La política migratoria de Macron en campaña se proyecta en Europa

Emmanuel Macron
El presidente de la República Francesa Emmanuel Macron. Fotografía: Mutualité Française (CC BY-NC-ND 2.0)

Isabella Carril Zerpa / Fundación porCausa

  • La necesidad de ‘retomar el control de las fronteras’ o la apertura de un debate sobre "la blasfemia y la amenaza yihadista" ahondan en el creciente debate en Francia

Francia ejerce este semestre la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea y Emmanuel Macron representa tres papeles en la misma función: candidato a la reelección al Elíseo, Jefe de Estado y Presidente de turno del Consejo. Aunque el mandato de las presidencias semestrales se limitó en el Tratado de Lisboa, sigue teniendo dos tareas clave: por un lado planificar y dirigir las reuniones del Consejo y sus grupos de trabajo; por otro lado, representar al Consejo frente a las demás instituciones europeas.

Ambas funciones suponen una oportunidad de liderazgo a la hora de impulsar y negociar debates, políticas y procedimientos legislativos. Es para Francia un potencial instrumento de incidencia política en un periodo complejo para la Unión marcado por la falta de unidad y solidaridad interna, el vacío de liderazgo tras la marcha de Angela Merkel, y por las tensiones estratégicas en las fronteras exteriores, especialmente en el vecindario oriental.

Macron parece buscar en su gestión europea la solución a algunas de sus preocupaciones nacionales. El programa de La République en Marche de 2017 se adivina en las actuales prioridades de la presidencia francesa de 2022. Esto incluye el europeísmo, el republicanismo y el concepto de la pertenencia, que enlaza con el modo de vida europeo que introdujo la Comisión Von der Leyen, entre otros.

Le Pen, Zemmour o Pécresse han intoxicado la campaña con mensajes antimigratorios. Macron ha optado por la desconfianza hacia el Islam y la migración

En este contexto, en los temas migratorios y de control de fronteras resuena una retórica cercana a la que se despliega en la campaña a las presidenciales francesas. Marine Le Pen, Eric Zemmour o Valérie Pécresse han intoxicado la campaña con mensajes antimigratorios de distinto voltaje. Macron ha optado por la desconfianza hacia el Islam y la migración. La necesidad de ‘retomar el control de las fronteras’ o la apertura de un debate sobre "la blasfemia y la amenaza yihadista" ahondan en el creciente debate en Francia acerca del separatismo y la supuesta "existencia de una contrasociedad de seis millones de musulmanes". La Presidencia francesa introdujo este debate en el menú del almuerzo de trabajo de los ministros de Interior del 3 de febrero de 2022, como lucha contra la radicalización y los "ecosistemas dentro de nuestras sociedades que van en contra de nuestros valores".

La presidencia francesa propone un enfoque gradual de la implementación del Pacto de Migración y Asilo con un foco claro en la seguridad y apenas mención a la protección de las personas migrantes. Con el fin de garantizar un control efectivo de las fronteras exteriores y evitar los movimientos secundarios, Macron ha propuesto el refuerzo de la gobernanza de Schengen incluyendo la creación de un "Consejo Schengen" de rango ministerial que se reuniría periódicamente para tomar decisiones unificadas. También apuesta por la condicionalidad de la agenda exterior y de cooperación para hacer avanzar las propuestas del Pacto de Migración y Asilo. Para ello, Francia propone la utilización de la financiación a terceros estados como palanca política, acelerar los procesos a través de un nuevo mecanismo operativo (MOCADEM) para coordinar sanciones a través de la política de visados o reforzar aún más la acción exterior de Frontex, por ejemplo.

Fronteras Schengen: las nuevas trincheras de Europa

Francia también ha impulsado el refuerzo del mandato de Europol en materia de cooperación policial y de intercambio de información entre autoridades nacionales incluyendo reconocimiento facial. En 2020, La Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior del Parlamento Europeo (LIBE) cuestionó la creación de una base de datos europea de reconocimiento facial por su impacto en la protección de datos, o la probable estigmatización de determinadas a las minorías étnicas.

Geográficamente, una de las prioridades regionales es África. Francia es consciente de que pierde peso en el continente. La lacra del yihadismo o la entrada de nuevos actores estratégicos como China, Rusia o Emiratos desafían su influencia. La cumbre UE-Unión Africana (17 y 18 de febrero) se anuncia como una oportunidad para crear un nuevo marco de movilidad laboral pero la insistencia en combatir las redes de tráfico de personas y crear un política de retorno efectiva, adelanta un enfoque reactivo que perpetúa el control de fronteras. La inseguridad en Malí o Burkina Faso cuestionan claramente la futura influencia de Francia en el Sahel.

Otras fronteras como la de los Pirineos o el Canal de la Mancha, se convierten en teatro de campaña. Marine Le Pen (Rassemblement National) acudió a Cerbère y Le Perthus para explicar su prometida política "disuasoria" ante la reactivación de la ruta de Irún, proponiendo incluso el restablecimiento del delito por residencia ilegal. Por su parte Valérie Pécresse (Les Républicains) se acercaba a Calais para pedir el refuerzo de Frontex en materia de retornos forzosos, y Eric Zemmour desvelaba su programa "Immigration zéro". Las tensiones en el Canal de la Mancha entre Francia y el Reino Unido no cesan, después de que en 2021 más de 52.000 personas intentaran realizar esta peligrosa ruta. Calais es paso obligado de campaña.

La presidencia del Consejo en pleno periodo electoral nacional puede ser una oportunidad de lucimiento para Macron pero también ir en contra de sus intereses. A medida que avance el calendario y evolucionen los diferentes frentes, la presión de la campaña francesa brotará en la agenda europea.