La sorprendente realidad de la migración irregular en España en 2020

La sorprendente realidad de la migración irregular en España en 2020

La Fundación porCausa presenta hoy el informe 'Extranjeros, imprescindibles y sin papeles: Una fotografía de la inmigración irregular en España', que ha desarrollado junto con un equipo de investigadores de la Universidad Carlos III. Es el primer análisis sobre las cifras de irregularidad y su composición por edad, género o lugar de origen que se presenta desde el año 2006. Y el resultado es absolutamente contraintuitivo. 

La primera noticia sorprendente es que no hay tantas personas en situación irregular como se pensaba. El informe cifra entre 390.000 y 470.000 el número de irregulares en nuestro país, un dato que no se acerca en absoluto a los 1.250.000 de irregulares que había en el año 2005. 

El perfil mayoritario de migrante irregular es una mujer de 40 años latinoamericana que trabaja en el sector de los cuidados. En efecto la mayoría de las personas que se encuentran en situación irregular en España son de origen latinoamericano, hasta un 77%, es decir, tres cuartos de la irregularidad que hay en territorio español la conforman personas que han venido de Centro y Suramérica y principalmente de Colombia (26%), Honduras (20%) y Venezuela (14%). Bolivia y Ecuador casi no tienen a personas en situación irregular en nuestro país. 

En cuanto África, su tasa de irregularidad (irregulares sobre el total de personas de esa procedencia) es muy baja, de apenas un 4%, es decir, la mayoría de las personas de ese continente que están en nuestro país lo hacen de forma regular. Esa tasa de irregularidad es menor que la que tienen en España las personas irregulares provenientes de Estados Unidos o Canadá. África solo aporta un 9,4% de la irregularidad total, y dentro del continente esas personas son principalmente marroquíes. El volumen de personas de origen subsahariano en situación irregular es muy bajo. 

Las mujeres tienen mayor irregularidad que los hombres. Si pensamos en el perfil tipo descrito anteriormente, el dato cuadra perfectamente. Las mujeres vienen a España a trabajar, a cuidar de niños o de personas mayores, muchas veces dejando a sus familias en sus países de origen. Muchas también trabajan en el sector de la hostelería. Por eso las edades de estas mujeres se concentran en una franja de mujeres jóvenes, de entre 20 y 30 años, y más mayores, de entre 40 y 50. Los hombres en situación de irregularidad son en general mucho más jóvenes. De hecho no hay prácticamente hombres en situación irregular mayores de 40. Los hombres trabajan principalmente en el sector de la hostelería y de la construcción. 

Finalmente, el informe de la Fundación porCausa hace un análisis económico. La irregularidad de todas estas personas que cuidan a nuestros seres queridos, nos sirven el café por la mañana, ayudan que no se pierdan las cosechas y hacen posible tengamos productos frescos de origen español en nuestra mesa todos los días (incluso en plena pandemia), nos cuesta mucho dinero cada año. Las personas en situación de irregularidad aportan dinero a nuestras arcas del estado a través de sus contribuciones indirectas, y apenas consumen recursos públicos. Sin embargo, si estas personas entraran a formar parte de nuestra sociedad de pleno derecho, también asumirán las obligaciones que ello implica, generando de media hasta 4.200 euros por año y persona para las arcas de nuestro país gracias a sus aportaciones impositivas. Esto ya sucedió con la última regularización que se hizo en 2005. 

Saliéndonos de los números sorprendentes, las conclusiones del informe de porCausa son demoledoras. La irregularidad no solo es un error en términos éticos sino que además es un fracaso en términos económicos. Permitir que toda la población migrantes que existe en nuestro país trabaje de forma legal sería indispensable para hacer frente a la crisis económica que se avecina. Los efectos económicos que tendría un paso así serían incuestionables. 

Las regularizaciones siempre han sido beneficiosas económicamente para este país. Tanto es así que están absolutamente desprovistas de un carácter político. Aznar hizo tres y Zapatero una, pero muy grande, y Rajoy se lo estuvo pensando. En este sentido existe un consenso dentro del sector empresarial y político. Las personas que vienen de otros países a España en su gran mayoría lo hacen para trabajar. Es gente joven y dispuesta que busca oportunidades laborales, como lo hacemos las personas nacidas en España cuando nos vamos de nuestro país. Las percepciones que se han ido creando a través de la magnificación de la migración africana, muy conveniente para justificar un gasto militar brutal en la frontera sur, o de los discursos de odio basados en conjeturas y simplificaciones, han conseguido que las migraciones se perciban como algo problemático y antinatural. Sin embargo, la historia de la humanidad está basada en movimientos de personas de un lado a otro. Y la economía de nuestro país y de Europa necesita la migración para poder mantener el estado de bienestar. Esta semana el gobernador del Banco de España afirmó ante la Comisión para la Reconstrucción del Congreso de los Diputados que "debería adaptarse la política migratoria para tratar de acompasarla a las necesidades del mercado de trabajo".

En definitiva, la regularización es indispensable para empezar de cero y crear un nuevo sistema de movilidad en Europa que nos permita afrontar la crisis económica y la crisis sanitaria.