Con negritas

La controvertida fusión de las cajas gallegas

Cuando el 16 de septiembre de 2008 auguró que la inesperada quiebra de Lehman Brothers haría cambiar "muchas cosas en el mundo", JULIO FERNÁNDEZ GAYOSO seguramente no imaginaba que aquella hecatombe, burla burlando, acabaría por poner en tela de juicio incluso la supervivencia de la entidad que preside, al menos tal y como hoy día la conocemos.

Caixanova, sobre todo desde el verano, está siendo objeto de insoportables presiones, procedentes sobre todo de la Xunta, para que renuncie a continuar su camino en solitario y se empareje cuanto antes con Caixa Galicia, pese a no figurar ni la una ni la otra en la nómina de las peor paradas por la crisis financiera internacional y por el hundimiento en España del sector inmobiliario.

Cada vez parece más evidente que la fusión es una simple operación política en la que se ha empeñado
ALBERTO NUÑEZ FEIJOO con el exclusivo propósito de hacerse fuerte ante una eventual acometida de Caja Madrid, de la que le resultará difícil zafarse el ya cercano día en que RODRIGO RATO se ponga al frente de ella.

Otro insigne compañero de partido, el valenciano FRANCISCO CAMPS, anda exactamente en las mismas, y con parecidas dificultades, dado el escaso entusiasmo que el proyecto de unir Bancaja, la CAM y Caixa Ontinyent ha despertado en su tierra.

Fernández Gayoso, que es uno de los pocos presidentes de las cajas de ahorros españolas que empezó desde abajo (entró en la de Vigo como auxiliar administrativo con 16 años), lleva toda la vida batiéndose el cobre frente a Caixa Galicia y le cuesta mucho echar ahora pelillos a la mar sólo porque a Núñez Feijoo le convenga.

Como buen aficionado al boxeo, Fernández Gayoso ha sabido encajar de momento todos los golpes que le han propinado por resistirse con uñas y dientes a los planes de la Xunta, pero es plenamente consciente de que ningún organismo, ni si quiera el más roqueño, tiene una capacidad infinita de resistencia.

Flagrante contradicción

En este tira y afloja, Fernández Gayoso no está solo: empresarios y líderes políticos de Vigo se oponen también a la fusión. Paradójicamente, hace diez años, las mismas voces se alzaron con entusiasmo a favor de la absorción de las cajas de Pontevedra y Ourense por la de su ciudad, que dio lugar a Caixanova. En aquella ocasión, por cierto, Fernández Gayoso fue implacable con quienes estaban al mando de las otras dos entidades: CARLOS VELASCO fue invitado a jubilarse y a LUIS CARRERA le asignó un papel muy secundario.

Funcas no lo ve claro

El último pronunciamiento destacado contra la fusión ha sido el de VICTORIO VALLE, director general de la prestigiosa fundación de las cajas de ahorros (Funcas). Según él, si se trata de adquirir tamaño, Caixa Galicia y Caixanova "deberían salir fuera", porque unirse entre ellas puede "crear a corto plazo problemas internos, de convivencia", toda vez que tienen "culturas radicalmente distintas y criterios diferentes", y además su relación se ha caracterizado tradicionalmente por una fuerte competencia.

A la expectativa

Mientras Fernández Gayoso se resiste al matromonio, JOSÉ LUIS MÉNDEZ, director general de Caixa Galicia, sigue alentado en voz baja a Núñez Feijoo. La fusión con Caixanova, que está llamado a administrar, pondría el broche de oro a su carrera profesional y confía en que, a pesar de los pesares, acabe cayendo como fruta madura.

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