Posibilidad de un nido

A Alberto Olmos, sobre feminismo y machismo

Apreciado Alberto Olmos

Muchas gracias por la lectura de mi novela Honrarás a tu padre y a tu madre y también por los elogios que le dedicas al libro. Mi agradecimiento es sincero, porque además en los últimos tiempos me venía haciendo falta un chute de autoestima.

Sin embargo, y ya que la usas para sostener tu tesis sobre la "mirada femenina", me permitirás que te responda. Y también por algunas alusiones que nada tienen que ver con la literatura ni la novela.

Antes de seguir, quiero dejar constancia de que no recuerdo haber defendido la existencia de una "mirada femenina" en la creación. Ya que usas mi libro para rebatir la idea de Leticia Dolera, y por si cupieran dudas sobre si se trata de una opinión mía, prefiero dejarlo claro. Quizás me equivoco, porque me ha tocado actuar en muchas pistas, pero no creo.

Al grano.

En el segundo párrafo de tu crítica se puede leer lo siguiente: "Vale que Fallarás es un personaje difícil de tragar a nada que uno descrea del histrionismo como virtud periodística, pero su libro –qué le vamos a hacer– es espléndido. Pero su calidad, su timbre, sus recursos retóricos son indistinguibles de los que utilizaba Umbral, de los que encontramos en 'Ordesa', de otro aragonés, Manuel Vilas, y hasta de algunas páginas de Camilo José Cela."

Más allá de que te pese que mi libro te parezca "espléndido" (ay, ese "qué le vamos a hacer"), me ha sorprendido que lo argumentes aludiendo a que resulto difícil de tragar y a mi histrionismo, sobre todo esto último. La literatura española de las últimas décadas, y no tan últimas, la pintura, el teatro, la música y la creación en general están trufadas de autores histriónicos, incluso en su ejercicio periodístico. Sin ir más lejos, tú citas alguno. No recuerdo que se haya hecho mención de esa faceta para elogiar la obra de ningún autor (hombre), o lo contrario. En contra de lo que te sucede a ti, el histrionismo, lo grotesco o estrafalario e incluso el patetismo no son asuntos que me molesten. Al revés. Pero tú has necesitado apostillar esa consideración sobre mi persona para alabar mi obra.

En cuanto al final de tu texto, permíteme decirte que ahí está no la "mirada femenina" sino la mirada machista. Este es: "Sin embargo, el libro de Fallarás, ocultando el nombre de su autora, podría ser acusado perfectamente de cipotudo (adjetivo cada vez más calamitoso, por cierto), de patriarcal (en la narración se apela a las mujeres como "su hembra" varias veces, mientras que el varón es "su hombre"); en fin, de lo que ustedes quieran. De modo que la feminista Fallarás habría publicado un libro estéticamente machista si no fuera porque lo firma ella."

Paso por encima del asunto "cipotudo". El término, acuñado por Íñigo F. Lomana y explicado en su artículo En la era de la prosa cipotuda (El Español, 21/10/2011) ha sido lo suficientemente manoseado como para que no signifique gran cosa, si acaso un vago aliento machista de taberna pija. Pero me voy a detener en lo de "su hembra" y "su macho". Me sorprende que pases por alto la evidencia de que dichos apelativos se hunden en la narración de una época y en ella se comprenden, o sea que los descontextualices. No quiero creer que se trata de una omisión consciente, porque resulta demasiado fácil. De nuevo, no creas que me molesta que mi prosa no parezca feminista. Mi prosa no es feminista ni machista. Trato de que sea honesta y bella, punto.

Y por fin, el machismo. Si te das cuenta, basas todo el elogio a mi novela en el hecho de que parece y podría ser una novela escrita por un hombre. En todos los párrafos de tu crítica se me compara con hombres o se alude a lo masculino para alabar y explicar tu postura. Eso sí es machismo.

Un saludo y de nuevo muchas gracias.

C.

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