La Industria del Control Migratorio en tres minutos

Una patrulla de la Guardia Civil recorre la valla de Melilla. Foto: Ignacio Marín / Fundación porCausa.
Una patrulla de la Guardia Civil recorre la valla de Melilla. Foto: Ignacio Marín / Fundación porCausa.

José Bautista (@joseantonio_bg) / Fundación por Causa

¿Qué es la Industria del Control Migratorio?

La Industria del Control Migratorio es un negocio multimillonario, financiado con dinero público, y que surge a raíz de las políticas antimigratorias. Dicho de otra forma, se trata de un nuevo mercado en el que un reducido grupo de empresas obtienen ingresos vendiendo al Estado todo tipo de productos y servicios relacionados con el control migratorio, como vallas fronterizas, cámaras de seguridad, alambradas de concertina, centros de reclusión de migrantes (CIEs, CETIs, CATEs...), radares, barcos, uniformes, traductores, guardias de seguridad y un largo etcétera. La mayor parte de este negocio se concentra en el perímetro fronterizo, a pesar de que 8 de cada 10 migrantes irregulares acceden a España a través del aeropuerto (la foto estándar de estas personas es: mujer, latinoamericana, de más de 30 años y dedicada al sector de los cuidados). En este especial de Público.es tienes mucha más información sobre esto. En este link de por Causa, también.

¿Qué sabemos realmente sobre la Industria del Control Migratorio?

Sabemos que es una industria muy influyente, plagada de puertas giratorias y cuyos ingresos crecen a toda velocidad. Sabemos que es un negocio que prioriza el beneficio de un grupo de empresas frente a los derechos fundamentales de las personas migrantes, pero que no aporta soluciones porque parte de una premisa errónea (la supuesta capacidad de los gobiernos para frenar el movimiento de personas), sin aceptar que la migración es un fenómeno inherente al ser humano (y un derecho humano, por cierto).

También sabemos que sabemos muy poco. En España sólo conocemos la punta del iceberg de este negocio debido al secretismo y la opacidad que lo rodea. Bajo el pretexto de la seguridad nacional, las autoridades mantienen bajo secreto buena parte de los contratos públicos del negocio antimigratorio. Sabemos que miles de contratos se adjudican a dedo y muchos apenas distan unos euros del límite legal que obliga a concederlos por concurso público.

Sobre el terreno, ese secretismo se traduce en situaciones anómalas en democracia. Por ejemplo, los periodistas podemos entrar en cárceles, hospitales e incluso edificios militares, pero estamos vetados en los centros donde son recluidos los migrantes, uno de los nichos más rentables de este negocio (y uno de los que más abusos protagoniza). No podemos entrar siquiera en los cuarteles militares reacondicionados para acoger a los menores extranjeros.

En por Causa hemos analizado los contratos públicos y publicados del Gobierno central (los que no están bajo secreto, salvo un par de excepciones) relacionados con el control migratorio entre 2014 y 2019. La mayoría son de los ministerios del Interior, Fomento (o Transportes), Trabajo y Migraciones, y Defensa. La mayor parte del dinero se usa para reforzar el perímetro fronterizo. A nivel estatal, la partida que menos fondos recibe es la destinada a acogida e integración. Seguimos investigando gracias al apoyo de muchas personas y profesionales. Vamos a incluir también las 17 comunidades autónomas de España, que gestionan la mayor parte del dinero para acogida e integración. También analizaremos los fondos públicos para control migratorio que se conceden a través de subvenciones.

¿Quién gana con la Industria del Control Migratorio?

En primer lugar, un reducido número de empresas. Un grupo de 10 multinacionales se embolsaron el 65% del dinero que el Estado español otorgó en contratos para control migratorio, según el análisis de por Causa de más de 1.700 contratos públicos adjudicados entre 2014 y principios de 2020. Entre esa decena de empresas hay firmas muy conocidas, como ACS (la constructora de Florentino Pérez), Indra (la misma que desarrolla la problemática web de Renfe), Eulen (una de las empresas de seguratas más importantes de España), Airbus y Air Europa.

En el mismo ránking aparecen otras compañías famosas, como El Corte Inglés, Telefónica, Navantia y Ferrovial. También hay empresas que eran pequeñitas y que gracias al negocio antimigratorio se han convertido en corporaciones con presencia internacional. El mejor ejemplo es la malagueña Mora Salazar, conocida por sus concertinas (alambradas con cuchillas). Ninguna de estas empresas accedió a responder a nuestras preguntas. Seguiremos intentándolo.

En este negocio también salen ganando una larga lista de ex altos cargos públicos. En por Causa hemos logrado identificar 121 puertas giratorias. En este caso, la mayoría son del Partido Popular y el PSOE.

Esto no acaba ahí: el último beneficiario del negocio antimigratorio es el discurso del odio. La xenofobia y sus patrocinadores se expanden por todo el mundo usando una de las herramientas más útiles de la industria del control migratorio: el miedo.

¿Quién pierde con la Industria del Control Migratorio?

En primer lugar, las personas migrantes que, por una u otra razón, deciden venir a España y Europa pero no tienen alternativas seguras y legales para hacerlo. Cuando esas personas emprenden su camino, se topan de lleno con un sistema militarizado y dotado de tecnología punta, diseñado para impedir a toda costa que lleguen. No obstante, los medios sofisticados y costosos que despliega la Industria del Control Migratorio no permiten reducir el número de muertes y daños que sufren las personas migrantes. Un ejemplo: Indra presume de que su Sistema Integrado de Vigilancia Exterior puede detectar un trozo de madera de un metro cuadrado en cualquier punto del Estrecho. La empresa no explica por qué a menudo no logra detectar embarcaciones con migrantes que naufragan.

El segundo gran perdedor de este negocio eres tú. Por un lado, el dinero de tus impuestos va a parar a un negocio inútil que causa sufrimiento y merma las arcas del Estado para, por ejemplo, mejorar la capacidad sanitaria en tiempos de pandemia. Por otro lado, este negocio gana dinero en detrimento de los múltiples beneficios que una migración ordenada y segura ofrece a la sociedad del país destino: cultura, fiscalidad, demografía, pensiones...

¿Qué alternativas hay a la Industria del Control Migratorio?

Las migraciones no se pueden parar, pero sí se pueden gestionar. La evidencia empírica demuestra que la migración es natural y es positiva en términos económicos y sociales, y tanto es así que más del 95% de las migraciones son laborales, como recuerda Gonzalo Fanjul en el programa que Salvados dedica al fenómeno migratorio.

Como recuerda Lucila Rodríguez-Alarcón, "necesitamos debatir sobre un modelo distinto, centrado en gestionar las migraciones y no en reprimirlas a cualquier precio". De esta forma, el gasto público destinado a la Industria del Control Migratorio podría rediseñarse y convertirse en inversiones para crear vías migratorias seguras y legales. También para informar a quienes desean migrar y para prestarles asistencia legal y social antes y durante su proceso migratorio. Por último, parte de estos recursos deberían destinarse a divulgar nuevas narrativas migratorias: la sociedad necesita información libre de estereotipos y sensacionalismo, las comunidades necesitan redes de apoyo y trabajo para sus nuevos vecinos.