Posibilidad de un nido

La regla de los hombres

La regla no es "un problema de las mujeres". La regla no es un problema ni sus desajustes afectan solo a las mujeres. Partamos de esa base tan poco o nada extendida.

Hace unos días, el escritor Iván Repila escribía en Twitter sobre los serios problemas menstruales que la vacunación contra la COVID está provocando en las mujeres. Respondiendo a un tuit que se refería a ello, Repila escribía: "Confirmado por mi mujer, por cierto. Pero suponemos que nadie prestó atención a esto". Tenía razón, nadie prestó atención y siguen sin prestársela.

Tuit de Iván Repila.
Tuit de Iván Repila.

Las primeras noticias al respecto las tuvieron que narrar en las redes sociales las propias afectadas. Solo cuando la cantidad de testimonios empezó a resultar alarmante, se informó sobre ello, y haciéndose eco precisamente de las palabras de ellas, no de ninguna respuesta por parte de institución alguna.

¿Ha salido el Ministerio de Sanidad a explicarles a las mujeres qué les está pasando? ¿Ha comparecido el representante de alguna institución sencillamente a admitir el problema y hacerlo suyo? No. ¿Se imaginan qué sucedería si, pongamos por caso, el 50% de los hombres sufriera serias complicaciones (dolor, exceso o defecto) en la eyaculación? La población mundial se movilizaría para estudiar el caso y encontrar una rápida respuesta. Mientras tanto, sería un tema de rigurosa actualidad diario.

Este periódico publicaba esta misma semana: "Muchas mujeres comparten en las redes desajustes de la regla después de haber recibido la vacuna y se sorprenden por la falta de información y respuestas por parte de los médicos. Algunas lamentan haberse sentido poco escuchadas e infantilizadas y reclaman una atención adecuada y con perspectiva de género."

Es difícil expresar el desamparo que dichas afirmaciones encierran. Por mucho que parezca lo contrario y se multipliquen los foros reivindicativos de su normalización, la regla sigue siendo un asunto sobre el que no se habla. La prueba es que tengamos que seguir reclamando otras actitudes ante el sangrado mensual de las mujeres. La simple mención de la palabra "sangrado" en público genera repulsión y rechazo. Pero la regla es sangre. Y no es una enfermedad, como sigue considerándosela. Tampoco es un problema.

Sin embargo, cuando sí hay una complicación referente a la salud y afecta a la regla, no se trata solo de un asunto "de las mujeres", sino de un problema que incumbe a la sociedad entera, como lo sería en caso de referirse a la eyaculación masculina. De ahí el pasmo que provoca que hayan tenido que ser las propias afectadas las que muestren que la vacunación contra la covid está provocando trastornos en la menstruación que van desde dolor insoportable o sangrado excesivo hasta desaparición del período. Según algunos estudios recentísimos, afecta nada menos que al 50 por ciento de ellas.

El desamparo absoluto viene cuando, tras conocerse la noticia, no sucede absolutamente nada. Aparecen un par de noticias en los medios de comunicación, y a otra cosa. ¿Qué deben hacer aquellas a quienes no les viene la regla? ¿Qué, aquellas a quienes provoca un dolor desconocido e insoportable? ¿Qué, las mujeres cuyas hemorragias les impiden llevar una vida normal? Y sobre todo: ¿Por qué nadie nos ha dado una respuesta a todo ello?

Nadie lo ha hecho porque no importa. Se sigue considerando, como la regla misma, un asunto de mujeres. Y los asuntos que son solo de mujeres no se investigan, como se demostró recientemente con los síntomas de un infarto de corazón, que en nuestro caso se detectan mal y tarde, porque están estudiados solamente desde patrones masculinos. Así todo. Si se estudia el funcionamiento del organismo humano y sus funciones o afecciones solamente desde patrones masculinos, es normal que aquello propio de las mujeres desparezca, no exista, que no haya respuesta a ningún desarreglo o dolencia.

Lo gordo del caso que estamos viviendo ahora, sí, ahora mientras usted lee esto, lo más grave es que ni siquiera la evidencia abrumadora genere esa respuesta, básicamente por la costumbre de no hacerlo. Bien, pongamos por caso que los efectos secundarios de la vacuna incluyen, por ser inesperados, la imposibilidad de haberlos previsto. Pero ¿qué se hace ahora que ya los conocemos? ¿Cuál está siendo la respuesta a los miles y miles de mujeres cuyo cuerpo ha dejado de funcionar normalmente y ven alterados su organismo, su vida y su salud? Ninguna. ¡Ninguna!

El escritor Iván Repila hacía suya en ese tuit la rabia de su mujer ante la desatención a unos desajustes en la salud de la mitad de las mujeres, o sea de una cuarta parte de la población. Se echa de menos que, además de las afectadas, los hombres levanten la voz ante lo que está sucediendo. Es un problema que afecta a la sociedad entera. Mientras siga considerándose "cosa de mujeres", las instituciones y organismos ligados a la Salud pública no darán, como suele ocurrir, una respuesta a tan grave situación.

Aquellas mujeres a las que no se atiende podrían empezar a preocuparse por qué puede suceder después. Como no hay respuesta ahora, si sucediera algo quizás habríamos perdido demasiado tiempo ya. Los hombres también.

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