Posibilidad de un nido

Unos presupuestos para la vida real

Unos presupuestos para la vida real
Pixabay

Cuando Mariano Rajoy presumió de haber dedicado 0 euros de los presupuestos del Estado a la Memoria Histórica durante cuatro años consecutivos describió un país. Cuando los presupuestos que se entregaron ayer dicen plan Red de cuidados, mujeres del medio rural o Salud bucodental, también. Los presupuestos retratan lo que somos como sociedad, en qué vamos a destinar el dinero que cada mes el Estado se nos queda de una u otra manera a las ciudadanas y ciudadanos, desde luego no a las grandes empresas, sino a autónomas, pequeñas empresarias, asalariados, profesionales contratados.

Somos economía y somos prioridades. De eso se trata.

En los grandes relatos, en los épicos, se suele eliminar todo aquello que tradicionalmente se ha considerado perteneciente al mundo de las mujeres, o sea: los cuidados, el alimento, la higiene, la sanidad y la educación. Sin embargo, en la inmensa mayoría de nuestras representaciones hay guerras, grandes ricos, pistolas en general, lujo, héroes y coches que circulan a gran velocidad. Pero no somos eso, qué carajo vamos a ser eso. Una sociedad está tejida por niños que van al colegio, ancianos y ancianas que necesitan atenciones constantes, hombres y mujeres que a duras penas llegan a fin de mes, alimentos que proceden de la tierra, mujeres que luchan contra una violencia constante en todos los ámbitos, partos y pequeños dolores en los cuerpos que se van multiplicando a medida que pasan los años, memoria de la familia que va legándose a sus descendientes.

Todas ellas, todos ellos, aportan un dinero nada despreciable para que las cosas funcionen. Por lo tanto, esas y no otras deberían ser las prioridades a la hora de repartir nuestro dinero. En estos presupuestos, se nombran por primera vez muchas de las cuestiones anteriores, y a muchas otras se les da la prioridad que nunca han tenido. Se habla de las mujeres en el mundo rural, se habla de salud bucodental y salud mental, de bonos a los jóvenes para que puedan vivir bajo su propio techo, de exhumaciones de asesinados y asesinadas por defender la democracia, de los cuidados como algo esencial. Baste decir que los dos apartados que baten récord en el dinero destinado a ellos son Educación y Cultura. Sí, Cultura, por fin. ¿Mucho? No, esa es la verdad.

Una preferiría que los presupuestos elaborados por el Gobierno más progresista de la Historia reciente dieran un golpe de timón, fueran más ambiciosos a la hora de definir la sociedad tal y como es. Sin embargo, puede que tal aspiración también tenga algo de "heroico". El Estado acaba de presentar una forma distinta de repartir los fondos que aportamos. Con pequeños cambios que funcionan por acumulación, y sobre todo por los ámbitos en los que suceden. Quizás se trate de eso, de que las cosas ocurran paso a paso, gesto a gesto, como sucede en la vida real.

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