Mujeres de colores, periodismo de colores

Mujeres racializadas
Vanessa Cadena, de la Revista Negrxs. Fotografía de Javier Sánchez Salcedo

Carmen Blanco Grigelmo (@CarmenGrigelmo_)

  • Las mujeres migrantes o no blancas siguen siendo representadas en los medios con tres papeles: víctimas, amenazas o heroínas abnegadas
  • Cada vez más proyectos mediáticos se proponen cambiar esa retórica y construir una contranarrativa en la que se represente el papel de las mujeres racializadas más allá de los estereotipos

10:15 de la mañana en Madrid centro. Shalini sale de su casa y va camino del trabajo. Hace un día espléndido y en sus cascos suena Lost on you de LP. Entra en el metro y al salir del vagón choca con una mujer, se disculpa y sigue su ruta hacia la oficina. Esta misma mujer sale corriendo tras ella e intercepta su mochila:

Shalini (extrañada): ¿Necesitas algo?

Mujer: ¡Me has robado la cartera!

Shalini mantiene la calma y le da una oportunidad para retractarse:

S: ¿Perdone? ¿A qué se refiere? No la entiendo.

M: No, no te hagas la tonta. Sé perfectamente que me la has quitado tú.

La mujer llama a la policía convencida de que ella tiene su bolso mientras Shalini termina su frase en la mente: "La única persona cercana con tez morena soy yo". Casi una hora después y con la policía registrando la mochila de Shalini, la cartera aparece en el bolso de Gucci de la mujer. Sin mediar palabra, la mujer continúa su ruta y la policía se disculpa. Shalini es una joven de Valdepeñas (Ciudad Real) que tiene un fenotipo "no muy de allí" y compartió esta historia en Con M de, cuando le sucedió.

¿Por qué esta mujer asume que ella podría robarle? Existe una narrativa dominante que representa a las mujeres racializadas por medio de los estereotipos de víctima, amenaza o heroína según ONU Mujeres, y que provoca que en nuestro imaginario Shalini sea una ladrona y no sea de Valdepeñas. ¿Qué ocurriría si hubiera más mujeres como ella ocupando espacios públicos y mediáticos diversos? Cada vez más proyectos periodísticos como Revista Negrxs, Afroféminas o Pikara Magazine se han propuesto cambiar esa retórica y construir una contranarrativa en la que se represente el papel de las mujeres racializadas más allá de los estereotipos.

Nuevas formas de mirar

El cambio empieza por los y las periodistas, quienes son potenciales altavoces de sus propios prejuicios como dice la reportera Lucía Mbomío. Así, periodistas como Vanessa Cadena, quien coordina el equipo editorial de la Revista Negrxs, busca un enfoque de fortaleza de las mujeres negras. Esta revista propone una mirada capaz de representar una identidad heterogénea de la comunidad negra, africana y afrodescendiente a través de la comunicación.

Vanessa no entiende su trabajo sin la perspectiva de género: "En el proyecto somos la mayoría mujeres y enfocamos el género desde las diferentes brechas", explica. Para esta periodista es importante contar las historias de estas mujeres más allá de la violencia sexual y las entradas irregulares. Como muestra en sus trabajos hay muchísimas emociones, experiencias y logros de mujeres negras que no aparecen en los medios generalistas. De esta forma, sucede el peligro de la historia única por la cual Shalini tuvo que pasar por el mal trago de ser tratada como una delincuente.

Vanessa también echa de menos un punto de vista más crítico, pausado y capaz de abordar lo complejo. "La migración se cuenta muy rápido y se tiende a simplificar muchas veces con datos", aclara. Su solución es la pluralidad: denunciar las vulneraciones de derechos pero también historias en positivo. Con esta mirada, Vanessa trata de mostrar la diversidad con las herramientas que nos da el mundo digital.

Cuidar a quien cuenta su historia

Las voces críticas también resuenan desde fuera de las redacciones. Este es el caso de Nancy Landa, una investigadora y activista centrada en las migraciones en el contexto de México y EEUU. Ella decidió abrir su propio blog, Mundo Citizen, como alternativa a los medios que priman el sensacionalismo en su historia de deportación, en vez de dotar de un contexto y una profundidad. Su crítica es la revictimización que hacían de su experiencia, buscando solo el dramatismo para conseguir más visualizaciones. "Empecé a rechazar muchas entrevistas porque no aportaban nada a la causa ni a mí misma", relata. Además, ha observado una infrarrepresentación de las mujeres en este aspecto. "En mi trabajo veo como las mujeres están siempre al frente de la batalla, pero nunca son las voceras ni las protagonistas de los reportajes", asegura. De acuerdo con esto, Nancy recalca que también es necesario que se posibilite la participación de las personas migrantes en las ONG.

Landa denuncia que a la hora de convocar expertos para el análisis migratorio también existe un sesgo de género y elitista. "Me ha tocado muchas veces no ser invitada en el espacio académico porque quienes tienen la vocería son los hombres", asegura. La mayoría de estos hombres no han trabajado ni experimentado el problema del que hablan pero, según Landa, prima el prestigio de la institución frente al conocimiento del tema: "Me he ido abriendo paso, pero sin el respaldo institucional", señala. Por eso, considera esencial revisar los criterios a la hora de consultar a expertos: "Quienes mejor conocen la situación son las personas que hacen trabajo directo", defiende.

Referentes

Las redes sociales son canales de comunicación que tampoco están libres de prejuicios. Para Mónica Ortiz, modelo, influencer y estudiante de Derecho, las coberturas de los medios son esenciales para los referentes de las niñas.  "Los estereotipos que generan pueden llegar a controlar sus vidas", apunta. Ella misma lo ha comprobado al no ver muchas abogadas negras en los medios: "Nosotras tenemos que demostrar el doble para aparecer", añade.

Como modelo, denuncia el doble rasero de la publicidad con las mujeres negras, que provoca que muchas niñas negras no se sientan guapas: "La parte mala es que se nos ve como exóticas y como una moda; la buena es que contribuye a que tengamos referentes", señala. Por todo esto, Mónica utiliza sus redes sociales como altavoz para hablar de problemas sociales y defensa de los colectivos vulnerables.

Experiencias como las de Mónica o Shalini evidencian la violencia que genera el actual retrato mediático de mujeres como ellas. Cuando Shalini sale del metro sin recibir ni una disculpa de la mujer que la acusa, siente la impotencia de que su tono de piel sea suficiente para tratarla como una criminal. Y reflexiona sobre el mensaje que le quiere transmitir el mundo: "La culpable soy yo por mi fenotipo, y no ella por su mente racista". Historias como esta suceden cada día. Por eso urge un cambio en el retrato que represente la diversidad y prime la empatía.