Salud en positivo

Cuarenta años de pandemia de sida

Enrique Ortega

Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas del Hospital General Universitario de Valencia

Cuarenta años de pandemia de sida
Ilustración de Verónica Montón Alegre

Han transcurrido cuarenta años desde el primer caso de sida oficialmente descrito, aunque ya sabemos que el inicio de la pandemia se había producido mucho antes, en 1920 y en Kinshasa, capital de República Democrática del Congo. Desde allí se extendió siguiendo la línea de un ferrocarril en construcción, y más tarde pasó a otras regiones de África  hasta su gran eclosión mundial.

Pronto aparecería la culpabilización, el estigma y la discriminación hacia las personas afectadas. Y también las teorías conspiranoicas que afirmaban se trataba de un invento de laboratorio, o de una plaga redentora para eliminar a las personas que eran consideradas diferentes; se dijo que el sida no mataba, que lo que mataba eran los fármacos con los que en principio se intentó infructuosamente eliminar el virus. También aparecieron los negacionistas que rechazaban su existencia a pesar de tantas trágicas evidencias.

Impacto mundial

A día de hoy el sida sigue matando. Más de 36 millones de personas han fallecido en el mundo a causa de enfermedades relacionadas con él desde el comienzo de la epidemia, y en este momento cerca de 38 millones de personas están infectadas, siendo un millón y medio las que lo contrajeron durante el último año. En cuanto a las posibilidades de tratamiento antirretroviral, el 27% de la población global con VIH no tiene acceso a medicación, con una enorme desigualdad según zonas: desde el 43% en Oriente Medio y África septentrional, al 85% en Europa Occidental y Central, y América del Norte.

Con el solapamiento de la pandemia Covid-19, ONUSIDA ha informado que en algunos países se ha producido una  interrupción de los servicios contra el VIH de hasta un 75 %. En muchos casos por la urgencia de destinar todos los recursos sanitarios a la lucha frente a la nueva pandemia, pero en otros se ha explicado el cierre de algunos servicios para proteger a las personas que viven con el VIH frente a la exposición a la COVID-19 y sus potenciales consecuencias letales. En este sentido, se ha demostrado que no mantener los servicios del VIH implica un mayor riesgo de muerte relacionado con la falta de prevención, de acceso a un diagnóstico y de obtención del tratamiento.

El VIH en España

Cerca de 152.000 personas conviven con el VIH en España. La última encuesta hospitalaria de pacientes, realizada en pre-pandemia COVID-19, destaca que dos tercios eran hombres y que los pacientes catalogaban como bueno/muy bueno su estado de salud en un 67,5%. También que la vía de transmisión preponderante era, por este orden: hombres que tienen sexo con hombres, heterosexuales y adicción a drogas inyectadas. Un 31% no había utilizado medidas de protección (preservativo) en sus últimas relaciones, circunstancia que se daba más entre los pacientes heterosexuales.

Seguimos teniendo, año tras año, cifras de nuevos diagnósticos de VIH que superan los tres mil, y donde las personas originarias de otros países suponen una parte relevante. Los datos de vigilancia epidemiológica del VIH y sida del Ministerio de Sanidad revelan una tasa de nuevos diagnósticos de 7,46 casos cada 100.000 habitantes, superiores a la media de los países de la Unión Europea y de Europa Occidental.

Más importante aún es saber que un 46% son diagnósticos tardíos, el que se realiza cuando el sistema inmunitario ya está deteriorado. El porcentaje más elevado de esta fase de la enfermedad se observa en pacientes procedentes de Europa Central y del Este y también del África Subsahariana.

El VIH/Sida en la pandemia Covid-19

La pandemia por la COVID-19 ha supuesto una amenaza global, agravada en países con sistemas de atención de salud débiles, con infraestructuras de agua y saneamiento deficientes, con amplias poblaciones en situación estructural de vulnerabilidad. También influyen negativamente las altas tasas de desempleo y los inadecuados sistemas de protección social, que serían necesarios para sostener una paralización del tejido productivo.

En estos países la pandemia Covid-19 ha obstaculizado y amenazado el cumplimiento de los objetivos y las metas definidas para el año 2020 para el VIH y el sida. Y lo que es más importante, se han presentado graves dificultades para el acceso a servicios de salud, continuidad de tratamiento y acciones de prevención del VIH. En un estudio de ONUSIDA sobre el impacto en América Latina y la región del Caribe se ve que un 50% de las personas tuvieron dificultades para conseguir el tratamiento para el VIH. Solo el 30% disponía de fármacos para continuarlo durante dos meses, y un 20% no tenía fármacos para terminar el mes.

Además de las dificultades de acceso a los servicios de salud, incluyendo la salud mental, los pacientes manifestaban su percepción de aumento del estigma y discriminación por el hecho de tener VIH.

España no supera el objetivo de ONUSIDA

Los objetivos de ONUSIDA en la lucha frente al VIH se resumen en conseguir la ecuación 90-90-90; es decir, tener diagnosticadas al 90% de las personas con VIH, que el 90% de ellas siga tratamiento antirretroviral y que el 90% esté con carga viral indetectable, evitándose la transmisibilidad. En el pasado año, España había conseguido el 87%, 97,3% y el 90,5% respectivamente. Es decir, no se ha conseguido reducir las nuevas infecciones en los dos tercios deseables.

Para el Plan Estratégico 2021-2030 se contempla alcanzar el 95-95-95, y añadir otro 95% que consistiría en la mejora de la calidad de vida de los pacientes VIH, así como reducir a " 0" el estigma y discriminación aún persistentes en nuestro país. Avanzando en los objetivos del pacto social por la no discriminación y la igualdad de trato asociada al VIH, se ha prohibido la exclusión de mayores que tienen VIH en las residencias públicas o privadas con plazas concertadas y se ha eliminado el criterio que excluía a las personas infectadas de la posibilidad de acceder a la función pública.

Para conseguir los objetivos de disminución de las nuevas infecciones, además de los programas de profilaxis pre-exposición que se están estableciendo, habrá que acentuar los esfuerzos en la prevención desde la base. Es necesaria una buena educación sexual que debería introducirse en las escuelas, con campañas en redes sociales y áreas de ocio de la juventud, y también con la instauración de cribados en poblaciones determinadas cuando acuden al sistema sanitario.

Y es que el sida sigue estando muy presente, aunque se hable poco de él.

Forman el Foro Ágora Salud:

Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.

Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.

Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.

Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.

José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.

Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)

Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.

Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.

Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.

Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.

Susana Hernández:  Enfermera y feminista.

Ilustra el blog:

Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar.

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