Con negritas

El reto de vender a un vendedor de pisos

Habitat colocó el cartel de "se vende" en Don Piso hace siete meses y aún no ha conseguido que le compren esta veterana red de intermediación inmobiliaria, con 380 establecimientos en España y Portugal. Las tribulaciones que aquejan al mercado y los 105 millones de euros que la empresa catalana pide por su filial no acaban de animar a los potenciales compradores. Quizás éstos crean que las prisas no tienen razón de ser ahora y prefieran dejar que la fruta madure, no se les vaya a indigestar por comérsela antes de tiempo.

A las familias FIGUERAS y SUÑOL, fundadoras y accionistas principales de Habitat, tampoco les urge demasiado culminar la operación, si atendemos a los mensajes que han lanzado últimamente sus representantes. Aunque los hechos indican otra cosa.

Habitat adquirió a primeros de año Ferrovial Inmobiliaria, de la que Don Piso formaba parte desde que los DEL PINO se hicieron con ella en 2001. Y poco después, en abril, anunció su intención de vender alegando que la especialización de Don Piso en vivienda usada encajaba mal con la actividad tradicional de Habitat, que siempre se ha dedicado a las promociones.

Si aquella decisión dejó bien a las claras el nulo interés que Don Piso despertaba en sus nuevos dueños, otra que acaban de adoptar demuestra que están dispuestos a lo que sea para desprenderse de la cadena.

Mientras Fincas Corral o Tecnocasa han cerrado centenares de oficinas a raíz del reciente desfondamiento del sector, Don Piso ha echado las redes entre las pequeñas agencias en apuros, a fin de captar nuevos asociados. Casi un centenar de ellas, sobre todo en Madrid y la Comunidad Valenciana, han recibido la propuesta, que recupera el viejo lema de que la unión hace la fuerza.

Parece evidente que Habitat pretende engordar así a Don Piso y convertirla en una pieza más apetecible, sin gastarse un solo euro en el empeño.

Teóricamente, el negocio es beneficioso para ambas partes, ya que, tal y como están las cosas, continuar su andadura en solitario puede constituir una desventaja insoportable para esas pequeñas agencias. El problema, por supuesto, estriba en las condiciones que se exijan para la adhesión, porque el coste de incorporarse a una franquicia no suele ser moco de pavo.

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