Aunque pocas, algunas voces se han levantado contra la decisión del Gobierno de unificar los fondos de garantía de depósitos (FGD) de bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, que siempre habían funcionado de forma independiente. Una decisión cuyo objetivo es que los futuros costes de la reestructuración financiera, afecte a quien afecte, los asuma el sector en su conjunto, en vez de recaer sobre una parte de él o sobre los contribuyentes. Esos fondos, creados tras la crisis bancaria de los setenta para asegurar que los clientes no pierden todo su dinero en caso de quiebra, se nutren de aportaciones de las propias entidades y están dotados hoy con 6.593 millones de euros.

Uno de los que se han quejado en público por la unificación es el consejero delegado de Banesto, JOSÉ GARCÍA CANTERA, que recientemente se mostró contrario a que el nuevo macrofondo se emplee en eventuales rescates, salvo en ocasiones muy concretas y siempre que así se proteja a los impositores. Lo cual resulta cuanto menos paradójico viniendo del primer ejecutivo de Banesto, que hace casi dos décadas tuvo que ser reflotado con cargo al FGD de la banca, como consecuencia de la ruinosa gestión llevada a cabo por MARIO CONDE.

Antes de pasar a la órbita del Santander gracias a la certera puja de EMILIO BOTÍN en la posterior subasta, Banesto recibió del FGD ayudas por importe de 285.000 millones de pesetas (más de 1.500 millones de euros), proporcionados al 50% por sus competidores y por el Banco de España. Aquella fue una operación preventiva, que evitó males mayores a la clientela, pero que ahora estaría fuera de lugar si se atendiera a los restrictivos criterios de García Cantera. Por cierto que las cajas también se vieron obligadas a arrimar el hombro en el salvamento de Banesto: facilitaron una línea de crédito equivalente a 540 millones de euros, en su mayor parte asumida por un grupo de siete en el que casualmente figuraba la CAM.

Se da la curiosa circunstancia además de que las críticas de García Cantera a la unificación de los fondos de garantía de depósitos coinciden con las formuladas por la AEB, cuyo presidente, MIGUEL MARTÍN, era subgobernador del Banco de España cuando se diseñó el rescate de Banesto.