Te conformarías con estar muy muy flaca. Eso, solo eso, piensas, y ya no necesitarías nada más en el mundo. De eso se trata. Sabes que no puedes estar muy muy flaca sin caer enferma porque ni siquiera eres flaca, pero desearías estar enferma para estar tan flaca como las chicas de los anuncios de las vallas publicitarias del metro, las de los catálogos de moda, las de las fotos de Instagram, para que el pantalón te quede así y la camiseta asá y ese vestidillo de flores parezca que cuelga de una percha. Piensas que no podrás ser modelo, claro, pero tampoco actriz, ni siquiera una buena médica, arquitecta, periodista, si ni siquiera estás muy muy flaca, que no podrás ser una escritora de las muy leídas.
No te importaría suspender los estudios, como a otras no les importaría quedarse sin trabajo, sufrir ansiedad e insomnio, sentir dolor físico, ya digo, lo del hospital no les importaría con tal de estar tan muy muy flacas como las actrices de la alfombra roja, o las mujeres de las cremas, o las de las sandalias, las de las mascarillas capilares, las que van en barco, las que bailan detrás de las que cantan, las que tienen dinero. Te han convencido de que si estás gorda jamás llegarás a nada, siempre elegirán a otra. Si estás gorda está claro que muy lista no debes de ser, es más, aunque lo seas, ¿quién quiere una lista pudiendo tener una muy muy flaca? Siempre habrá otra que deje en evidencia que no tienes fuerza de voluntad ni talento.
No vas a sentirte bien porque no estás muy muy flaca, y has aprendido que solo se puede estar dos cosas: flaquísima o gorda. Así es: si no estás flaquísima estás gorda. Las gordas no gustan a nadie, o sea, las no flaquísimas no gustan, no sirven, no valen, algo les falla. No importa que sean inteligentes, generosas, divertidas, francas, concienzudas, valientes, o todas esas cosas a la vez, nada importa porque no están muy muy flacas, o sea, están gordas.
Dicen que las mujeres gordas no pueden aparecer en los anuncios ni en las fotografías. Dicen que si aparece una mujer gorda las niñas caerán enfermas, que se les empuja a la mala salud, y tú lo lees y lo oyes y a tus catorce años vas a empeñarte en torturar tu cuerpo porque has aprendido que si son actrices hacen de gordas. Si tienen un cargo público son "la gorda". Si andan, si viajan, si sencillamente existen, resultan imperdonables. Te han enseñado que todas están gordas. Mira a Kate Winslet en Mare of Easttown, qué maravilla, qué ejemplo, cómo se negó a que retocaran su edad y su cuerpo, cómo salió tal cual es, así... gorda. Eso piensas, que está gorda y que sí, que es muy valiente y un ejemplo y tú eres fan, etcétera, pero que ni de coña te gustaría estar como ella.
Ella está gorda, tú estás gorda, yo estoy gorda, todas estamos gordas porque ninguna esta muy muy flaca, porque si una se sintiera bien, la cosa perdería su gracia, porque se trata exactamente de eso, de que sufras, de que no dejes de sufrir ni un solo momento, de que cada triunfo cargue con la coletilla de "si, pero tengo que adelgazar". Es el cuerpo, cariño, tu cuerpo, los cuerpos de las mujeres. Hacen que odies tu cuerpo, sea cual sea, sea como sea. Si no, no tiene gracia. Han creado el modelo y lo han situado en el punto exacto en el que empieza lo inalcanzable, precisamente con esa intención, que nunca llegues a alcanzarlo, qué cosa más fácil, qué cruel ferocidad. Tu insatisfacción, tu frustración, la ubicuidad de lo que no serás pero deberías es una doma. Y lo consiguen, vaya si lo consiguen. Tu cuerpo debe ser domado, es domado. ¿Quieres ser libre, sexualmente libre, físicamente libre, quieres un cuerpo soberano? Bien, pues este es el precio: el sufrimiento sin solución. Así funcionan.
Entonces llega un día en el que las fotos donde las mujeres se ríen en la playa incluyen cuerpos no muy muy flacos, en fin, incluyen cuerpos, y todas ellas se ríen igual, sea cual sea el tamaño de su carne. Las gentes se escandalizan, aluden a la salud, se dicen ofendidos, apelan a la infancia, al modelo, insultan, vomitan sobre ti y ves cómo la bilis de la derrota les humedece el mentón. Entonces sabes que hemos empezado a ganar.
Comentarios
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