Crónicas insumisas

El encuentro restaurativo, construyendo la paz en Euskadi

Tica Font, Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau

La semana pasada asistí a la presentación del libro Los ojos del otro, que narra la experiencia de encuentros entre víctimas y ex miembros de ETA. A lo largo de catorce encuentros entre 2011 y 2012, una víctima y un ex etarra se sientan frete a frente hablan del dolor que provoca la pérdida de un ser querido, se reconoce el sufrimiento infringido y se habla de un acto, de un crimen cometido que ha arruinado la vida de la víctima. El objetivo no es el de pedir perdón ni tampoco perdonar, puede que ello se produzca, pero no es el objetivo del encuentro, no hablan de política, solamente hablan de heridas personales profundas, del sentido de la vida y de la búsqueda de la paz interior.

Los instrumentos en estos encuentros son dos, la palabra y la escucha, es un proceso de comunicación basado en la reciprocidad y en la humanidad compartida. Muchos de los ex miembros de ETA que han participado en estos encuentros tuvieron que vencer sus miedos, sus sentimientos de culpa, los miedos a sí mismos y el terror a verse delante de una víctima. La victima necesita saber porque pusieron esa bomba o porque mataron a su familiar, necesita saber que sentía al cometer el atentado, necesita conocer detalles, necesita palpar la sinceridad y honestidad en las explicaciones del victimario. La victima en estos encuentros necesita reprochar e informar del sufrimiento y dolor que ha generado a quien lo ha causado.

Estos encuentros restaurativos ayudan a disminuir el estrés postraumático en las víctimas y resulta sanador para ambos. El victimario ex miembro de ETA en estos encuentros asume individualmente su responsabilidad, reconoce delante de la víctima  el daño que ha cometido, el sufrimiento que ha generado y asume las consecuencias de ello. Los victimarios que han participado de esta experiencia han abandonado ETA, han abandonado el grupo y el entorno más cercano en el que siempre se han movido, han abandonado sus amistades y sus apoyos, han abandonado los referentes en los que apoyarse en este proceso.

Los encuentros son voluntarios, no generan impunidad, no tienen efectos sobre la condena, no son instrumentos generalizables ni masivos, no pueden utilizarse políticamente ni contra otros victimarios ni contra otras víctimas. Son encuentros con objetivos puramente personales, íntimos, profundos, liberadores y sanadores, quedan circunscritos a la esfera íntima de las personas que han querido participar. En estos encuentros, en medio del dialogo, explicarse y escucharse mutuamente, mirándose cara a cara, mirándose a los ojos se puede reencontrar la humanidad.

Con estos encuentros que no son jurídicos, políticos o sociales, las víctimas pueden iniciar o cerrar el proceso de duelo, de reconciliación personal y conectar sus necesidades vitales, puede ayudarles a salir del rol de víctima y retomar la libertad de conducir su vida, con el recuerdo de la perdida, pero liberada de ataduras emocionales.

"El día que decidí abandonar la disciplina de ETA me sentí aterrado, pero comprendí que un nuevo horizonte se podía abrir, creyendo solo en mí y en el apoyo de las personas que me quieren".

"He matado a doce personas, lo sé, me siento como un monstruo, pero necesito contribuir de alguna manera a paliar el daño que he ocasionado, y por ello quiero ver a familiares de las personas que he matado".

"Sí, quiero ver al asesino de mi marido, necesito mirarle a los ojos; ahora puedo, he sufrido mucho durante estos años y me he sentido muy sola en esta sociedad, pero ahora creo que tengo fuerzas para verle y hacerle unas cuantas preguntas".

Ningún preso ha obtenido beneficios penitenciarios por participar en éstos encuentros.

A través de estas experiencias podemos renovar nuestra fe en las personas, nuestras esperanzas de verdad, de justicia, de reparación y de no repetición. Todas las actuaciones reparativas representan un instrumento más para aprender a vivir con el legado de un pasado violento.

Más Noticias