Salud en positivo

Mis vecinos

Ilustración: Verónica Montón Alegre.
Ilustración: Verónica Montón Alegre.

Aún no he olvidado a la familia de Juana, la vecina de mis padres, a cuyo marido, alcoholizado, evitaba siempre que coincidíamos en el ascensor. El olor a vino que impregnaba el portal, ya me indicaba que ese día era mejor que subiera por las escaleras. Quizá por eso el alcohol nunca ha estado entre mis preferencias, ni en la comida, ni en entornos lúdicos. Juana y sus hijos eran un mundo, Antonio, el marido, era otro.  Juana era una mujer bella, llena de luz. Incluso en esas circunstancias, las de tener que vivir con un hombre alcoholizado en un contexto en el que no existía el divorcio, no debía ser fácil. Pero ella supo construir un mundo paralelo con sus hijos, sin perder ese brillo que impactó mi infancia. A lo largo de mi vida he conocido y formado parte de la vida de otras familias como la de Juana, vecinos de mis padres o míos. Aunque a la mayoría ya no les veo, mantengo esa conexión a través de la memoria y de los aprendizajes que pude incorporar de muchos de ellos.

El tiempo, mi forma de gestionarlo y la propia coyuntura social, económica y cultural, me alejó de aquella vecindad natural de la primera década de la infancia. Nunca más volvió a darse ese escenario de charlas de escalera y de hogar. Ese intercambio de llamadas  para pedir una taza de azúcar, un poco de sal o cualquier otra cosa que nos acercara a llamar al timbre de la vecina. La vecindad hay que practicarla, más allá de la amabilidad básica, y ejercitar ese decálogo de buena vecindad que se inicia al llegar al nuevo vecindario. Incluye respeto, diálogo, sentido de comunidad y cultivar las relaciones personales. En definitiva, crear y mantener lazos afectivos como mejor forma de gestionar la vida colectiva, entre personas que en principio no se conocen. Tener vecinos es una suerte. Un tesoro, si además son buenos vecinos. A mí desde luego me gustan mis vecinos. Si tengo que hacer balance, diría que soy afortunada.

En estas últimas semanas somos más conscientes de su valor, especialmente ante situaciones de necesidad y de apoyo mutuo. No hay más que ver las redes vecinales que se han organizado estos días. Los vecinos, no lo dudes, llegan antes que tu familia, te pase lo que te pase. Es una cuestión de cercanía. Es por eso que las estrategias de trabajo para dar amparo en situaciones de soledad, incluyen de forma importante a los vecinos. Es sencillo, porque es suficiente con mostrar nuestro interés y disponibilidad haciéndoles partícipes de nuestra vida. Los vecinos la conocen o la intuyen, porque forma parte de la cotidianeidad compartida. Es cuestión de aprovecharlo como valor, en lugar de sentirlo como un inconveniente inevitable.

Es cierto que también en nuestra vida vecinal nos cruzamos con personas con las que apenas tenemos afinidad y relación. Digamos que eso forma parte de la excepción. Y es desde esa perspectiva, desde la que analizamos el comportamiento discriminatorio que algunas personas han mostrado estos días hacia sus vecinos. Vecinos que, gracias a su trabajo en primera línea, sea a nivel sanitario, social, en supermercados, en limpieza, en transporte  o en cualquier otro nivel, nos hacen la vida más fácil al resto. Exponen la suya mientras los demás podemos quedarnos en casa y mantener la distancia social. Es justamente en estos casos, cuando la comunidad debe mostrar mayor apoyo, generosidad y agradecimiento a estas personas. Es también en este mismo momento en el que hay que intervenir para evitar comportamientos marginadores. En estos nuevos tiempos del Covid-19, se han generado situaciones nuevas que requieren actitudes y comportamientos nuevos y diferentes. Nuestros vecinos y vecinas que trabajan en primera línea, necesitan de forma particular de nuestra empatía y de nuestro sostén.

Ahora que practicamos la distancia social, nuestros vecinos son aún más importantes que nunca. Hablamos con ellos de balcón a balcón, de terraza a terraza. Aplaudimos con ellos. En esta situación inesperada de cuarentena, compartimos lo que sabemos y esperamos sobre el Covid-19. También conocemos las últimas noticias de sus vidas: mi vecina de enfrente ha sido abuela, mis vecinos de la derecha han hecho empanadas para Pascua. Mi otro vecino de enfrente ayer no salió a aplaudir porque justo a esa hora tenia tutorías online. Tengo otro vecino que practica cada día el buen humor y la afectividad social. Aparece puntual a la hora de aplaudir, saludando y enviando besos, desde la distancia de seguridad, a quienes estamos en las terrazas.

No sabemos si seremos capaces de crear y mantener los aprendizajes y paisajes que hemos hecho y visto desde el antes y el ahora. El de la vulnerabilidad, el de la solidaridad, el de los nuevos vínculos con la vecindad, y tantas cosas que nos cuentan cada día nuestra familia y nuestras amistades en esos interminables y divertidos grupos de wasap. Para mí, esa infancia de vecindad conservada, ha vuelto a recordarme la fortuna de compartir la vida en comunidad vecinal y la necesidad de apoyar a quienes están en primera línea y necesitan nuestro apoyo.

FIRMANTES DEL BLOG

  • Carmen Orte Socias. Catedrática UIB.
  • Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
  • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
  • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
  • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
  • José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
  • Isabel González. Médico radiólogo. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
  • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia
  • Ana Boned Ombuena. Técnico Superior de Salud Pública de la Consellería de Sanitat Valenciana. Máster en salud pública por la U. de Harvard y especialista en medicina familiar y comunitaria.
  • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
  • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
  • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.
  • Aurelio Duque Valencia. Médico de Familia y Comunitaria y representante sindical. Ha sido presidente de la Sociedad Científica de Medicina Familiar en la Comunitat Valenciana.
  • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar. Ilustradora del Blog Coronavirus en positivo.
  • Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.

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