Con negritas

¿Quién piensa en los minoritarios de Endesa?

Los minoritarios de Endesa están que fuman en pipa ante la posibilidad de no ser invitados a la fiesta que Acciona y Enel llevan tiempo organizando. Las expectativas que sus preparativos han despertado son muy grandes, y la eléctrica española se ha revaluado un 30% en Bolsa desde que hubo noticia de ellos. Pero el gozo de los minoritarios puede acabar en un pozo si finalmente se reserva el derecho de admisión, como a los italianos les gustaría.

Enel, que es el principal socio de Endesa con un 67% del capital, tomó a finales de otoño la decisión de plantearle a Acciona la compra de su 25%. No al precio de mercado, situado ahora algo por encima de los 25 euros, sino al de la opa que ambos lanzaron en 2007; o sea, a 40,16, más intereses. Esa posibilidad estaba prevista en el pacto de accionistas que ambos firmaron entonces, pero con la idea de que fuese activada sólo a partir de 2010.

Las relaciones entre Acciona y Enel en el último año y medio no han sido fluidas, lo que no es de extrañar habida cuenta que la gestión del día a día recae el socio con una participación menor. Los italianos tuvieron que aceptar en su día esa condición para mantener la apariencia de que Endesa continuaba en manos españolas. De hecho, su presidente es JOSÉ MANUEL ENTRECANALES, que ocupa el mismo cargo en Acciona.

Este, cuyo grupo arrastra un pesada deuda, correspondiente en buena parte a la financiación de su entrada en Endesa, lleva meses acariciando la idea de dar marcha atrás y hacer caja para centrarse en otros negocios. Cosa que no ve con malos ojos el primer ejecutivo de Enel, FULVIO CONTI, quien se siente cada vez más incómodo en el resignado papel de comparsa que desde el principio le ha deparado su cuantiosa inversión en España.

El problema, como siempre, estriba en el precio y en las dificultades que existen en este momento para obtener la financiación necesaria. EMILIO BOTÍN, que tanto dinero ha puesto para que los grandes constructores emprendieran su fallida aventura eléctrica, parece dispuesto a facilitar el desembarco definitivo de Enel en Endesa. Pero eso no es suficiente, y de ahí que la operación todavía no se haya cerrado, por más que todas las partes interesadas estén deseosas de ello, aunque en público sostengan lo contrario.

Los protagonistas siempre ganan

Enel necesita reunir alrededor de 8.000 millones de euros, cifra que podría elevarse si Acciona no acepta recibir como parte del pago por su 25% los activos de energía renovable que tiene en funcionamiento Endesa, cuyo valor ronda los 3.000 millones. Si esto cuaja, Entrecanales tendría la posibilidad de eliminar de un plumazo en torno al 70% de la deuda de su grupo y, por tanto, de afrontar la crisis en mejores condiciones que la mayoría de sus competidores.

Mientras más barato, mejor

Los italianos, sin embargo, quieren condicionar su oferta por el paquete de Acciona a que las autoridades les eximan de lanzar una opa sobre el resto del capital: el 8% que está en Bolsa, repartido entre pequeños inversores y algunos fondos. Ese porcentaje encarecería la operación en unos 3.000 millones de euros, que Enel preferiría ahorrarse, pues su endeudamiento es ya muy alto (sólo en 2010 tiene que hacer frente a vencimientos por importe de 14.000 millones).

Conflicto en el horizonte

A los minoritarios de Endesa, lógicamente, no les atrae la perspectiva de quedarse sin su trozo del pastel y han anunciado que moverán cielos y Tierra si es necesario para salirse con la suya. Cuentan a tal fin con el asesoramiento de especialistas en la materia que ya demostraron su capacidad de persuasión cuando La Caixa llegó a un pacto excluyente con Sacyr para colocarle a Lukoil el 30% de Repsol.

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