Crónicas insumisas

Negociaciones con ELN, ¿será una paz de segunda?

Tica Font, Directora del Instituto Catalán Internacional por la Paz

A primeros de febrero se iniciaron las negociaciones entre el Gobierno Colombiano y el ELN, llevan poco tiempo de conversaciones y todavía no se ha hecho público que hayan llegado a algún acuerdo. En medio de estas negociaciones ha continuado la lucha armada, tanto las fuerzas del estado como los guerrilleros del ELN han llevado a cabo actos con víctimas mortales. De momento estos actos de combate no han comportado un cese de los diálogos y las negociaciones, actitud que hay que valorar positivamente por ambas partes.

En algún momento habrá que dar el paso del anuncio del alto el fuego, el algún momento habrá que parar las acciones violentas contra la población civil, incluyendo los secuestros. Seguir en la lucha armada y negociar no puede compaginarse durante mucho tiempo, no es sostenible. Continuar con el combate, pensar que el uso de la fuerza armada puede ofrecer ventaja negociadora, es una mala estrategia negociadora, es una mala opción que no ayuda al ELN en sus negociaciones y no les ayuda a incrementar su aceptación o popularidad por parte de la sociedad civil.

Por desgracia para el ELN, los acuerdos con las FARC y su implementación están resultando mediáticos, los medios de comunicación están cubriendo la desmovilización de las FARC, el proceso de aprobación de las leyes que inician la puesta en marcha de los acuerdos o el diseño de los tribunales especiales. Querámoslo o no, es inevitable que la atención mediática se centre en los acuerdos con las FARC, tanto la sociedad colombiana como desde el exterior, tanto las instituciones como los organismos públicos o privados se centran en observar el día a día del proceso de implementación, las dificultades que hay o los retrasos o los incidentes. Es un hecho que las negociaciones con el ELN no levantan el interés mediático que han generado las negociaciones con las FARC.

Querámoslo o no, las negociaciones con el ELN no comportaran la puesta en marcha de otros tribunales especiales, no comportaran la creación de otra Comisión de la Verdad, no comportaran que se cree un nuevo museo histórico de lo que pasó ni propiciará que se escriban más relatos o memorias de lo acontecido en el país.

Es por todo ello que hay que asumir que estas negociaciones no pueden alargarse mucho en el tiempo, el ELN no puede quedarse fuera del proceso que se ha abierto en el país, la sociedad no los esperará, son ellos los que van a tener que subirse a un tren que ya está en marcha. No tendría sentido, sería una oportunidad perdida que esta negociación acabe cuando ya han trascurrido algunos años del fin de las FARC, ya que se arriesgan a que sus acuerdos representen una paz de segunda, una paz con poca relevancia política y social.

El otro elemento que resulta difícil de encajar y al que el ELN ha concedido mucha importancia es el de la participación de la sociedad civil, así se manifiesta en la agenda de negociación en el punto de "democracia para la paz", un punto muy relevante. Todavía no se conoce cuál va a ser el modelo que se establezca para canalizar la participación de la sociedad civil y en qué aspectos van a ser relevantes las propuestas que haga la sociedad civil.

Esta apuesta de participación puede ser una mina en los los propios pies del ELN.

Los movimientos sociales, las organizaciones sociales en estos momentos de transición por los que pasa el país tienen que ocupar el espacio que les corresponde, es necesario que los partidos políticos, el gobierno y los empresarios acepten el papel que tienen los movimientos sociales en una sociedad democrática, tienen que aceptar las discrepancias, la autonomía de la sociedad en confeccionar una agenda reivindicativa propia, tienen que aceptar su legitimidad como actores políticos y su independencia de cualquier partido. Los partidos tienen que aceptar que los movimientos sociales no son un instrumento electoral y no tienen que intentar cooptarlos o representará su muerte como movimiento.

En este sentido el ELN va a tener que afinar mucho en el diseño de la participación social, que sociedad es la que ha de participar y para que temáticas es necesaria su opinión y participación.

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