De leyenda del boxeo a icono antirracista: Feliz 79 cumpleaños, Muhammad Ali

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Muhammad Ali (Getty Images)

Joseba Torronteras (@JosebaADD)

  • Recordamos a uno de los boxeadores más célebres y su faceta activista contra el racismo de su época y por la justicia social
  • "Odié cada minuto de entrenamiento, pero no paraba de repetirme: no renuncies, sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón"

Este 17 de enero, Cassius Marcellus Clay Jr., más conocido como Muhammad Ali (1942-2016), habría cumplido 79 años. Ali falleció en 2016 tras una batalla de más de 32 años contra el Parkinson, pero su legado sigue más vivo que nunca.

A pesar de ser un héroe dentro del cuadrilátero (perdió solo cinco de sus 61 enfrentamientos disputados), lo que lo convierte en uno de los deportistas más influyentes del siglo XX son las luchas que libró fuera de este. En un país, Estados Unidos, que reducía a los negros a ser ciudadanos de segunda y habilitaba incluso lugares exclusivos para blancos, Muhammad Ali se convirtió en un icono de la lucha antirracista y la aceptación de las personas negras en el mundo durante el siglo XX y parte del XXI.

De Cassius Clay a Muhammad Ali: El nacimiento del activista

Corría el año 1960 y un joven Cassius Clay, un boxeador amateur no muy técnico, se alzaba con la medalla de oro en las olimpiadas de Roma. El joven recibía dicho premio emocionado mientras el himno de EE.UU. sonaba a bombo y platillo en el cuadrilátero. Él lo consideró entonces una victoria para la aceptación de los negros en Estados Unidos, pero la experiencia le demostró lo contrario.

Un día de ese mismo año, la joven promesa del boxeo acudió a un restaurante del centro de Louisville, Kentucky, su ciudad natal. Los negros no estaban bien vistos socialmente en los populares downtown americanos, pero Clay creyó que, con una medalla olímpica al cuello, la cosa sería diferente en su caso. Se equivocó. Entró a un restaurante que poseía en su fachada un cartel de ‘no servimos a negros’ y salió de él sin haber probado bocado. "Yo no hago las reglas, pero te tienes que ir ahora", le espetó la camarera. El boxeador reconocería en sucesivas entrevistas: "Tuve que abandonar un restaurante de mi ciudad natal, donde crecí; hacía el bien e iba a la iglesia como buen cristiano. ¿Acabo de ganar una medalla de oro y no puedo comer en el restaurante del centro de mi ciudad? Algo va mal. Desde entonces soy musulmán".

Ali y el islam, la religión de la paz

El anterior incidente, unido a que el luchador conoció a figuras tan influyentes dentro de la Nación del Islam (NOI), una organización religiosa y sociopolítica cuyo fin era resucitar la conciencia del islam dentro de la población afroamericana, como lo eran Malcom X o Elijah Muhammad, propiciaron su conversión. En 1964 decide cambiarse el nombre de Cassius Clay por el de Muhammad Ali. En palabras del púgil, el primero era el nombre de esclavo que le pusieron a su bisabuelo y él quería la libertad por encima de todo. Con un nombre de esclavo, no era posible ser libre y representar a los negros que querían serlo; por eso eligió Muhammad (‘digno de alabanzas’) Ali (‘ser supremo’).

A partir de este momento, tanto su carrera dentro del cuadrilátero, como su reconocimiento fuera de él, ascenderían meteóricamente.

La fama vs. los ideales: Vietcong

En 1967, Ali ya era el campeón de los pesos pesados y una figura de renombre con gran alcance entre la población afroamericana, de ahí el interés por parte del Gobierno estadounidense de que se integrara en las filas del ejército y luchara en Vietnam. Ali se negó, esgrimiendo razones religiosas para no acudir a la llamada de la milicia. "No me voy a ir a 16.000 kilómetros de aquí para matar a gente inocente" y "no representaría al islam si fuese un terrorista. Todo el mundo debe conocer la verdad: el islam es paz", argumentó ante la prensa.

La reacción del Gobierno no se hizo esperar. Le retiraron el título de campeón de los pesos pesados, así como su licencia para combatir, y le impusieron una pena de cinco años de cárcel y una multa de 10.000 dólares. Además, Ali se convirtió en una de las personas más odiadas de EE.UU. por ser considerado antipatriota al oponerse a participar  en la guerra de Vietnam. Pero a pesar de todo, tuvo el valor para sentenciar: "He rechazado mi carrera por mis ideales. El mayor título deportivo no significa nada si no puedes ser libre". La coherencia en sus actos hizo de Ali uno de los símbolos del movimiento pacifista de los 70 y le ganó la batalla a la Casa Blanca. En 1971, el Supremo reconsideró por unanimidad su licencia de boxeo y el campeón volvió a los rings. Desde entonces, ganaría el título de los pesos pesados dos veces más, en 1974 y en 1978.

Su legado: Esfuerzo, sacrificio y lucha dentro y fuera del ring

Aunque colgó definitivamente los guantes en 1981, el boxeador siguió luchando por la justicia en una sociedad abiertamente racista con los llamados despectivamente niggers. Conoció y compartió conversaciones con personalidades de la lucha antirracista como lo eran Nelson Mandela o Martin Luther King, entre otros.

Ali fue el primero. El primer boxeador en mojarse en cuestiones políticas y sociales: hasta entonces, los boxeadores solo intercambiaban directos y fintas. "Cuando me entrevistaban, no eran las típicas entrevistas que se le hacen a un boxeador. Los boxeadores no suelen hablar, y cuando lo hacen, es para decir: ‘ayer corrí 8 kms...’", argumentaba Ali en una de sus entrevistas de principios de su carrera, sentando el precedente sobre si los deportistas, que movían a tanta gente, debían ser solo eso, o también podían influir en los cambios sociales y opinar sobre cuestiones más allá de su deporte.

"No soy solo un boxeador, también leo, estudio, y cuando viajo hago preguntas a la gente para ver cómo viven y así aprendo (...) si no fuera boxeador, podría morir luchando por la libertad y no salir en las noticias". Ali ansiaba ser muchas cosas, pero sobre todo quería ser libre, y su concepción de la libertad pasaba por que las batallas ganadas dentro del cuadrilátero ayudaran a las personas negras a ganar más todavía fuera de él. Según comentó en una entrevista de las muchas que concedió: "Ahora hay negros que van por la calle diciendo: soy el mejor".