Refranes para tiempos electorales

Sócrates. Estatua en Atenas. Anónimo.
Sócrates. Estatua en Atenas. Anónimo.

Lucila Rodríguez-Alarcón (@lularoal)

  • El refranero nos ofrece algunas perlas que nos permitiran vivir mejor los procesos electorales tan cargados de odio y polarización
  • Tenemos la posibilidad de elegir qué escuchamos y qué difundimos, uno de los mayores actos de autonomía, libertad y rebeldía que nos podemos permitir en estos momentos

Parece que en España le estamos cogiendo el gusto a eso de convocar elecciones. Nunca en la historia española se tuvo tantas oportunidades de votar como en estos últimos cinco años. Esta fiesta de la democracia va acompañada de un debate público cada vez más horripilante, marcado por discusiones que rozan los reality y tertulianos que se nutren de discursos extremadamente polarizados llenos de demagogias. La atención mediática se está consiguiendo a través de provocaciones representadas por declaraciones extremas que generan un revuelo público monográfico del que es muy difícil salir. El golpe de efecto se crea diciendo barbaridades y hay pocas ofertas propositivas. La clase política parece no darse cuenta de que está extinguiendo a unas audiencias agotadas, llenas de miedo y tristeza que lo que necesitan es amor.

Y sí, amor, con todas sus letras, amor como palabra que reúne todas aquellas propuestas constructivas que permiten crear en unión sin necesidad de tener que odiar a ningún prójimo. Necesitamos utopías que nos hagan recuperar la ilusión por nuestra vida en común. Necesitamos volver a sentirnos agentes de cambio, de nuestra vida, de nuestro vecindario, de nuestro espacio. Por eso debemos recordar que las personas tenemos la posibilidad de elegir qué escuchamos y qué difundimos, y eso es uno de los mayores actos de autonomía, libertad y rebeldía que nos podemos permitir en estos momentos. 

Ladra chucho que no te escucho

Cuando un perro ladra lo mejor que se puede hacer es ignorarlo, y generalmente acaba callándose. Con la información que nos lanzan agresivamente tenemos que hacer lo mismo: bajar el volumen o silenciar. El ruido nos quita tiempo y concentración y cuando le damos importancia se amplifica, ocupando todo el espacio sonoro que nos rodea. Recordemos que, cómo decía la escritora Charlotte Bronte, "el interés del que escucha aviva la lengua del que habla". 

A palabras necias, oídos sordos

¿Qué necesidad tenemos que darle importancia a las tonterías? Todas aguantamos estoicamente las bobadas que escuchamos en sitios públicos, y pasamos de los borrachos. Pues todo el espacio mediático es también un espacio público. Debemos buscar ahí las palabras sabias que nos inspiren y nos ayuden a  crecer, quitando de nuestro oídos las gilipolleces.  

No hay mayor desprecio que el no aprecio

Creemos que la mejor forma de contrarrestar los mensajes de odio o las demagogias es responder y mostrar nuestro desacuerdo. En la mayoría de los casos lo hacemos para reivindicarnos y no con el fin de generar un debate constructivo. Y es que, efectivamente, hay temas que no merecen debate, porque deberían ser incuestionables, como todos los relacionados con los derechos humanos. Aquí es cuando tenemos que recordar que no hay nada que haga más daño a un opinador que la falta de atención. 

Lo que no se comunica, no existe

Decía el economista Peter Drucker que lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice. Y tanto es así que cuando determinamos la ideología de un medio lo hacemos por lo que publica, pero también por lo que no nos cuenta. Los políticos se quejan de los medios que no les dan cobertura porque es su única forma de transcender y llegar a las grandes audiencias. Y las audiencias debemos recordar que desde que el teléfono móvil entró en nuestra cotidianidad, somos potencialmente creadores, receptores y emisores de información en tiempo real. Tenemos un poder increíble en ese sentido. Usémoslo con inteligencia y estrategia. 

"Reivindiquemos lo que nos hace bien, promovamos lo que nos hace creer en un mundo mejor, compartamos, creemos comunidad y que todas las elecciones que vengan sean realmente nuestras"

La mierda no se comparte

Esto es un dicho de la Fundación por Causa que me gusta mucho porque es muy gráfico, resulta muy fácil de recordar y recupera la mayoría de las ideas de los refranes anteriores. Protejámonos y protejamos a nuestros seres queridos de la mierda. Usemos nuestras capacidades para compartir amor. Recordemos que "el amor lo vence todo", "solo el amor iguala al vasallo y al señor", "buen amor y buena muerte, no hay mejor suerte". Reivindiquemos lo que nos hace bien, promovamos lo que nos hace creer en un mundo mejor, compartamos, creemos comunidad y que todas las elecciones que vengan sean realmente nuestras y de nadie más.