Son las 5 de la mañana y entra por la ventana el ensordecedor y tan clásico 'chunta chunta' de verano en lo que espero que sean las últimas canciones de la fiesta del Carmen, en el precioso pueblo de Vilaxoan, Galicia. Desde el pasado sábado llevamos celebrando a esta virgen patrona de los marineros, socorredora en mar de quienes la necesiten.
Me pregunto si también la estarán celebrando en la otra punta de España, si en Algeciras habrá alguien como yo desvelada por las percusiones incesantes típicas de nuestras fiesta de verano. Resulta que la Virgen del Carmen también es la patrona de la Armada Española. Pienso en ese Estrecho que se ha convertido en la tumba de cientos de personas, donde desde hace años se cometen regulares omisiones al socorro en mar, donde, como explica la productora EntreFronteras, se han inventado una frontera artificial en el paralelo 35º50' para justificar lo que nuestra querida Virgen del Carmen jamas podría aceptar.
A golpe de narrativa de securitización, han ido convenciendo a los habitantes de nuestra península de que cruzar de forma no regular por la frontera justifica la muerte de quien lo intente, y quiénes somos nosotras para quejarnos. Ya casi ha pasado un mes desde un número indeterminado de personas que posiblemente se encuentren rozando el medio centenar, murieran aplastadas, apaleadas y abandonadas ante los ojos de nuestra Guardia Civil a escasos metros de las ambulancias de la Cruz Roja, en nuestra frontera terrestre con Marruecos. Ni un día de luto nacional se declaró por lo que ha sido una masacre contra civiles vulnerables. Algunos diletantes hablan de defensa propia, de que la horda de migrantes sin papeles se dirigió contra la valla armada de palos y cuchillos. A mi perdónenme, pero yo veo más bien crímenes de lesa humanidad, civiles inmigrantes desarmados contra un ejército, es lo que me inspira.
¿Cómo es posible que nuestra visión esté tan distorsionada que seamos capaces de admitir y justificar lo inaceptable? Como nos planteamos en porCausa hace ya siete años, con esta narrativa de la securitización sabemos quien pierde, pero, ¿quién está ganando?
Frente a todos los posibles complots y teorías conspiratorias que existen relacionados con la migración hay una realidad que está absolutamente probada y contrastada: en los últimos 20 años el gasto público en securitización fronteriza no ha hecho más que aumentar. Bajo su manto se ha ido consolidando una industria compuesta en su gran mayoría por empresas privadas que son adjudicatarias de bienes y servicios dedicados al control migratorio. Vallas, sistemas avanzados de control, patrulleras, camiones, servicios relacionados con los centros de detención, etc. En el año 2020, este diario presentaba la primera gran radiografía de estas empresas ganadoras de todo este sistema. Todas ellas las conocemos o nos suenan porque la mayoría son del IBEX 35. Son las empresas de siempre. El pasado viernes la tendencia al alza en el gasto y el mantenimiento de la hegemonía de las de siempre se confirmaba en la última actualización de esta investigación de porCausa publicada en El Confidencial.
El gasto en securitización y por ende los beneficios de esta Industria del Control Migratorio no hace más que crecer a la par que lo hacen las muertes en los puntos de cruce. También la tolerancia de la audiencia española a la pérdida de vidas. Resulta un poco esquizofrénico pensar que se pide a Rusia que responda por la matanza de civiles en la guerra con Ucrania y no se pide a nadie que responda por la masacre de Melilla de hace un mes. Es espantoso escuchar cómo tertulianos manipulados por esta Industria justifican las muertes y en cierto modo exigen a nuestros cuerpos de seguridad que se comporten con una excepcionalidad que no aceptamos ni siquiera en espacios bélicos. Es abrumador pensar que si no fuera por el esfuerzo de pequeñas y precarias organizaciones de investigación como porCausa, y de medios valientes e independientes como El diario Público, La Marea o El Confidencial, esta Industria no encontraría ningún limite para seguir creciendo y manipulándonos a sus anchas.
Ya son las 6:00 y creo que la música se oye cada vez menos. Pienso en nuestra Virgen del Carmen a la que imagino flotando por encima de nuestros mares y en mi sincretismo le pido que nos ayude a conseguir los fondos para seguir investigando y publicando para evitar la impunidad de esta gran estafa contra la que luchamos, esta Industria del Control migratorio tan oscura, tan retable y que tan poco nos representa.
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