Las puertas de Europa están abiertas, pero no para todos

Refugiados ucrania
Refugiados ucranianos en la frontera con Polonia. — Vitaliy Hrabar / EFE/PAP

Pablo Sallabera Moszczynska (@Sallabera)

  • La actuación de la Unión Europea en la acogida de personas refugiadas procedentes de Ucrania es ejemplar. Pero la solidaridad no es para todos: la Directiva de Protección Temporal, la situación en las fronteras y varias declaraciones en medios de comunicación dejan entrever un doble rasero.  

La invasión rusa de Ucrania ha desplazado hasta el momento a más de dos millones de personas según ACNUR. Países vecinos como Polonia, Hungría y Rumanía han respondido abriendo sus fronteras. La Unión Europea en su conjunto también se ha movilizado y ha mostrado una solidaridad sin precedentes. Aún así, aunque las puertas de Europa estén abiertas de par en par, son más estrechas de lo que parecen. Esta imagen contrasta con la violencia sufrida por aquellas personas que intentaron cruzar este invierno las fronteras europeas con Bielorrusia o con el cierre de fronteras que terminó en la crisis de refugiados de 2015. Ahora se hacen más evidentes que nunca las contradicciones en el seno de la UE y algunos Estados miembros.

Esto es especialmente notable en el caso del Gobierno polaco. La Ministra de Familia y Política Social, Marlena Maląg, aseguraba que en Polonia el mercado laboral puede absorber hasta un millón de personas adicionales, esto sin suponer una amenaza para los puestos de trabajo ya existentes. Nunca ha sido tan fácil para los migrantes ucranianos encontrar empleo, a pesar de su gran aportación al  crecimiento económico polaco. Es una muestra de lo fácil que pueden ser las cosas cuando se quiere.

Si ahora acoger no pone en riesgo los empleos de los polacos, ¿qué justifica el muro en la frontera con Bielorrusia? Entre 3.000 y 4.000 personas se encontraron atrapadas este invierno entre los ejércitos polaco y bielorruso, obligadas a pasar las noches a la intemperie con temperaturas bajo cero. Esta crisis humanitaria que se ha cobrado también numerosas vidas ha desaparecido de los medios, a pesar de que aún permanecen en la frontera y que las medidas implementadas por el Gobierno polaco violan el derecho a pedir asilo, como denunció  ACNUR.

Este doble rasero tiene origen en la forma en la que la UE ha construido su identidad: sus fronteras han ayudado a crear cohesión y una cierta ilusión de homogeneidad cultural europea

El origen de este doble rasero extiende sus raíces en la forma en la que la Unión Europea ha construido su identidad. Son sus límites, en este caso las fronteras orientales y meridionales, los que han ayudado a crear cohesión y una cierta ilusión de homogeneidad cultural europea. Es una supuesta amenaza a la seguridad o de un "reemplazo cultural" lo que parece justificar que se restrinja la ayuda.

Recientemente, el Primer Ministro de Bulgaria, Kiril Petkov diferenciaba claramente entre dos clases de refugiados: "Estos no son los refugiados a los que estamos acostumbrados. Estos son europeos, por eso nosotros y todos los demás países de la UE estamos preparados para darles la bienvenida. Estas son... personas inteligentes, educadas... Por eso ningún país europeo tiene miedo de esta ola de inmigrantes que está a punto de llegar". David Sakvarelidz, político ucraniano, lo explicaba a la BBC en términos raciales: "Es muy conmovedor para mí porque veo personas europeas de ojos azules y rubias".

Charlie D’Agata, corresponsal de la CBS, declaraba en directo: "No es un lugar, con el debido respeto, como Irak o Afganistán, que haya sido testigo de un conflicto durante décadas... Esta es una ciudad relativamente civilizada, relativamente europea –también tengo que elegir esas palabras con cuidado– donde no esperas que esto suceda".

Las palabras del corresponsal, un tanto improvisadas, asumen la normalización del conflicto en Oriente Medio. Ofrecen un diagnóstico implícitamente: es la barbarie en oposición a la civilización, la no-cultura, lo que lleva a los conflictos interminables. Esta idea está bien asentada en el imaginario europeo: no tendría sentido prestar ayuda al no-occidental porque su sufrimiento se considera inevitable. Se está olvidando como causa la injerencia militar occidental en la búsqueda de petróleo y gas baratos en dichas zonas del mundo.

Las palabras del corresponsal asumen la normalización del conflicto en Oriente Medio, una idea asentada en el imaginario europeo

Las consecuencias de estas categorías se han evidenciado claramente en la frontera bielorrusa. Ha sucedido ya en la parte ucraniana de la frontera, donde entre otros casos, se ha reportado que estudiantes indios han sufrido abusos por los militares ucranianos; los retenían impidiéndoles cruzar la frontera.

No podemos esperar a que algo parecido termine por manifestarse en los países de acogida. Algunos de los vacíos y criterios de una de las medidas adoptadas por la UE, apuntan a que esto puede ser probable. Se trata de la aplicación de la Directiva de Protección Temporal, una decisión inédita que no se tomó siquiera en los tiempos más duros de la guerra de Siria. Garantizará protección y acceso al mercado laboral de forma automática durante un año a quienes huyan de Ucrania, con posibilidad de renovación. Pero la concesión de protección presenta algunas restricciones serias. En primer lugar no contempla a aquellas personas que residían de forma irregular en Ucrania –entre unas 37.700 y 60.900 personas según estima la OIM–. Esta omisión podría disuadirles de pedir algún tipo de protección por miedo a ser retornadas, exponiéndose aún más a la exclusión social.

La Directiva de Protección Temporal, que no se tomó siquiera en la guerra de Siria, garantizará protección y acceso al mercado laboral a quienes huyan de Ucrania

En segundo lugar, aunque también se otorga protección a personas sin la nacionalidad ucraniana, estas deben demostrar haber residido en Ucrania con algún permiso y se les concederá sólo en caso de que "no puedan regresar de forma segura a su país de origen". Este último requisito puede estar cayendo en otro de los presupuestos que solidifican las fronteras de la UE, un tanto más sutil que los de raza y cultura ya mencionados. Es la idea de que el lugar "natural" de una persona es el lugar donde nació, sigue importando el "lugar de origen". Estas personas también construían sus vidas en Ucrania. Sus proyectos de vida fueron igualmente interrumpidos por la invasión y tal vez deseen regresar.

La invasión de Ucrania no es solo un punto de no retorno geopolítico. No solo reconfigurará las alianzas y la cooperación internacionales. También puede ser un punto de no retorno para la forma en la que comprendemos "lo europeo". Las declaraciones en medios de comunicación y las asunciones de la directiva mencionadas nos deben poner sobre aviso. Confiemos en que toda esta generosidad desplegada en tiempo récord sea solo un primer paso, una toma de conciencia de lo fácil que resulta ayudar cuando hay voluntad. Mientras tanto hay que estar alerta.