Pere Ortega, Centre Delàs d'Estudis per la Pau
Desde 2018 el Estado español ha funcionado con un presupuesto prorrogado y aprobado por el entonces gobierno del Partido Popular, finalmente, el nuevo gobierno de coalición entre PSOE y Unidas-Podemos ha presentado un nuevo presupuesto para el año 2021para su aprobación en el Congreso de Diputados.
Un presupuesto consolidado que alcanza la cifra de 550.486 millones de euros, sin las operaciones financieras de 416.498 millones, nada menos que un 19,4% más que el de 2020. Este importante incremento es debido, por un lado, a la inyección de 27.000 millones que la Unión Europea remitirá a España en 2021 como adelanto de los 140.000 asignados a nuestro país para hacer frente a la pandemia del Covid-19; y, por otra parte, porque se prevé algunas subidas de impuestos (de capital, IRPF, IVA, al diésel y la tasa Tobin). Sin duda un optimismo que no parece tener en cuenta la enorme crisis producida por la pandemia del Coronavirus y que no vislumbra una salida tan halagüeña como presenta ese crecimiento espectacular que presenta el borrador del presupuesto de 2021. Aunque, cierto es, que las propuestas del Gobierno, en su mayor parte, van destinadas a gasto social e inversiones para crear empleo, y, en ese sentido, hay que celebrar la voluntad de cambiar el pesimismo que hoy invade a la sociedad española y se hagan propuestas de incrementar de manera tan importante el gasto social.
Pero esas alegrías en el ámbito de las coberturas de las políticas sociales y de impulso al empleo tienen en el ámbito militar su lado más negativo, pues el presupuesto del Ministerio de Defensa consolidado (que incluye Organismos Autónomos, el Centro Nacional de Inteligencia y transferencias), crece en 664 millones, un 6,5% respecto a 2020 y alcanza la cifra de 10.863 millones. Y si se tienen en cuenta las partidas repartidas entre otros ministerios de carácter militar se alcanzan un aumento del 10,3%. Y esto es una mala noticia, porque la mayor parte de ese aumento se destina a promover nuevos Programas Especiales de Armamentos (PEA). Una parte, 676,5 millones a las empresas en base a créditos en I+D militar para desarrollar nuevas armas. Y otra aún más elevada, 3.266 millones de los cuales, 2.342 son para pagar la adquisición de esas mismas armas. Unos PEA que fueron aprobados durante el Gobierno del PSOE antes de su coalición con Unidas-Podemos que alcanzan casi 14.000 millones en su desarrollo durante los próximos diez años. Unas inversiones que en Defensa aumentan un 20,4%, con respecto al año 2020.
En el análisis del presupuesto de Defensa, no sólo se deben incluir los créditos del Ministerio de Defensa y sus organismos autónomos, sino que también se deben añadir todas aquellas partidas que están repartidas por otros ministerios, algo que aconsejan organismos tan dispares como la OTAN y un centro de estudios sobre la paz, el SIPRI. Algo que es ineludible para saber con exactitud el gasto militar real que realiza cualquier país. En España, además, se debe incluir la diferencia entre el gasto inicial cuando se aprueba el presupuesto en el Congreso de Diputados y el gasto liquidado al finalizar el año y que este año 2020, según Hacienda, será de 933 millones más que los aprobados inicialmente, la mayor parte de los cuales son para sufragar las misiones militares en el exterior, partida que está infravalorada y que todos los años hay que suplementar. Una fórmula para amagar el gasto real de esas misiones que este año de 2020, según Defensa, ascenderá a 1.180 millones €. Lo cual nos induce a hacer la media de los últimos cinco años e incluir la cifra resultante.
Además, hay que añadir la parte proporcional de los intereses de la deuda, pues si el Gobierno se endeuda para hacer inversiones en armamentos e infraestructuras militares, es de recibo que la parte proporcional que corresponde a Defensa se incluya como gasto militar. Entonces el presupuesto final de Defensa aumenta un 9,4% y alcanza la colosal cifra de 21.618 millones €, que supone un 1,8% del PIB español. Algo que representa que diariamente España gasta 59 millones en defensa y que la ciudadanía contribuye con 456 euros anuales de su bolsillo para financiar las fuerzas armadas.
Un enorme dispendio de gasto que no se justifica por las amenazas militares que se ciernen sobre España, pues éstas no prevén ningún ataque exterior, ni guerra en que ni España ni la UE se puedan ver envueltas. Entonces, ¿Por qué ese colosal gasto en armas que acabaran su vida útil sin haber cumplido ninguna función que justifique su adquisición? Pues, falso es que salvaguarda y crea puestos de trabajo y ayuda a relanzar la economía, cuando numerosos estudios empíricos demuestran que cualquier inversión militar es mucho más rentable en el ámbito civil.
En el ámbito militar este presupuesto no tiene nada de social ni progresista.
Comentarios
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