Crónicas insumisas

Ucrania: ¿éxito o fracaso?

Tica Font

Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

Ucrania 2004, la llamada revolución naranja. En un contexto de desmoronamiento de lo que fue la Unión Soviética y  de debilidad de la Rusia de entonces, el primer ministro ucraniano Yanukovich se enfrenta al candidato opositor Yúshchenko en las elecciones a presidente, en la primera vuelta el primero gana por muy poco al segundo, 39,87% por 39,32%, prácticamente hay empate. Yanukovich, temiendo perder las elecciones llevará a cabo falsificaciones electorales  masivas (el fraude electoral fue ratificado por el Tribunal Supremo); y su opositor, Yúshchenko será envenenado. Los partidarios de Yúshchenko salieron a la calle masivamente, ocuparon la Plaza de la Independencia, llevaron a cabo protestas públicas, huelgas y acciones diversas de no colaboración, llegando a paralizar los órganos de poder y de gobierno.

El Tribunal Supremo de Ucrania resuelve que dada la cantidad de irregularidades electorales, hay que repetir las elecciones. Yanukovich, previendo que las perdería,  consigue que el parlamento reforme la constitución rebajando poderes al presidente en favor del parlamento. A finales del 2004 se repiten las elecciones y gana la presidencia el candidato opositor Yúshchenko, designando como primera ministra a Tymoshenko. Toda la revuelta civil pacífica contra formas autoritarias de gobernar, la corrupción electoral, otras formas de corrupción y demandas democratizadora adoptaron como símbolo el color naranja, por eso se la suele llamar "Revolución Naranja". Las protestas que se llevaron a cabo tenían como estrategia la acción directa noviolenta, un discurso democratizador, liberal y pro-occidental.

El alcance de estas y otras revueltas (revolución de las rosas en Georgia y el derrocamiento de Milosevic en Serbia) similares en el espectro ex-soviético está siendo motivo de estudio académico pero también ha sido estudiado por Putin y los otros líderes de la zona con la intención de tomar medidas preventivas que impidan que pueda tener éxito revueltas civiles pacíficas, directas y noviolentas.

Después del éxito de la revuelta pacifica del 2004, en las diversas elecciones posteriores que han tenido lugar en Ucrania, se han sucedido en los cargos de presidente y primer ministro Timoshenko y Yanukovich. Las últimas elecciones presidenciales, 2009, Yanukovich ganó a Timoshenko, líder del bloque pro-occidental, la cual en el 2012 fue enjuiciada y encarcelada acusada de corrupción, provocando masivas protestas de sus seguidores.

La sociedad ucraniana parece estar dividida entre los partidarios de un acercamiento a formas políticas y económicas occidentales, en concreto a la UE y los partidarios de mantenerse bajo influencia de Rusia. Recordemos que entre 2006 y 2009 los conflictos sobre el precio del gas natural provocaron que durante breves periodos los suministros fueran recortados, provocando escasez en Europa central. Ucrania representa la puerta de entrada de gas ruso hacia Europa.

Yanukovich ha tomado nota de la revuelta exitosa de 2004, ha analizado los éxitos y puntos fuertes de la estrategia pacífica y ha tomado medidas para que, las protestas actuales no triunfen.

A diferencia de lo que ocurrió en 2004 las fuerzas de orden público han actuado con dureza contra los manifestantes; y cuando Yanukovich percibe que la sociedad civil emprende una nueva oleada de protestas contra sus posiciones políticas rápidamente emprende una reforma legislativa que limite las manifestaciones en las calles, que limite la libertad de expresión y de reunión, que penalice fuertemente la participación en manifestaciones así como plantar tiendas de campaña y prohibir fotografiar o filmar las actuaciones policiales. Medidas legislativas similares a las que propone el PP en España con la ley mordaza o de seguridad ciudadana.

El éxito del gobierno ucraniano es desviar el debate hacia la protesta, que las noticias se centren en los acontecimientos callejeros, que se centren en describir a los manifestantes como incívicos y violentos, y que la información transmitida por los medios no hable del conflicto político que enfrenta al gobierno y a la oposición.

La sociedad civil que protesta está llevando a cabo la misma estrategia de acción que en 2004, de carácter pacífico y noviolento. Pero en esta ocasión las condiciones estructurales han cambiado, se han desarrollado nuevas  leyes más represivas, hay menos predisposición al diálogo político de las cuestiones de fondo y más división civil, todo lo cual puede conducir al fracaso de la revuelta.

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