Posibilidad de un nido

Nos van a destrozar

Nos van a destrozar
Foto de familia de los jefes de Estado y jefes de Gobierno que participan en la cumbre de la OTAN, antes de la cena ofrecida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Museo del Prado, en Madrid. EFE/JUANJO MARTIN

Vivir en la contradicción destroza. Vivir en la pura incoherencia destroza. Eso te obliga a abrazar definitivamente el cinismo. Soy una mujer española, europea, blanca y rica. No soy rica porque tenga dinero ni propiedades, que no los tengo y ni periodismo ni literatura me los procurarán. Soy rica en tanto en cuanto vivo en esta sociedad. Grifos, agua caliente, supermercados, sanidad y educación públicas... Este es un punto en el que siempre encallo. Me lo afean. No me importa hoy. Ante el espejo de quienes lanzan su vida al mar para llegar aquí, somos ricas todas. Blancas, ricas, españolas, europeas. Se llama privilegio. Blancos, ricos, españoles, europeos, miembros de la Alianza Atlántica...

Ahora además somos cómplices de un nuevo retrato del mundo, el que acaban de trazar en Madrid los hombres más poderosos del planeta, algo que suena tan siniestro como es. Y también suena tan parecido a una película infantil.

La semana pasada éramos otra cosa por la simple razón de que ese grupo de hombres blancos y ricos cuyas mujeres pasean en alpargatas con una reina aún no se habían sentado a comer viandas de chefs supuestamente buenos, supuestamente pacifistas, para dejar claro que las armas se celebran. Qué brutal fotografía para el futuro.

Nosotras, nosotros somos quienes vamos a pagar todo ello. Y eso nos destrozará. Hablan de la crisis de las izquierdas. ¿Cómo podía ser de otra manera? No se puede pagar las armas, la pobreza, el destrozo del planeta, la criminalización de los migrantes y las migrantes, con una mano y con la otra levantar una pancarta contra las guerras.

Nos destrozará vivir reclamando dignidad y derechos humanos mientras con cada compra, con cada magro sueldo pagamos la reconstrucción del belicismo a escala planetaria. Para vivir en esta sociedad, más aún en la que acaban de decidir en la Cumbre de Madrid, hay que estar en el bando de los villanos, ya se me permitirá usar sus parámetros. Los hombres sentados a trazar nuevos enemigos, nuevas pobrezas y guerras no invierten en ello su dinero, sino el nuestro. Cuando dicen "destructores" hablan de nuestros destructores. Mientras tanto, a veces parece que vamos a salir a las calles a reclamar lo contrario, algo distinto al dolor. Pero ni siquiera eso hacemos. Cuando afirman que la Cumbre de la OTAN en Madrid "ha sido un éxito" se refieren al paseíllo que se han dado, ocupando nuestros museos para celebrar las armas. No sus armas, sino nuestras armas. Se refieren a que no han tenido a nadie enfrente, no han hervido las calles en protestas. Nada de nada.

Por eso siempre ganan ellos y volverán a hacerlo. Pero el problema no será ya solo su victoria, terrible victoria, sino el destrozo que van dejando a su paso. Nuestra forma de dejarnos destrozar colaborando.

Reconocerse defensora, defensor de los derechos humanos y la paz, vivir en esta sociedad y hacerlo callados, calladas, resulta la peor forma de colaboración. Por la contradicción. Esta forma de pasar los días en viva incoherencia destrozaría a cualquiera. Entonces hablan de la crisis de las izquierdas y una se pregunta ¿qué izquierdas?

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