Salud en positivo

Promoción familiar de la autonomía en los procesos de dependencia

Ilustración: Verónica Montón Alegre
Ilustración: Verónica Montón Alegre

Los datos del número de muertes producidas durante la pandemia por la COVID19 en personas mayores, especialmente en quienes vivían en residencias, han hecho tomar conciencia a la sociedad de su responsabilidad como cuidadora de sus ciudadanos en cualquier situación y circunstancia. También han surgido las voces de quienes defienden la integración del envejecimiento y de la vejez en la vida participativa, desde modelos centrados en la persona y en la vida comunitaria, preferentemente en el hogar, tanto si viven solas, como si viven con su familia, sea biológica o sea de adopción.

En el algoritmo que conduce a las respuestas, emerge la necesidad de alargar la esperanza de vida, libre de dependencia, en cualquier contexto de atención. Aquí nos ocupamos del contexto de la vida cotidiana en casa, con la familia, si bien es extensible a potenciar la vida en el hogar el mayor tiempo posible, impulsando la acción preventiva.

En un país como el nuestro, uno de los más envejecidos del mundo y con valores altamente familiaristas, las familias son mayoritariamente quienes se ocupan de las necesidades y cuidados de sus mayores en la vejez. Además de la salud, las necesidades de apoyo social, convivencia, integración y bienestar son de las más importantes. Hay que tener en cuenta que a medida que se envejece la red social se reduce debido a la pérdida progresiva de contactos sociales. Entre otras razones, a raíz de la jubilación, la muerte de personas cercanas, los cambios en los espacios de ocio frecuentados y las dolencias. Es así como la red social tiende a concentrarse cada vez más en la familia y en las personas allegadas. Esta situación se produce tanto en cantidad, por el volumen de personas que la comprenden, como en calidad, por la intensidad y la duración que ganan estos vínculos afectivos establecidos. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la edad, mayor es también el nivel de demanda social orientado al bienestar personal.

Queda claro pues, que la mayor parte del apoyo social y de los aportes que se requieren al envejecer los proporciona la familia; los familiares más cercanos como la pareja y las hijas e hijos. Es en este contexto en el que la investigación procedente del ámbito social ha documentado de forma reiterada la aparición de síntomas de sobrecarga en el cuidador, del síndrome del cuidador quemado o del desgaste por empatía (también denominado síndrome de fatiga por compasión). Por su parte, la investigación derivada del ámbito de la salud reconoce la aparición de síntomas vinculados a dolencias padecidas por las personas cuidadoras -muchas de ellas también de edad avanzada- que dificultan su autonomía funcional.

Este desgaste y deterioro social y de salud tiene repercusiones, tanto en la persona que cuida como en la que es cuidada, especialmente en la disponibilidad de apoyo afectivo y emocional; aspectos básicos en el bienestar integral de ambas. Para que la transmisión de apoyo siga siendo efectiva en todos sus niveles, estas relaciones requieren de destrezas y de habilidades que permitan prevenir este desgaste y deterioro. Se trata de potenciar la resiliencia creando y/o reforzando los factores de protección de la relación en el ámbito de los cuidados en el envejecimiento y en el hogar.

Ser conscientes de la necesidad de proteger del deterioro en situaciones de cuidados de larga duración es muy importante

Ser conscientes de la necesidad de proteger del deterioro en situaciones de cuidados de larga duración es un paso muy importante. El siguiente paso es llevar a cabo los aprendizajes necesarios para ello y evaluar su eficacia. Con esta finalidad nuestro grupo de investigación realizó el diseño y desarrollo de un programa de prevención. Este programa está orientado a dotar de competencia a las familias de personas mayores. Personas sin dependencia o en los primeros estadios de la misma y en situaciones de estrés y deterioro cotidiano de la relación. El objetivo es proporcionar a las familias destrezas educativas, sociales y emocionales. Entre otras, destrezas de cuidado, creación y/o refuerzo del vínculo afectivo y de la interacción asertiva con la familia y el entorno. Un conjunto de herramientas dirigidas a garantizar un apoyo familiar efectivo y promotor de la autonomía en el adulto mayor. Es una intervención socioeducativa que pretende mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores, de su familia y de las personas de su entorno.

Estamos en un momento crucial en la generación de conocimiento y de respuestas ante el reto del envejecimiento activo con un enfoque centrado en los derechos de las personas mayores y en la preservación de su dignidad. Como sociedad cuidadora tenemos un reto muy importante: apoyar a las familias fomentando su capacidad para afrontar los retos del envejecimiento exitosamente sin que se vea afectado su bienestar.

Firma del Post:

  • Carmen Orte Socias. Catedrática Universidad Illes Balears  (UIB)
  • Lluc Nevot Caldentey. Investigadora GIFES. Universidad Illes Balears (UIB)

Forman el Foro Ágora Salud:

  • Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
  • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
  • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
  • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
  • José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
  • Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
  • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.
  • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
  • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
  • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.
  • Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.

Ilustra el blog:

  • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar.

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