero que haya llegado la liberación de la población migrante internada en el CIE por el coronavirus, deja una sensación agridulce. Nos habría gustado que nunca hubiesen existido estos CIE porque no dejan de ser cárceles para migrantes, donde sabemos que se han vulnerado los derechos humanos. Pero bueno, no deja de ser una buena noticia, en la línea de proteger a toda la población frente a esta pandemia que estamos viviendo.

P: Se habla mucho de lo que pasará cuando todo acabe y hayamos superado esta crisis sanitaria. En materia migratoria, ¿cuáles estima que serán los efectos post-confinamiento?

R: Habrá que estar muy atentos a las consecuencias de esta crisis, que al final siempre ponen en la situación más difícil a los colectivos vulnerables. Es un buen momento para que el Gobierno de España ponga sobre la mesa estos temas y darles una vía de salida, flexibilizar las condiciones de regularización y proteger los derechos de la población migrante. Del Covid-19 tenemos que salir más protegidas y con esa visión clara de defender los derechos de la población sin ningún objetivo. Garantizar los derechos únicamente. Vivimos y trabajamos aquí. Estamos construyendo esa idea de una España mejor y más democrática.

Es un buen momento para que el Gobierno flexibilice las condiciones de regularización y proteja los derechos de la población migrante

P: Si el confinamiento acabara en el mes de mayo o junio, coincidiría con la época de mayor flujo de personas en Frontera Sur. Teniendo en cuenta que las fronteras están cerradas, ¿cree que se endurecerán las políticas migratorias a causa de esta situación?

R: Las fronteras están cerradas pero hemos vistos que han salido pateras intentado cruzar el mediterráneo o llegar a las Islas Canarias. Al final es una crisis que existe desde hace muchos años. La gente viene huyendo de guerras, hambre y miseria, y no se lo piensa dos veces y se tira al mar. Si para ellos el mar es lo más seguro, imagina lo que habrán pasado, es una posibilidad de supervivencia. Espero que se tomen medidas en este sentido y que la Unión Europea, gran artífice de esta política migratoria, actúe de una manera responsable, tanto en la política exterior, como con las fronteras y con los derechos de la población migrante. Con la UE no soy tan optimista, por cómo lo está intentando buscar una salida a la crisis y la insolidaridad de ciertos países de la unión en este momento de debilidad y emergencia sanitaria.

P: Una de las primeras acciones que llevó a cabo el Gobierno de España en 2020 fue la retirada de las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla, pero también el subir la altura a 10 metros. ¿Qué piensa de la medida?

Un gobierno de coalición no es tarea fácil. Nuestro socio de gobierno tiene una visión de las migraciones que difiere de la nuestra. A nosotras nos hubiese gustado que inmediatamente después de firmar el acuerdo de gobierno se quitasen las concertinas y acabar con la política de criminalización de la población migrante, pero en todos los sentidos, también en cosas como el racismo. Defendemos que ningún ser humano es ilegal y defendemos una política migratoria humanizada que ponga en el centro los derechos humanos y sea consecuente garantizando el bienestar del conjunto de la población.

Un gobierno de coalición no es tarea fácil. Nuestro socio de gobierno tiene una visión de las migraciones que difiere de la nuestra.

P: En los últimos años hemos visto cómo el fenómeno de las fake news ha ido ganando visibilidad. Partidos como Vox las difunden frecuentemente a través de soflamas en contra de la migración. ¿Piensa que este tipo de mensajes calan realmente en la población?

R: Las derechas llevan mucho tiempo desinformando y apostando por las fake news, sobre todo en las redes sociales. Han invertido mucho dinero. Sus dos dianas son las mujeres y los migrantes. Para ellos nunca vamos a ser de aquí. En este sentido, los medios de comunicación tienen una labor fundamental para arrojar luz sobre estas fake news. Como ellos (Vox) no tienen un proyecto de país, lo que hacen es deslegitimar la idea de una España más democrática y que proteja a las personas, creando bulos y enfrentando al penúltimo contra el último.

P: Pero luego, desde las instituciones se ven cosas como la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre las ‘devoluciones en caliente’ y que parecen retroalimentar ese discurso de odio.

R: Por desgracia el sistema a veces le da la razón a Vox. Si el propio tribunal avala las devoluciones en caliente y no pasa nada, imagina cuánto tiene que cambiar el sistema para poder hablar de justicia, igualdad y libertad, todas cuestiones básicas con las que cualquier ser humano tendría que estar de acuerdo. Lo que hace Vox es utilizar precisamente estas cosas que desgraciadamente siguen pasando para endurecer su discurso, criminalizando a quienes saltan la valla o a quienes llegan a España y luego se les expulsa de esa manera, que no respeta los derechos humanos.

P: La idea de la ‘Europa Fortaleza’ se ha visto impulsada los últimos años desde las propias instituciones europeas. ¿Cree que la crisis del Covid-19 se usará como excusa para reforzar esa idea?

R: La propia Unión Europea está en una situación de debilidad y veremos cómo acaba en esta crisis. En ese contexto, creo que los países del sur de Europa se tienen que fortalecer e intentar liderar un modelo de una Europa más solidaria, justa y que respete los derechos humanos, que anteponga el interés general y deje de pensar siempre en la economía. Dejar de aplicar siempre medidas que solo favorecen a las élites y pensar en el conjunto de la población europea. Espero que el gobierno de España siga jugando un papel relevante de liderazgo y de empujar hacia una Europa más solidaria. 

Los países del sur de Europa se tienen que liderar un modelo de Europa más solidaria, justa y de respeto a los derechos humanos, que anteponga el interés general a la economía

P: Pero el cierre de fronteras quizás sí que se vea reforzado con la excusa sanitaria.

R: Algún cambio tendrá que haber. Es evidente que hay un nuevo sentido común a nivel europeo y hay cosas que la población europea no permitirá, como pasó en la crisis de 2008. El motor del cambio siempre ha sido la ciudadanía, por eso espero que sea la ciudadanía sea la que empuje para que no se vean reforzados esos postulados ‘austericidas’ y los de quienes tienen unos proyectos como Le Pen, de cerrar fronteras y criminalizar al migrante pensando en el interés de unos pocos frente a la mayoría. Soy prudente, pero veo una especie de ventana de oportunidad en esta crisis como la posibilidad de una reformulación del proyecto europeo a medio plazo.

P: Otra de las consecuencias de la política migratoria europea está siendo la ‘externalización de fronteras’. En el caso de España, se refleja en la relación con Marruecos en el control migratorio.

R: Es bien conocido que países como Marruecos siempre han jugado con la moneda de la migración para hacer política, para conseguir acuerdos ventajosos de pesca o agrícolas con la Unión Europea, y al contrario. La Unión Europea tiene que tener una política exterior que respete los derechos humanos. No se puede tener relaciones comerciales ni de ningún tipo con países que los vulneran, como Marruecos o como Arabia Saudí con la venta de armas. Espero que con este gobierno progresista, poco a poco vayamos encaminados hacia un modelo que no instrumentalice a la población migrante. Sin embargo, países como Turquía o Marruecos van a seguir jugando esa baza por intereses económicos o políticos.

P: Un aspecto más de esta ‘externalización de fronteras’ se está dando con lo que se ha llamado ‘devoluciones en caliente en el mar’. Por ejemplo, una patera es localizada en el Mediterráneo, se espera a que sea la Gendarmería marroquí la que la auxilie y la devuelva a su costa.

R: Mecanismos sofisticados para que el trabajo sucio lo hagan otros y Europa desentenderse. Pero después no hablamos de lo que pasa con toda esa población migrante que llega otra vez a Marruecos. En Tánger mucha población que ha sido devuelta, incluso se les deja en desierto, algunos después de haber sufrido vejaciones de la policía, en una situación de absoluta vulnerabilidad. Europa se lava las manos y no sabemos cuál es el destino de esas personas. Muchas veces es otra vez sufrimiento y volver a empezar de cero. En todas esas consecuencias, Europa es responsable.

P: En España sabemos que hay situaciones similares, en concreto en Melilla, pero nos parece como algo ajeno, ¿cree que la población española vive aislada de esa realidad? ¿Por qué?

Muchas veces falta esa empatía como sociedad, no se ve a la población migrante como parte de la sociedad española, creemos que sus problemas nos son ajenos. Es un error.

R: Uno de los mayores éxitos del neoliberalismo es el haber ensalzado el individualismo. Hay que combatir esa ideología neoliberal de fondo, que hace pensar que los problemas son individuales, en lugar de pensar en términos globales. En lugar de pensar que las mujeres que trabajan para Inditex en Tánger o Bangladesh están cobrando un salario miserable. Algo que no parece que nos afecte aquí. Lo que está pasando allí sabemos que puede pasar aquí en España. A quien primero afecta es al colectivo migrante y, por desgracia, muchas veces falta esa empatía como sociedad y no se ve a la población migrante como parte de la sociedad española. Parece que los problemas de los migrantes sean ajenos a cualquier español, lo que es un error. Pero creo que es algo que se está viendo y cada vez vamos más hacia una sociedad más informada y también más concienciada.