La grafitera y activista afgana secuestrada por los talibanes

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Foto de Farid Ershad en Unsplash

Ixone Sadaba (@ixonesadaba) / Moving Artists

  • Con la llegada de los talibanes en Afganistán, de la que se cumple un año, muchos artistas sobre el terreno quedaron en situación de peligro debido a la sobreexposición mediática y sus relaciones con occidente
  • Zala S., desaparecida hace tres meses, es una joven artista y defensora de los derechos de las mujeres y las niñas afganas

"Urgente", decía en el asunto el email que G.K., padre de Zala, enviaba explicando la situación de su hija y solicitando ayuda. Pero desgraciadamente ya no había nada urgente que hacer al respecto.

Apenas unos meses atrás, Zala S*., una joven artista y activista de 23 años de edad, era secuestrada, desapareciendo a manos de talibanes en la provincia de Kapisa, región de Tagab. Su prometido se había unido al régimen y no apoyaba las actividades ni la forma de vida de Zala.

No es la única que ha desaparecido. Zala es original de una zona Pashtun situada al nordeste de Kabul donde los matrimonios forzados, normalmente acordados por las familias o por los hombres mayores de la región, son habituales.

La joven había participado en el año 2017, junto con otros artistas afganos en el programa Afghan Research Proyect, iniciado por el Van Abbe Museum en el año 2011, con la intención de relacionarse con la cultura de Afganistán y transmitir la vida artística de un país devastado por sucesivas guerras y ocupaciones. La iniciativa contaba con artistas de las diferentes regiones afganas y se materializó, entre otros, en una exposición titulada Uncovering Art From Afghanistan, en el año 2013.

Zala participaba en una iniciativa cuyo fin era transmitir la vida artística de un país devastado por sucesivas guerras y ocupaciones

Por aquel entonces, los medios internacionales  (El País, The Guardian y New York Times, entre otros) se esforzaban por mostrar y compartir el avance de Afganistán en su camino hacia la democracia. Una de las formas de hacerlo era publicando artículos sobre la expresión artística y la libertad de las mujeres. ¿Quién no leyó artículos sobre nuevas generaciones de mujeres realizando grafitis y arte urbano en las calles de Kabul?

Lo que no se pensó en ese momento es en las consecuencias que dicha sobreexposición mediática, instrumentalización si me permiten el apunte, tendría para mujeres como Zala. Tampoco nos importaba mucho.

La lucha por los derechos de las mujeres

Con el apoyo absoluto de su familia y algo de apoyo de algunos funcionarios gubernamentales, Zala pudo comenzar a promover y defender los derechos de las mujeres y las niñas, alentándoles a desempeñar un papel en la sociedad, estudiar, vivir de forma independiente y no casarse a una edad temprana. Después del horario escolar, Zala y sus compañeras visitaban a las familias de su provincia para darles la oportunidad a sus hijas de ir a la escuela y ser tratadas como son tratados sus hijos. Mientras tanto, Zala pintaba junto al joven y talentoso artista de grafiti Ahmed E.*. Empezaron a trabajar juntos y a hacer grafitis provocativos en las paredes que invitaran a la reflexión sobre los derechos de las mujeres, la capacidad de votar en las elecciones presidenciales y concienciar a la gente, especialmente a los niños, sobre las minas terrestres en su provincia.

Sus grafitis invitaban a la reflexión sobre los derechos de las mujeres o la capacidad de votar y concienciaban sobre las minas terrestres

Según el sistema talibán, no está permitido exponer a las personas a la realidad de la vida y decir la verdad sobre las violaciones de los derechos humanos. En 2017 Zala conoció al director del proyecto de investigación de arte afgano, el comisario de arte Shafiq Omar, del Museo Van Abbe, en los Países Bajos. Participaron en sus seminarios por Skype, visitas guiadas por robots y otras actividades. Las conferencias del Van Abbe Museum trataban sobre las formas del arte moderno y contemporáneo, el papel del arte en la sociedad, el arte crítico, el grafiti y otras formas de arte urbano.

Estas actividades realizadas en provincias eran muy visibles, y pronto fueron advertidas por algunos extremistas pro-talibanes de la provincia. Zala y sus compañeros/as recibieron órdenes y amenazas de los talibanes para que detuvieran sus actividades. Dichas advertencias se volvían cada vez más serias, por lo que la familia completa fue obligada a dejar la provincia y mudarse a Kabul, en busca del anonimato.

Los talibanes en el poder

También S.*, amiga íntima de Zala, es artista y su futuro se ve amenazado por los talibanes. "Quería estudiar arte en la facultad de arte de la Universidad de Kabul y ser la voz de miles de niñas afganas", cuenta, en una carta escrita a Dhafiq Omar tras la toma de Kabul por el régimen talibán. "Sin duda seguiría luchando por nuestros derechos; sin embargo, no puedo correr el riesgo de ser asesinada por estos salvajes o perder a mis familiares".

"Mis sueños llegaron a su fin cuando los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021. Es difícil incluso respirar aquí en Afganistán. Es por eso que necesitamos ser rescatados lo antes posible. Dado que mi vida y la de mis familiares corren gran peligro, les pido su apoyo y protección", añade.

El caso de S. se encuentra en el listado de artistas entregados al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (MAEC), a la espera de recibir una entrevista por parte de nuestra Embajada que le permita recibir protección internacional y poder abandonar el país.

La desaparición de Zala

"Algo terrible le ha sucedido a Zala", cuenta su padre en un email enviado al comisario Shafiq Omar, del Van Abbe Museum.

"Hace unos tres meses, los talibanes junto con el prometido de mi hija allanaron nuestra casa, hirieron y agredieron físicamente a mi hija, a mis hijos, a mí y la secuestraron. Además de eso, nos han amenazado de muerte. Hace tres meses que no sabemos nada de ella. No sabemos siquiera si está viva o no".

Zala, cuenta su padre, estaba desesperada por irse de Afganistán: "Sabía y temía por ella y por nuestro futuro bajo el restrictivo régimen talibán y las continuas advertencias de su prometido amenazándonos a mí, a mis padres y a mis hermanos", explica. Ella estaba en contacto con diferentes organizaciones de evacuación, "pero no sabía que su prometido la atraparía y la secuestraría en un lugar no identificado".

"La razón principal detrás de todas estas tragedias es que él (su prometido) estaba en contra de los roles sociales y artísticos de mi hija en la sociedad, pero no pudo hacer nada durante el gobierno del presidente Ashraf Ghani. Zala también contó con el apoyo total de sus padres y hermanos. Es por eso que su prometido, quien ahora es un combatiente talibán, nos estaba buscando para encontrarnos y matarnos", añade en el email.

"Los talibanes han atacado cada vez más a los grupos y artistas de derechos humanos/sociales de Afganistán. Tienen tolerancia cero hacia los activistas de los derechos sociales/humanos como mi hija. A menudo los han detenido y la mayoría de las veces los han matado a golpes".

Apoyo a artistas en peligro

Como directora de Moving Artists, organización que promueve la práctica artística en zonas de aislamiento cultural, viajé a Afganistán dos veces en el año 2018. Durante estos viajes mantuve reuniones con diferentes artistas e instituciones con la intención de sacar adelante un programa de colaboración y formación para artistas en la ciudad de Kabul.

Cuando el 15 de agosto del 2021 los talibanes tomaron de facto la ciudad de Kabul, numerosas instituciones y organizaciones culturales nos pusimos en contacto, de forma urgente, para tratar de generar una base de datos común de los artistas que estaban sobre el terreno, y a los que la sobreexposición mediática y relaciones con occidente había dejado en una situación en la que su vida peligraba de forma inminente.

La asociación Moving Artists contacta con artistas en terreno que se encuentran en peligro inminente para tratar de evacuarlos

Desde Moving Artists contactamos con varios museos nacionales y europeos. Finalmente y gracias a la ayuda y compromiso del Museo Reina Sofía, del Van Abbemuseum en Holanda y el Kunstverein Wiesbaden en Alemania, conseguimos generar un listado bastante preciso de los artistas en peligro inminente, entrar en contacto con ellos y ellas y recopilar su documentación con la intención de facilitar las labores de evacuación.

Esta información fue comunicada y entregada al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación (MAEC), que se comprometió a hacerse cargo de la situación de estas artistas.

Comenzó entonces una tarea de seguimiento y apoyo a los artistas, entre ellos Zala, en la que intercambiábamos correos, llamadas y cartas, tratando de mantener la calma, pero también el ánimo y que se sintieran acompañados mientras tratábamos de evacuarles del país. He de reconocer que esta fue una fase especialmente dura y con un coste emocional alto para todo el equipo.

Un año ha pasado desde entonces. Un año esperando los visados prometidos por el MAEC y que nunca llegaron. Un año viendo cómo llegan a España aviones prácticamente vacíos. El pasado día 10 de agosto, mientras yo escribía este artículo, (o mejor dicho, mientras lo expulsaba con rabia de mí ), un vuelo chárter de Air Europa aterrizaba en Torrejón. A recibirlo acudieron 43 profesionales acreditados de 20 medios para documentar el recibimiento a los afganos evacuados. Esta iniciativa estaría muy bien, sino fuera que refleja perfectamente la falta de criterio que el MAEC está teniendo en la gestión de las protecciones internacionales de ciudadanos afganos.

Sólo el 5% de las solicitudes de protección internacional han sido aceptadas en España. De las 796 solicitudes de visado de ciudadanos afganos admitidas hasta Julio del 2022, sólo 266 son mujeres, según el Portal de la Transparencia de la Administración General del Estado.

Parece que desde Occidente no alcanzamos a comprender el precio que la lucha por la libertad, los derechos humanos, la igualdad y la cultura suponen en países en situaciones como la que atraviesa Afganistán. Y parece, sin duda, que España sigue instrumentalizando a las mujeres afganas, en este caso a las artistas afganas, publicando artículos sobre ellas ayer, incluyéndolas en las estadísticas hoy, pese a dejarles fuera de los vuelos y a negarles la protección internacional comprometida.

Hoy hemos visto en nuestras televisiones al Ministro de Asuntos Exteriores recibir en el aeropuerto de Torrejón a ciudadanos evacuados de Afganistán. Posiblemente entre ellos habrá pocas mujeres (hasta ahora los visados concedidos a mujeres afganas tan solo son 33,4%, según datos aportados por el Portal de la Transparencia de la Administración General del Estado).

Entre ellos no habrá ninguna artista. Y entre ellos, definitivamente no estará, ni hoy, ni nunca, Zala. Pero si estamos a tiempo de salvar a otras artistas y activistas en su situación.

Señor Albares:

Ser mujer y estar expuesta mediáticamente es sin duda una razón para ser evacuada prioritariamente de Afganistán.

En nombre de las artistas que estamos perdiendo, en nombre de la cultura; llenemos los aviones de mujeres afganas.

No podemos perder a una artista más.

No podemos, señor Albares.

 

* Hemos dado nombres falsos a los protagonistas de este artículo, con la intención de protegerles a ellos y a sus familias.

Ixone Sadaba es artista visual, investigadora, y fundadora de Moving Artists (https://www.movingartists.org/es/). Ha desarrollado su trabajo entre España, los Estados Unidos, Londres e Irak, y ha expuesto en el Museo Guggenheim de Bilbao, el Museo Reina Sofía, el Museo MoCCa Contemporáneo de Toronto y el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva Orleans.

Moving Artists es miembro de Teja, Red de espacios culturales en apoyo a artistas en situaciones de emergencia y On The Move, network internacional para la movilidad de artistas