Con negritas

La gran melé del sector energético

Cualquiera que sea el desenlace del culebrón de Iberdrola, cada día está más claro que, a no mucho tardar, el sector energético español va a ser objeto de importantes cambios. Unos cambios que ya se barruntaban desde hace años y que la inesperada aparición en escena de Electricite de France (EdF), del brazo de ACS, ha espoleado.

El deseo, nunca disimulado, de convertir a la constructora de FLORENTINO PÉREZ, la familia MARCH y los ALBERTOS en el eje de un gran grupo, que englobaría a Unión Fenosa y a parte de los activos de Iberdrola, no parece fácil de alcanzar. El presidente de esta última compañía, IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN, igual que hizo MANUEL PIZARRO cuando estaba al frente de Endesa, ha desplegado toda su artillería para frenar el asalto y por lo menos ha conseguido que los franceses vuelvan a pensárselo.

Pero, aun en el caso de que logre conservar el control de Iberdrola, lo que Sánchez Galán no podrá es seguir navegando durante mucho más tiempo por aguas tan turbulentas como un lobo de mar solitario. Una de sus grandes deficiencias es que no cuenta con el respaldo de un accionista potente, capaz de guardarle las espaldas frente a operaciones del tipo de la que EdF todavía no ha descartado emprender. Cuenta con un núcleo duro que, de momento, le ha servido para mantener a raya a ACS, pero tan fragmentado y con intereses tan variopintos que no es seguro que permaneciera unido en caso de un ataque en toda regla.

Sánchez Galán ha recibido en los últimos días algunas muestras de solidaridad por la complicada situación que padece. La más explícita fue la de ANTONIO BRUFAU, presidente de Repsol, que durante la presentación de los resultados de la gasista rechazó públicamente los planes de EdF, en razón de su carácter de empresa estatal y de su pertenencia a un país, Francia, con el que la reciprocidad en esta materia es ahora mismo imposible.

Las manifestaciones de Brufau son, sin embargo, interesadas, pues Repsol, según dijo, "hoy, mañana, no sé si dentro de tres o de seis meses, va a estar en alguna movida, como consolidadora o como consolidada". De hecho, una de las opciones que más insistentemente se barajan es la toma por Repsol de una fuerte participación en Iberdrola, a cambio del 30% que actualmente tiene en Gas Natural, que iría a parar a manos de ACS.

Si esa hipótesis cuajara, se podrían matar varios pájaros de un tiro. Iberdrola tendría el socio de referencia que tan bien le vendría. Florentino Pérez, por su parte, estarían en condiciones de formar el "campeón nacional" de la energía por el que suspira, con la fusión de Unión Fenosa (de la que posee un 45% del capital) y Gas Natural. Dos grupos, por cierto, cuya actividad es complementaria y que pasarían sin demasiados problemas el examen de las autoridades de la competencia.

Una reorganización a la española del mapa energético evitaría también la irrupción de nuevos gigantes europeos en un mercado altamente sensible, donde ya tienen alguna destacada presencia. La italiana Enel, junto con Acciona, propiedad de los ENTRECANALES, controla Endesa, a cuya compra optó en su día, sin éxito, la alemana E.ON. Ésta no ha desistido de meter la cabeza en España, como confesó cuando surgieron los primeros rumores sobre el interés de EdF por Iberdrola.

El atractivo de la energía, empero, no seduce sólo a los operadores extranjeros. BALDOMERO FALCONES, consejero delegado de FCC, la empresa controlada por ESTHER KOPLOWITZ, mostró su deseo de echar también su cuarto a espadas. FCC es una de las pocas constructoras que no está presente en el sector. Además de ACS (Unión Fenosa e Iberdrola) y Acciona (Endesa), Sacyr Vallehermoso, otro de los principales competidores de FCC, cuenta con acciones de Repsol por el equivalente a un 20% de su capital.

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