Crónicas insumisas

Pueblo Awá, en peligro de extinción.

Tica Font

Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

El pueblo indígena Awá se asienta en unas tierras fronterizas entre Colombia y Ecuador, son un pueblo amerindo que habita a ambos lados de la frontera, aunque el 89% de ellos lo hace en territorio colombiano. Los Awá viven en pequeñas comunidades, distantes unos de otros, en las tierras bajas cultivan alimentos como maíz, plátano, caña, yuca o frijol,  del rio obtienen peces y cangrejos y en las zonas altas y boscosas cazan animales  y obtienen frutas silvestres o hierbas medicinales; alrededor de sus viviendas crían gallinas, pavos o cerdos.

La vida de los awás es muy austera y se lleva a cabo en equilibrio con la naturaleza, no deforestan el bosque, ya que de él obtienen proteína animal, frutos y hierbas medicinales, la proporción de tierras de bosque y cultivable es un 60%- 40% respectivamente y no contaminan las aguas que dan vida. Esta forma de vida en equilibrio con la naturaleza, forma parte de su cultura y de su cosmovisión sobre la vida. La propiedad de la tierra es colectiva, pero la propiedad del subsuelo es del Estado Colombiano, con lo cual el Gobierno puede conceder licencia de explotación minera o petrolera a multinacionales. El Gobierno colombiano, por ley no puede conceder licencias de explotación del subsuelo sin haber realizado una consulta a la comunidad indígena afectada, pero evidentemente dicha consulta no se lleva acabo. Como dicen ellos, el oro no se come, el maíz si se come.

Por desgracia los Awá como tantas otras comunidades viven encima de minerales como oro o petróleo, muy preciado para el mundo occidental. Desde la cosmovisión occidental, la tala de madera, la extracción de minerales, petróleo y otras riquezas representa progreso, desarrollo, riqueza, esta visión es antagónica con aquellos que consideran el bosque como un sistema de reproducción de vida. La cosmovisión occidental se impone a base de la fuerza y de la violencia.

La comunidad awá colombiana sufre la violencia del conflicto armado, tanto por parte de los actores ilegales como de los legales, sufren la violencias de los enfrentamientos entre ambos bandos, han sufrido y sufren desplazamientos forzados, asesinatos selectivos, masacres, reclutamientos forzados y sus tierras han estado sembradas con minas antipersonas.

Personas que no son awas se adentran en sus territorios,  plantan coca y la transforman, lo que conlleva que con regularidad se fumigan sus tierras, sus bosques, sus cultivos de comida, sus casas e incluso su escuela; pretenden eliminar las plantas de coca, pero con ello se fumiga a las personas y sus medios de vida.

Las petroleras o mineras cuando se instalan en sus territorios no respetan los espacios sagrados y a causa de su actividad contaminan sus ríos y acuíferos con petróleo o mercurio, al igual que las empresas madereras talan sus bosques o que las constructoras canalizan las aguas para producir electricidad. Todo ello afecta a la esencia pura de su forma de vida y pone en evidencia el exterminio lento y silencioso al que se están viendo sometidos.

Los awás de manera regular, en aras de salvaguardar su vida y su cultura y ante la presión que sufren, se han ido desplazando hacia territorios cada vez más profundos, pero ya no quedan más territorios a donde desplazarse.

El pueblo Awá ha soportado de manera desproporcionada el impacto del conflicto armado; un conjunto de factores amenazan su derecho a la vida y a la libertad, a la integridad étnica y cultural. Estos factores en vez de mejorar se han profundizado en los últimos años. Los Awá han vivido durante más de 520 años en la región y desde siempre han sufrido saqueos y engaños.  El Estado Colombiano ha reconocido al Pueblo Awa como un pueblo en vías de extinción. Debido a las violaciones de derechos humanos el 17 de marzo del 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares para este pueblo y existen dos autos de la Corte Constitucional Colombiana sobre su situación emitidos en el 2009 y 2011.

A pesar de las denuncias y las investigaciones de diversos organismos, no se ha frenado esta carrera por hacer desaparecer al pueblo indígena Awá y acabar con la impunidad de los hechos perpetrados. "El cualquier lugar del mundo y en cualquier época de la historia, un crimen de esta magnitud, claramente racista y que compromete al Estado y al Gobierno, generaría una reacción nacional y mundial de repudio contra este régimen y contra todos los actores armados que están cometiendo un genocidio en Colombia y un etnocidio contra el Pueblo Awá. Pero en Colombia no pasa nada", denuncia la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca ACIN.

Debemos asegurar un mundo nuevo en donde eso no pase.

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