La candidatura de JUAN ROSELL a la presidencia de la CEOE ha dado un paso de gigante al cosechar el valioso apoyo de Confemetal, a cuyo frente está CARLOS PÉREZ DE BRICIO, uno de los dirigentes empresariales más veteranos e influyentes. Entre los tres aspirantes a coger el relevo de GERARDO DÍAZ FERRÁN, esa poderosa organización sectorial ha optado por el catalán, a pesar incluso de que hay otro surgido de sus filas. JESÚS BANEGAS, en efecto, preside la patronal de las telecos (Ametic), que está integrada en Confemetal, pero no ha sido capaz de granjearse su confianza de cara a las elecciones previstas para el próximo 21 de diciembre.

El peso cuantitativo de Confemetal en la asamblea de ese día no es determinante, pues cuenta con 34 votos sobre un total de 805; sin embargo, sobre su voluntad de influir en la fase previa hay pocas dudas dentro de la CEOE. Esa misma pretensión se puso de manifiesto también el pasado mes de junio, durante el proceso que se saldó con la salida de JESÚS BÁRCENAS de la presidencia de Cepyme. Aunque acabó sumándose a la lista de JESÚS TERCIADO, que a la postre se impuso en las urnas, Confemetal hizo amago de presentar a su propio candidato, ANTONIO GARAMENDI, para el que finalmente logró una de las vicepresidencias.

El apoyo a Rosell sugiere que nadie más va a presentarse a las elecciones de la CEOE, ya que en caso contrario Pérez de Bricio no hubiera descubierto todavía sus cartas. A no ser, claro está, que con ese movimiento pretenda enviar un mensaje disuasorio a quienes siguen empeñados en buscar otras alternativas, como el líder de la madrileña CEIM, ARTURO FERNÁNDEZ, al que le preocupa que ninguno de los actuales aspirantes convenza plenamente a su junta directiva.

La declaración pública realizada el martes por Confemetal, sobre todo si provoca una reacción en cadena, podría animar al tercero en liza, SANTIAGO HERRERO, a incorporarse a la candidatura de Rosell, que se vería así definitivamente reforzada. El presidente de la CEA, no obstante, insiste de momento en que no tiene el propósito de desistir de su empeño después de haber dado el paso adelante, a despecho incluso de la opinión del PP andaluz, que nunca ha visto con buenos ojos su candidatura.