El 2020 termina con un impulso migrante y antirracista

2020
Manifestación en el Día del Migrante en Madrid. Fotografía de Carmen Blanco

Carmen Blanco Grigelmo (@CarmenGrigelmo)

  • A pesar de la pandemia, o precisamente debido a ella, 2020 ha sido un año de gran movilización de los colectivos migrantes y solidarios
  • El cierre de los CIES, la dignificación de los trabajos de temporeros, la prohibición de las "devoluciones en caliente" o la denuncia de la criminalización de la infancia migrante han sido algunas de las reivindicaciones

Pese a las restricciones para contener el virus, el movimiento antirracista ha destacado en este año atípico por su imparable activismo. Así se evidenció el pasado 18 de diciembre, Día del Migrante, en el que múltiples colectivos convocaron concentraciones por todo el Estado. En ellas se denunció el abandono institucional de las personas migrantes que se ha agravado con la pandemia, aunque esta crítica venía de años atrás.

A esta reivindicación se suman otras como: el cierre definitivo de los CIES, la dignificación de los trabajos esenciales como el de temporeras y temporeros, la prohibición de las "devoluciones en caliente" o la denuncia de la criminalización de los menores migrantes. De igual modo, las organizaciones pusieron en valor las iniciativas solidarias lideradas por colectivos migrantes, como la creación de cajas de resistencia o el reparto de alimentos y mascarillas.

Con el Día del Migrante ha concluido un año hostil para quienes se mueven, pero que igualmente ha rebosado de solidaridad y reivindicaciones. Estas son algunas voces que se han alzado durante este año y que resonaron durante la jornada de protesta:

Regularización y citas para todas/os 

La necesidad de regularizar a las personas migrantes siempre ha sido una prioridad para el movimiento, pero este año se ha hecho más evidente. Al inicio de la pandemia surgió el movimiento #RegularizaciónYA, que reclamaba la "regularización urgente, permanente y sin condiciones para todas las personas migrantes y refugiadas". Cuentan con el apoyo de más de 1500 organizaciones y se ha convertido en la demanda transversal de las movilizaciones antirracistas en el contexto de la crisis sanitaria. "Es una vergüenza que se nos niegue un derecho tan básico", afirma Malik, uno de los portavoces del Sindicato de Manteros de Madrid. 

El portavoz también quiere insistir en una reivindicación que ha acompañado  siempre a su colectivo: la derogación de la Ley de Extranjería. En ella se plasma el racismo institucional que condena a muchas personas migrantes a un círculo vicioso, que les impide ver más allá de la precariedad. "No podemos salir de la crisis si siguen existiendo estas leyes racistas", opina.

Otro punto es el colapso de las citas de extranjería. Si antes ya era un reto, ahora es misión imposible. De esta forma, muchas personas se han encontrado con el bloqueo de sus cuentas bancarias, la imposibilidad de trabajar o alquilar una vivienda, entre otras dificultades. A este respecto SOS Racismo Madrid y otras organizaciones, han enviado una queja a diferentes organismos públicos denunciando que esto les atraviesa en todos los aspectos de la vida y les impide el ejercicio de los derechos más básicos. Así pues, han realizado este vídeo con una recopilación de experiencias:

La crítica del Sindicato al Gobierno es clara: "¿No dejar a nadie atrás? A los manteros si nos han dejado atrás", critica. Malik advierte de que en España no se piensa en las personas en situación irregular a la hora de legislar y por eso no reciben apoyo estatal. De ahí que las redes de apoyo traten de cubrir esta falta estructural: "Si un mantero pierde su mercancía, entre todos le ayudamos. Esa es la base de nuestras relaciones sociales", explica. Asimismo, han creado una caja de resistencia con la que están ayudando a personas especialmente vulnerables.

Derechos para las empleadas del hogar

"En esta crisis hemos puesto el cuerpo, pero sin ninguna garantía", denuncia la portavoz de Territorio Doméstico, Rafaela Pimentel. En junio de este año, con sus complementos habituales y escobilla en mano, presentaron un documento en el Congreso de los Diputados, junto con más de 30 colectivos, en el que pedían la ratificación del Convenio 189 de la OIT. Éste equipara el trabajo doméstico y de cuidados al resto y garantiza, entre otros, el derecho a la prestación por desempleo, la protección frente al despido o la equiparación en el cálculo de las pensiones.

Ahora, su lucha está más viva que nunca, ya que su trabajo ha sido esencial en la lucha contra el covid. Sin embargo, sus derechos siguen lejos de reconocerse: "Nosotras estamos en un régimen especial y queremos pasar al régimen general como el resto de trabajadoras", afirma. Este régimen, exime a las trabajadoras del derecho a paro. "Los cuidados no pueden parar, pero nosotras necesitamos derechos", defiende.

Al ritmo de canciones con letras como "Adelita diez años currando, pero sigue siendo ilegal", las activistas llenan de alegría las movilizaciones. También aportan color con pelucas y collares llamativos que usan como estrategia para evitar ser reconocidas y despedidas por sus jefes. Este colectivo con más de 15 años de lucha a sus espaldas, tiene un mensaje conciso: "Queremos un reconocimiento social de los cuidados", sentencia Pimentel.

Más intérpretes en el sistema sanitario

La barrera idiomática ha tenido consecuencias devastadoras en medio de la crisis sanitaria: "M. Abul Hossain, falleció por coronavirus en su domicilio porque no se podía comunicar con los mediadores", lamenta Mohammad Fazle Elahi, presidente de Valiente Bangla. Este colectivo está formado por personas de origen bangladeshí y se dedican a promover el empoderamiento de su comunidad en coordinación con otros movimientos sociales.

Desde la organización, recuerdan a Abul Hossain en sus acciones y denuncian la irresponsabilidad del Ayuntamiento de Madrid. "Durante la pandemia se suspendieron las interpretaciones en el distrito centro", asegura Fazle Elahi. No obstante, también quiere destacar algunas victorias: "Hemos conseguido que se apruebe un plan para que haya mediadores interculturales que acompañen y orienten a personas migrantes", celebra.

 

Para acabar con el muro del idioma, el colectivo ha puesto en marcha varias actividades que consisten en apoyar a niñas y niños con los deberes y dar clases de español en su local del barrio de Lavapiés. Además, han creado un banco de alimentos con el que están apoyando a unas 400 familias. "Somos valientes y no tenemos miedo", destaca.

Becas para estudiantes migrantes

Para las estudiantes no comunitarias las dificultades para pagar las tasas se han agudizado en los últimos años. "El PP multiplicó por cuatro las tasas extracomunitarias con respecto a lo que paga una persona nacional o residente", relata Andrea Paredes, una de las representantes de la AE Abya Yala. Se trata de una asociación antirracista de estudiantes que se organizan en la Universidad Complutense de Madrid.

Ante la pandemia, desde Abya Yala identifican tres problemas. El primero, las dificultades para encontrar un empleo con el que compaginar los estudios: "Al tener un NIE de estudiante no puedes acceder a un trabajo", explica. El segundo, el empobrecimiento económico de muchas familias en sus países de origen. De ahí, que ahora sea mucho más difícil afrontar los precios desorbitados de sus matrículas universitarias. Por último, la imposibilidad de conseguir una cita para renovar el NIE por el colapso administrativo. "Ahora el sistema de citas se ha convertido en un negocio. Muchos abogados y locutorios se apropian de ellas y luego las venden más caras", añade.

Ante esta situación, las estudiantes proponen un sistema de becas para personas extracomunitarias, para que nadie tenga que abandonar sus estudios. También están elaborando un protocolo antirracista para actuar en casos de acoso que esperan vea la luz pronto. A su vez, están creando comunidad participando en iniciativas de apoyo a la infancia racializada en Lavapiés.

Estas son solo algunas reivindicaciones pero son muchas más las que se están abriendo paso en el debate público. Todas ellas confluyen y se retroalimentan en un contexto en el que la solidaridad lo es todo. Por este motivo, cada año aumentan las personas que participan en las movilizaciones antirracistas como el #DiaDelMigrante, según los colectivos convocantes. Igualmente, como reflejan las estudiantes de Abya Yala, la convicción de las nuevas generaciones marca un camino esperanzador.