Con negritas

El incierto desenlace de un proceso inédito en la CEOE

El entusiasmo que despiertan los tres aspirantes actuales a la presidencia de la CEOE (JUAN ROSELL, JESÚS BANEGAS y SANTIAGO HERRERO) debe de ser perfectamente descriptible a tenor de la tenacidad con la que algunos de sus compañeros se han aplicado a la búsqueda de nuevos candidatos. ARTURO FERNÁNDEZ, máximo responsable de la patronal madrileña CEIM, es quizás el más activo de todos ellos, pero no el único: otros dirigentes empresariales también llevan semanas detrás de una alternativa que de momento no han sido capaces de cuajar. El tiempo, además, juega en su contra, porque cada vez falta menos para las elecciones, que serán el próximo 21 de diciembre, y en consecuencia va reduciéndose de forma inexorable el margen para hacer campaña.

Una campaña, por cierto, en la que el PP ha tratado de influir desde el primer momento, señalando sin ambages cuáles son sus preferencias con vistas a la sucesión de GERARDO DÍAZ FERRÁN. La semana pasada fue ESPERANZA AGUIRRE la que proclamó a los cuatro vientos algo con lo que ya se contaba: que para ella MANUEL PIZARRO, diputado nacional del partido hasta el pasado mes de enero, sería "un magnífico candidato". Pero JAVIER ARENAS había echado su cuarto a espadas mucho antes, al correr la voz de que Santiago Herrero, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), no era santo de su devoción por haber cometido el pecado capital de entenderse con los socialistas, que llevan más de 20 años al frente de la Junta.

Aun así, por ahora, las maniobras del PP sólo han servido para enrarecer un proceso inédito en la CEOE, pues es la primera vez que los empresarios tienen la posibilidad de elegir a su presidente entre varias opciones. Pese a que Arturo Fernández –cuya sintonía con Esperanza Aguirre es pública y notoria– le ha ofrecido un apoyo incondicional, Manuel Pizarro continúa resistiéndose como gato panza arriba a dar un paso adelante. Y Santiago Herrero no ha desistido de su empeño, aunque de puertas afuera haya optado por exhibir un perfil bajo, con la comprensible intención de evitar que le vuelen la cabeza.

Trabajo callado
Una estrategia similar está siguiendo Juan Rosell, presidente de Foment, a quien sus detractores le reprochan que sea "demasiado catalán". Sin aspavientos, lleva semanas buscando complicidades entre las organizaciones que forman parte de la CEOE y ha tendido puentes hacia el PP. Una de sus iniciativas más audaces ha sido pedirle a Pizarro que le presente en el madrileño Fórum Europa, donde Rosell pronunciará una conferencia el 3 de diciembre.

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