Salud en positivo

Aprender a resucitar

Pere Herrera de Pablo

Medico de familia y médico SAMU. Exdirector del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana

Rafael Sotoca

Médico de familia y activista sanitario. Ha sido director general de asistencia sanitaria de la Comunitat Valenciana

reanimación
- Verónica Montón Alegre

A reanimar se aprende, como a casi todo, por difícil que parezca. Y no lo es. Al revés, puede bastante fácil. Ahora bien, como casi todo, lo mejor es aprender cuando uno aún está tierno, cuando los aprendizajes se integran en los movimientos de forma natural. Luego, como las tablas de multiplicar, estos salen solos, en cuanto se necesitan. Y se necesitan, no le quepa duda y, además, donde menos uno se lo espera... En un campo de fútbol, disfrutando de un partido,  en la playa,  en el metro, o en cualquier lugar. Alguien, de repente, se desploma, inconsciente.

La muerte súbita

La muerte súbita es un problema de salud que afecta a casi cinco millones de personas en el mundo cada año. La reanimación cardiopulmonar realizada por un testigo puede duplicar o triplicar las posibilidades de supervivencia de las víctimas. Pero solo en un 25% de los casos de paradas cardiorrespiratorias presenciadas se realizan estas sencillas maniobras. Una de las causas es que no estamos, como población, suficientemente formados para realizarlas.

No tener miedo, saber qué hacer y qué no hacer puede marcar la diferencia entre que alguien viva o muera. En ese momento hay dos decisiones clave: la primera es dar un paso al frente, por humanidad, por civismo y por solidaridad con la persona con problemas. La segunda es poner en marcha los gestos, básicos, aprendidos en la escuela, que pueden permitir que la víctima se pueda recuperar y, si no fuera así, que al menos nos quede en lo profundo la sensación de que hicimos lo correcto, todo lo posible.

Para que se dé la primera, no tener miedo, que podamos dar un paso al frente, es importante que tengamos seguridad en que con nuestra actuación podemos hacer algo útil y, así, no actuar con miedo o con inseguridad. Nadie duda de la buena voluntad del que se acerca al inconsciente a tirarle de la lengua para evitar que se la trague, pero no es correcto, puede ser peligroso y además distrae de lo que realmente hay que hacer.

Resucitar a los demás

Aprender a resucitar debería estar en el currículo escolar obligatorio. Aquí que tanto nos entretenemos en cambiar leyes educativas no somos capaces de meter la resucitación cardiopulmonar básica y el uso de los desfibriladores semiautomáticos en la educación primaria y secundaria obligatoria. Hueco hay, en el BOE del 24 de mayo de 2015 para 5º de primaria se habla de la resurrección, de la propia, según los católicos. Ya podríamos poner unas letras sobre la de los demás. Por poner un ejemplo.

Al Poner en marcha la formación en RCP básica en la enseñanza obligatoria conseguiríamos que, cada año, un grupo de hoy jóvenes incorpore o fije esta habilidad y que, en algunos años, toda una generación sea capaz de intervenir en estas situaciones con solvencia. Una intervención para mejorar la salud que depende de voluntad política en materia educativa, con el aval de todas las sociedades científicas y sanitarias.

Cambiar la ley para resucitar

Ejemplo son las iniciativas de algunas comunidades que han tomado medidas para cambiar esta situación.  En la Comunidad Valenciana, un decreto ley sobre uso de desfibriladores  habla de incorporar esta formación en el currículo educativo.

Pero al ser competencia del Estado el establecimiento de los contenidos educativos, esta incorporación queda solo como recomendación. Le recomendamos enseñar a resucitar, viene a decir. No es suficiente. No deberíamos tener que decir "le recomendaría vivir pero...". Hay cosas que suenan a necesarias.

Pero no todo es malo. En Galicia, un exitoso programa piloto que puso en marcha el 061 de Galicia, se transformó en un convenio entre Sanidad y Educación que ha permitido que toda la comunidad se ponga en marcha la formación al alumnado de primaria, contando como formadores de ellos mismos a los profesores de educación física previamente formados por los profesionales del 061. Me contaba uno de sus médicos cómo uno de los alumnos había logrado sacar a su propio padre de una situación de parada cardiaca al poner en marcha una RCP en casa. Emocionante. Real.

En definitiva, sabiendo todo lo que sabemos, con el aval de todas las sociedades científicas y con la experiencia de algunas comunidades, tenemos gente preparada y motivada para formar a nuestros maestros. Sabemos que estos estarían encantados de recibir formación en reanimación cardiopulmonar y trasmitirla a sus alumnos bajo una correcta y fluida supervisión por parte de los profesionales sanitarios y, sobre todo, sabemos que nuestros alumnos son las personas mas receptivas para este aprendizaje, el de dar (o devolver) la vida. Así, en no más de seis años tendríamos una generación de ciudadanos preparada para realizar una reanimación cardíaca en caso de ser necesario. Y lo es.

Puede que siempre sea un mal momento para algunas cosas, pero no parece que lo sea para resucitar. En cualquier caso, no estamos para esperar al tercer día.

Firma del Post:

Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.

 

Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Ha sido director general de asistencia sanitaria de la Comunitat Valenciana.

Forman el Foro Ágora Salud:

Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.

Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.

Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.

Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.

José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.

Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)

Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.

Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.

Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.

Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.

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