El bastardo de Stromae

La cantante belga Stromae, en el festival de música Vieilles Charrues en Carhaix-Plouguer, oeste de Francia, el pasado julio. AFP/FRED TONNEAU
La cantante belga Stromae, en el festival de música Vieilles Charrues en Carhaix-Plouguer, oeste de Francia, el pasado julio. AFP/FRED TONNEAU

Ni lo uno ni lo otro
Bastardo, eres, fuiste y siempre serás

Stromae está siendo uno de los artistas triunfadores de las giras de festivales de verano. En España todavía es un músico de nicho pero este belga de 37 años es universal en todos los mercados francófonos que incluyen Francia, Bélgica, Suiza y Canadá, cuatro de los mercados más importantes de la música en directo a nivel mundial. 

Stromae es un bastardo, un híbrido entre dos culturas que a su vez  tienen dos culturas enfrentadas entre sí. El padre de Stromae nació en Uganda. Arquitecto en Bélgica su trabajo requería de viajes frecuentes entre su país de origen y el país en le que vivía. La madre de Stromae es belga. Bélgica está dividida entre dos culturas, la francófona o valona y la germánica llamada flamenca. Estás dos corrientes socioculturales no comparten idioma y compiten por le espacio socio-cultural y político en un país de unos 11 millones de habitantes. 

En el año 1994 el padre de Stromae viajó a Uganda por última vez. A los pocos días de aterrizar en estalló la denominada crisis de los grandes Lagos. En esos días se llevó a cabo uno de los genocidios más terroríficos de la historia de la humanidad. Tras meses desaparecido Stromae y su familia recibieron la noticia de su muerte por teléfono. A él le dedica Stromae su canción Papaoutai. 

La madre de Stromae hizo algunos grandes viajes llevándose a sus hijos con ella. A través de esos viajes Stromae entró en contacto con músicas americanas, latinas e isleñas, que se encuentran en cierto modo presentes en sus propuestas musicales actuales. 

Stromae, que es un nombre que proviene de la inversión de sílabas de la palabra Maestro, es un compositor extraordinario. A parte de haber creado un estilo musical propio, mestizo como lo es él, posee unas letras demoledoras que abordan temas tan complejos como el engaño, la depresión o la diversidad. 

En su canción Bâtard (Bastardo), enumera todo lo que es al mismo tiempo, tutsi y hutu, flamenco y valón, blanco o marrón. La letra es brutal y viene a evidenciar que todas somos miles de cosas al mismo tiempo, que somos el resultado maravillosa de la mezcla infinita de genes y de culturas, que Stromae es el increíble resultado capas de diversidad, es un bastardo, lo fue y lo será por siempre. 

Bastardo suena mal, tiene una connotación peyorativa. Pero resignificado con el prisma que propone Paul van Haver, Stromae, resulta que nos representa a muchas personas que estamos cansadas de tener que definirnos de forma normativa. Yo me siento bastarda también, y lo prefiero a tener que clasificarme con parámetros absolutos que no me representan. Por otro lado, estos parámetros normativos llevados al extremo solo genera odio y tristeza. Los Hutus mataron a los tutsis y viceversa. Izquierdas y derechas parecen irreconciliables, incluso en puntos obvios de bien comunitario. Flamencos y Valones tienen más en común de lo que les separa pero dedican mucho tiempo a intentar demostrar que no es así. La diversidad es riqueza, el mestizaje es inherente al ser humano y bastardas, como Stromae, somos todas. Y a mucha honra.