Crónicas insumisas

Ucrania, un rayo de esperanza.

Tica Font

Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz y miembro del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.

Hace muy pocos días en Ginebra Estados Unidos, La Unión Europea, Rusia, el Gobierno de Ucrania, llegaron a unos acuerdos. En la base de estos acuerdos está que nadie quiere una guerra, la población europea no quiere que haya una guerra, todavía tenemos en el imaginario la segunda guerra mundial y la guerra de desmembración de la Yugoslavia. Ucrania estaba encaminada a seguir estos pasos, enredarse en una guerra civil, romper el territorio y separarse en dos comunidades con proyectos políticos diferenciados.

El primer paso importante es que los países implicados UE, EEUU y Rusia han manifestado que no quieren fomentar la guerra civil y que están dispuestos a rebajar la tensión entre las distintas opciones políticas. Es esencial que los países con intereses en este conflicto no quieran que acabe en guerra civil, que no quieran que la destrucción,  la masacre y el uso de la fuerza determinen el nuevo escenario de salida de la crisis, es un paso positivo.

Los acuerdos de Ginebra están encaminados en esta dirección, se ha acordado desarmar a los grupos insurgentes, que los grupos armados abandonen los edificios que han tomado y el gobierno amnistíe a todos aquellos que participaron en los desórdenes públicos. Estas medidas están encaminadas a volver al orden que supone la aceptación de la ley. Pero es evidente que el "orden" actual no resulta convincente para un sector amplio de la sociedad. En esta dirección se encamina el otro acuerdo de Ginebra, la reforma de la constitución, una reforma en sentido federalista, que suponga que cada región disponga de una gran autonomía administrativa y legislativa, al mismo tiempo que se reconozca la oficialidad de la lengua rusa.

Construir una federación de estados ucranianos, va a ser el reto mayor, cuando los tambores sonaban a guerra, hacer propuestas inclusivas, transparentes, integradoras, respetuosas o multipolticas queda bien, suena bien, pero no será un camino fácil, el camino es largo, el proceso difícil y posiblemente tortuoso. Los países que van a tutelar este proceso federalista no sabemos cómo se van a comportar, no está claro que no sigan apoyando, de una manera menos belicosa, menos dura militarmente hablando, sus propios intereses geoestrateticos. En definitiva el éxito de este proceso de transformar Ucrania en un estado federal no está en manos solamente de los ucranianos.

Algunos politólogos europeos no confían en Putin, consideran que los acuerdos de Ginebra simplemente son una manera de ganar tiempo, que su intención es que Ucrania, entera o partida, acabe pidiendo formar parte de Rusia, sin que se produzca una guerra civil. Los gobiernos europeos están preocupados por el transito del gas ruso a través de ucrania, pero también están interesados en que el país y la población apuesten por un acercamiento o aspiración a las formas de vida y de gobierno europeas.

Tanto Putin como la UE intentaran comprar voluntades a su favor, de momento Rusia ha concedido pasaporte y nacionalidad rusa a todos aquellos que hablen ruso y hayan vivido un tiempo en Rusia, está hablando de rehabilitar a tártaros y otras minorías reprimidas depuradas durante el estalinismo y planea inyectar dinero para mejorar la vida de ciudadanos de Crimea. Por su parte la UE pagará la factura de gas ucraniano, el gobierno subvenciona el consumo de gas, es decir lo cobra más barato de lo que cuesta, con lo cual su factura con Rusia cada vez es más elevada. La UE pagará la factura e impulsará una política de inversiones en los territorios afines.

No seamos ingenuos, los intereses geoestratégicos son fuertes, la batalla continua, aunque la batalla no sea militar o no se canalice mediante el uso de la fuerza. Esperemos que no sea la población la que tenga que pagar los platos rotos.

 

Más Noticias