Un congreso para recibir amor

Clausura del Congreso de Mérida. Fotografia: Celia Vidal.
Clausura del Congreso de Mérida. Fotografia: Celia Vidal.

Acabo de volver de tres días recibiendo amor infinito. Lo necesitaba. No soy la única. La mayoría de las personas con las que coincidí estaban igual que yo, necesitadas de amor. Amor en el sentido más político del término, como un acto consciente de generosidad afectiva y comunitaria. Nos hemos regalado cariño, admiración, inspiración y besos. Algunos de los abrazos que me han dado han sido como sumergirme en una paz infinita, la de saberme absolutamente afortunada. Y esta experiencia sanadora me da la fuerza de seguir enfrentándome con la dura tarea de intentar hacer llegar la realidad migratoria a las grandes audiencias para deconstruir imaginarios que no existen y construir una comunidad diversa e igualitaria. 

Desde hace años dirijo, junto a las periodistas Eileen Truax y Patricia Macías, el único congreso de periodismo de migraciones del mundo, que se hace en la ciudad de Mérida, en Extremadura. Vienen a compartir sus experiencias más de 150 periodistas de más de 25 países de 4 continentes –sí, nos falta Oceanía–. Todas estas personas tienen en común que informan sobre temas que por desgracia en muchos casos te arrancan el alma. Muchas tenemos en común que trabajamos en condiciones complicadas, con mucho amor y pocos recursos económicos. Hay proyectos increíbles que se sostienen a pulso por profesionales excepcionales que no encuentran un espacio estable para trabajar. Si miramos fuera de nuestra fronteras hay periodistas que se juegan la vida para informar, muchas de ellas exiliadas para que no las maten como a muchas de sus compañeras. Dentro de nuestras fronteras también hay quienes se enfrentan a presiones, algunas incluso ministeriales, para seguir contando una realidad que luego las audiencias no quieren ver, porque es demasiado duro el dolor ajeno. Por eso, todas nosotras necesitamos encontrarnos, abrazarnos y recordarnos las unas a las otras que nuestro trabajo es imprescindible. 

Es muy difícil construir la programación de un congreso como este. Hay temas que son recurrentes: la falta diversidad en las redacciones, las "Fronteras Sur", las nuevas narrativas, la industria del control migratorio, la perspectiva de género, los documentales, los podcasts. Hay otros que vienen más vinculados con la actualidad. Este año dos sucesos en dos fronteras norte-sur fueron cabezas de cartel temático ambos con nombre de ciudad: Juárez y Melilla. Las dos hacen referencia a sendas masacres en las que perdieron la vida decenas de personas migrantes indefensas, en un caso encerrados y comidos por las llamas y en el otro, asfixiados, aplastados y golpeados en una ratonera. En ambos casos estaban implicadas las fuerzas de seguridad fronterizas y también en ambos casos las muertes quedarán impunes. 

Sea como fuere cada vez suenan más fuertes las voces en primera persona para contar historias de vida, como la de Thimbo Samb, que presentó en primicia 'Los cayucos de Kayar', el documental que ha hecho con el realizador Álvaro Hernández. Es tan importante romper el espacio que separa a unas personas de otras, ese "ellas y nosotras" que tanto daño ha hecho a las narrativas migratorias. Y este documental te lleva a un espacio en el que te fundes con los pescadores senegaleses y sus cayucos de colores, sonríes viendo jugar a los niños en la playa, y lloras cuando escuchas hablar a la madre de Thimbo, y la emoción que sientes no es de pena o compasión, sino de admiración por la belleza física y espiritual, y también por la frustración, porque algo así nos pueda ser arrebato tan suciamente. Quizás esta mesa levantó una de las ovaciones más cerradas del congreso. 

Pero sin duda el aplauso más fuerte, con todo el teatro de la Alcazaba en pie, fue para Asaari Bibang, que cerró el congreso con un monólogo magistral, divertido, crítico y emocionante. Exultantes clausuramos una servidora y Ángel Calle, director de la AEXCID, la Agencia Extremeña de Cooperación, que es la principal financiadora de este evento. Todas muy orgullosas de formar parte de este espacio de libertad, de periodismo de la máxima calidad y, sobre todo, de amor.