Los muros no detienen a las enfermedades sino a la ciencia

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Hodei Ontoria (@hodei_ontoria99)

  • Las fronteras abiertas han permitido encontrar la cura de las grandes pandemias a lo largo de la Historia
  • La medicina logró derrotar a la peste cuando se comenzaron a introducir ideas del otro lado de las fronteras
  • Para muchos científicos fueron cruciales sus observaciones en otros lugares, así como la cooperación entre países

Algunos dicen que las pandemias se frenarían cerrando fronteras; sin embargo, la historia de las enfermedades nos dice otra cosa: que las fronteras abiertas ayudan a encontrar la cura. En la historia de la medicina moderna destacan cinco grandes epidemias: la peste negra, la viruela, el sarampión, la gripe española y el VIH. Todas ellas pusieron a prueba a la humanidad y los avances médicos de los que disponía. Ahora nos enfrentamos a una nueva pandemia de unas magnitudes que nadie recuerda haber vivido: la COVID-19. Las principales potencias continúan buscando una cura sin descanso, sin embargo, la respuesta se encuentra ahora más que nunca en las fronteras abiertas.

La peste bubónica golpeó a Europa durante el siglo XIV entre los años 1346 y 1353. Lo curioso de la peste es que en sí no es un virus, sino una bacteria que se transmite a través de las pulgas de las ratas que reinaban las ciudades europeas y eran pasajeros VIP en las naves mercantes. La peste, salvando las distancias, tiene tres grandes similitudes con el coronavirus: la primera, la epidemia llegó de manera inesperada; segunda, no se conocía ni su origen ni su tratamiento; y tercera, afectaba a todas las clases sociales (aunque unas tenían más posibilidades de ser tratadas que otras). Los medios que se tenían en el siglo XIV eran muy limitados y la información y los recursos iban por detrás de la enfermedad, no le podían seguir el ritmo. La peste consiguió derrotar a la medicina. La cosa cambió a medida que se trajeron ideas del otro lado de las fronteras: por ejemplo, Sevilla dejó ser una ciudad llena de ratas para convertirse en una ciudad saneada gracias a las ideas que se fueron introduciendo desde Francia por toda la península.

En el caso de la viruela, su propagación se dio por el Nuevo Mundo conquistado por los españoles en el siglo XV. La epidemia de 1520 se propagó rápidamente por todo el continente latinoamericano. Al igual que ocurría con la peste, no había recursos para frenar la viruela. No fue hasta el siglo XIX cuando Lady Mary Wortley Montagu, aristócrata británica, introdujo el concepto de vacuna en Europa, para lo que fueron cruciales sus observaciones en Turquía, que hoy conocemos a través de sus cartas: "La viruela, tan fatal y frecuente entre nosotros, aquí es totalmente inofensiva", relataba. Sus cartas pudieron viajar más rápido que la enfermedad, el barco a vapor y el tren fueron los artífices encargados de unir la sabiduría de oriente con occidente. Las observaciones fueron recogidas por el médico rural británico Edward Jenner, "padre de la inmunología" y creador de la primera vacuna contra la viruela. Jenner también trajo ideas de otros lugares: unió las enseñanzas de oriente con las observaciones del mundo rural en los laboratorios de Londres.

El descubrimiento del médico británico gracias a las observaciones de Lady Wortley en Turquía dio pie a la triple vacuna vírica contra el sarampión, las paperas y la rubéola de la mano del médico estadounidense Maurice R. Hilleman en 1963. Hasta entonces el sarampión se extendía por todo el planeta y no había manera de frenarlo. Según la OMS, "antes de que la vacuna se introdujera en 1963 y se generalizara su uso, cada dos o tres años se registraban importantes epidemias". El sarampión es una enfermedad tan antigua que ya en el siglo I varios médicos persas la citan en en El libro de la viruela y del sarampión’. Tuvieron que pasar 19 siglos hasta que la ciencia pudiera avanzar más que la enfermedad, de Turquía a Inglaterra, y allí cruzar el océano hasta llegar por casualidad a Estados Unidos. 

A finales de la Primera Guerra Mundial, entre 1918 y 1919, un nuevo virus se propagó por todo el planeta, infectando a un tercio de la población. La mal llamada "gripe española" se convirtió en la primera pandemia en conquistar el mundo entero en un mismo brote. Los primeros casos se dieron en Estados Unidos y el virus se expandió gracias al masivo y rápido movimiento de militares estadounidenses a la zona de la Bretaña Francesa donde mutó y se expandió, causando el caos. Cuando el virus de la gripe se complica y deriva en complicaciones como neumonía o bronquitis se deben tomar antibióticos. Todavía tendrían que pasar diez años más hasta que Alexander Fleming descubriera accidentalmente la penicilina. Un accidente que se propagó por todo el mundo dando lugar a varios de los fármacos que hoy consideramos comunes y que salvan millones de vidas por todo el mundo. Tal es su influencia global que en 2018 el 80% de los fabricantes de fármacos se encontraban en India y China. La externalización es una tendencia generalizada, India y China son dos gigantes y los únicos con la capacidad para abastecer a toda la industria farmaceútica. Por lo tanto, si nuestras farmacias y hospitales están abastecidos, es gracias a la tecnología de China e India.

El 24 de noviembre de 1991 Freddie Mercury, cantante de Queen, falleció a causa de una neumonía que se complicó por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Mercury se convirtió en la cara visible del VIH, más conocido como sida. Un migrante que era a su vez venía de una familia de migrantes, su muerte dio lugar a que los restantes miembros de Queen crearan la Mercury Phoenix Trust, una organización sin ánimo de lucro que lucha contra el sida por todo el mundo. El foco del origen y propagación de este virus se centró en la comunidad homosexual, lo que provocó la rápida expansión entre parejas heterosexuales por todo el mundo, sobre todo en América Central, Asia y África donde el virus se propagó sin control. Los primeros tratamientos antirretrovirales para luchar contra el VIH son fruto de la cooperación científica entre más de 85 países que habían diagnosticado casos de sida dentro de sus fronteras. 

La historia demuestra que a medida que se fueron mejorando los sistemas de comunicación y la movilidad, se fueron creando medicinas contra las mayores enfermedades hasta el punto de erradicarlas como es el caso de la viruela. Los muros solo frenan las enseñanzas que nos da la historia. En España cientos de trabajadores sanitarios migrantes continúan recluidos en sus casas por los muros burocráticos que los mantiene en la irregularidad, lo que les obliga a continuar escondidos en casa, de brazos cruzados, en vez de fortalecer la plantilla de hospitales y centros médicos en plena emergencia sanitaria.