Hay una empresa que se llama Desokupa y que da miedo. Dan miedo la empresa, sus miembros y su fundador, Daniel Esteve. Son señores de musculatura agresiva con aspecto de lo que antes llamábamos cabezas rapadas o neonazis y ahora no sé cómo se llamarán y decorados con gestualidad blanca y en botella que se presentan en los pisos donde hay personas que no pueden pagar el alquiler para echarlos.
¿Cómo los echan? Con violencia, evidentemente. Amenazas, extorsiones, porras, perros... Algunas de sus víctimas hablan también de cuchillos y navajas. Nada más entrar en su página web, el tal Daniel Esteve afirma: "Desde que empezamos en 2016 hemos llevado a cabo más de 7.000 desokupaciones con éxito. Somos la única empresa del sector recomendada por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado". De hecho, no es raro ver a Esteve vestido con una camiseta donde se lee "Policía Nacional".
El 4 de julio del año pasado, Pol Pareja publicaba en El Español un ejemplo de las formas de estos angelitos: "Tienes 48 horas para llamarme por privado, no haremos de esto un asunto nacional porque te llevo a todas las televisiones, pongo tu cara en redes sociales y no vas a poder salir ni a la calle. ¿Vale? Piénsatelo". Habla a la cámara Daniel Esteve, el propietario de la empresa catalana de desalojos Desokupa. El vídeo, colgado el pasado 18 de junio en su cuenta de Instagram, tiene más de 74.000 reproducciones.
Pocas horas después de esta amenaza, el rostro del presunto okupa aparece publicado en el mismo perfil. "Aquí tenéis su cara, que la vea España entera. Se llama (...) ¡Compartid su foto!".
No sé hasta qué punto están reconocidos por la Policía y la Guardia Civil, como ellos afirman, pero lo cierto es que actúan a sus anchas sin que nadie les pare los pies. "Si entran en tu casa y no puedes echarlos, ¿tú no llamarías a la empresa de Desokupa?", inquiere una periodista en directo. La pregunta no es nueva. Se lanza a los telespectadores cada dos por tres. Más allá de que mi casa, como la suya, no la va a ocupar nadie, por supuesto que no contrataría la violencia particular. ¿Dónde está y para qué sirve la Policía si tenemos que hacerlo? ¿Qué papel cumplen los jueces, la Justicia?
Lo cierto es que el gran éxito de este grupo organizado de violentos se debe a su presencia en los medios de comunicación, donde los presentan como grandes héroes contra "unas leyes que dejan indefensos a los propietarios". Sus atropellos pueden verse semanalmente en todas las cadenas, hasta el punto que una se pregunta si no mediará inversión de capital. Pero no, no se trata de eso. Es política.
El jueves de esta misma semana, tras días calentando el ambiente en la Bonanova barcelonesa, barrio de clase alta donde los haya, entre ellos y sus colaboradores, vimos a los tipos de las desocupaciones violentas dar un paso más, uno definitivo y muy significativo. Decidieron montar una manifestación contra los dos centros ocupados de la zona, lugares que, dicho sea de paso, tras siete años en tal situación no habían presentado problemas de convivencia hasta que estos individuos decidieron provocarlos.
Así que allí estaban, en manifestación evidente y desacomplejadamente ligada a la extrema derecha. "No te metas con ellos, Cris, no te busques problemas", me aconseja una colega, periodista de largo recorrido en estos asuntos. Ay. Estos sujetos empezaron a dejar claro su perfil político a base de insultar a algunos miembros de Podemos o del independentismo, en general, pero sobre todo en particular a la ministra de Igualdad Irene Montero, a raíz de la aprobación de la Ley del Solo Sí es Sí. Basta un recorrido por sus redes. Dedicado a ella: "GRACIAS POR TANTO HDLGP, eres lo peor que le ha pasado a España @i_montero_ pero por poco tiempo ya... una pregunta por cierto! Cuando se te acabe el chollo seguirás vestida de señorita o volverás al look perroflauta que tan bien te quedaba?😂🐀"
Ahora, con su actuación en la apertura de la campaña en Barcelona contra Ada Colau, manifestándose como movimiento para-político, se entiende todo mucho mejor.
La cosa viene a ser la siguiente: Si ustedes tocan el mercado inmobiliario, si aprueban leyes y no las conseguimos parar con la política, lo haremos con la violencia, y además, tendremos a nuestro lado a las fuerzas de seguridad, pero sobre todo a los principales medios de comunicación de este país. Sin duda es una fórmula, pero desde luego no una que se haya aceptado hasta este momento dentro de las reglas democráticas. Parece que eso está cambiando. No era de extrañar, desde el momento en el que VOX entró en tromba en el Congreso de los diputados.
Haría bien en actuar la Policía con contundencia, o al menos desmarcarse claramente de estos sujetos e intervenir cuando sea necesario. Aunque solo fuera para recordar que están al servicio de la ciudadanía, que son ellos quienes están legitimados para usar la violencia, y no cualquier rapado que pasa por ahí. Los para-militares y los para-policías no deberían caber en esta sociedad. Cuánto menos la para-política de la violencia.
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